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viernes, noviembre 24, 2017

Cuando tu hijo sientes celos del bebé


La llegada de un nuevo bebé a la casa trae un sinfín de situaciones nuevas, para la madre las 24 horas del día son insuficientes para atender al nuevo chiquillo, aunque el padre, la abuela, la niñera o una ayudante den una mano. Y cuando hay otros hermanitos… el tema de los celos se pone a la orden del día.
Al respecto una madre desesperada me pregunta: “Lo que pasa que desde que tuve a mi segunda hija, mi hija mayor de tan sólo 5 años ha tenido muchos cambios conmigo: me tira las cosas, no me hace caso, le hace maldad a la bebé y lo peor de todo es que mi mamá la apoya. No sé qué hacer doctora, ayúdeme por favor”. 
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miércoles, abril 19, 2017

¿Qué hago para ser feliz?




Siempre he tenido una consigna, aquí, a este mundo vinimos a ser felices. No entiendo esa oración que reza: …en este valle de lágrimas…, la percibo como una condena de la que no tenemos escapatoria. Y por supuesto que  la tenemos, que cada uno es responsable de lo que piensa, siente y de la manera como actúa y a partir de allí soy el garante, el arquitecto de la felicidad o la infelicidad que me construyo.

Qué puedo hacer para ser feliz, tengo todo lo que cualquier mortal quisiera, pero nada me hace feliz me preguntó Inés, una consultante mayor que acababa de llegar de la India.  

Inés a todos no nos hace feliz lo mismo,  no obstante, puedo decirte que si haces estas tres cosas estarán construyendo el camino a la felicidad, pues recuerda lo que dijo Rumi,  el poeta místico musulmán  “la felicidad no es una estación a la cual se llega, sino la manera de viajar”. 

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jueves, diciembre 08, 2016

¿EL FRÍO CONVOCA LA DEPRESIÓN?


En los países donde existen estaciones las tasas de suicidio aumentan en las épocas de frió e incluso en aquellos donde no existen, ante  la ausencia de los rayos solares la depresión se apodera de los individuos.
El clima indudablemente afecta el estado de ánimo, pues  perturba nuestra bioquímica. ¿Y por qué  el frio y la ausencia de los rayos solares dispara la depresión?, porque se baja el nivel de serotonina en el  cuerpo y el nivel de felicidad, pues contamos con menos endorfinas. Además se incrementa el dolor en las articulaciones, los estudios evidencian que los rayos ultravioleta además de  activar la actividad de los neurotransmisores cerebrales,  serenan el dolor,  movilizando los receptores opioides, de la misma forma que los analgésicos, la heroína y la morfina.
De otro lado,  la baja de la bioquímica en el cuerpo también podría deberse a  un anclaje visual, auditivo o sensorial  relacionado con la lluvia o el contexto que trae la temporada fría...
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domingo, septiembre 18, 2016

¡No te doy consejos ni tomo decisiones por ti!


El rostro de Rodrigo lo decía todo. Había contraído nupcias apenas unos pocos meses atrás y los temas que no se habían resuelto en el noviazgo estaban ahora haciendo de las suyas. ¿Qué ingenuo pensamiento nos lleva a creer que cuando nos casemos o cuando venga un hijo las cosas van a mejorar?

Rodrigo llevaba saliendo con Natalia 15 años, se conocían suficiente. Él prácticamente vivía en la casa de ella, mejor dicho de sus padres. En todo ese tiempo se habían ido ajustando el uno al otro y los temas de sombra se habían puesto sobre la mesa: Ella una celosa empedernida y él un alcohólico. Natalia saca su celotipia a bailar cuando alguna chica está rondando a su hombre y él como todo alcohólico, no tiene que beber todos los días para prefigurarse como tal, no puede arrimarse a una tapa de licor, ni siquiera a un confite de anís, pues esa minúscula cantidad de alcohol es suficiente para disparar la bioquímica interna de un alcohólico, ¡es que no puedes parar!, por más voluntad que pongas, ¡tu cuerpo te pide más! Allí arranca todo, él se pasa de copas, deja de ser tímido, se pone expansivo, relajado, risueño, mira las chicas, ellas le retribuyen, Natalia se para en el pelo y se muere de celos, piensa que él la va a dejar de amar, que lo va a perder.

sábado, diciembre 12, 2015

Cuatro gestos para ser feliz, últimos hallazgos en neurociencia







¿Escéptico del 'coaching'? Estas claves apelan a su cerebro. Un abrazo largo libera endorfinas

Con la moda del coaching y de la psicología positiva han entrado en circulación recetas prácticas que prometen hacernos sentir mejor y convertirnos en personas más felices. Aunque son procedimientos sencillos y no por ello menos eficaces, algunos escépticos desconfían de estas teorías relacionadas con el comportamiento y piden “más ciencia”. Pues bien: resulta que para ellos también existen algunos rituales con los que amplificar ese sentimiento subjetivo de bienestar que llamamos felicidad, ya que sus argumentos están amparados por la neurociencia.

En el libro The Upward Spiral, el neurocientífico e investigador Alex Korb aborda la depresión desde la neurología aplicada a la vida cotidiana, una perspectiva muy diferente de la que estamos acostumbrados. Su teoría parte de todos esos entresijos e intercambios químicos que tienen lugar entre neuronas y neurotransmisores y que a los demás nos suenan demasiado científicos como para asimilarlos tan fácilmente. Pero el propósito de este profesor de la Universidad de California (UCLA), en EE UU, es el de hacernos entender cómo, con pequeños cambios, podemos influir en nuestro estado de ánimo. El autor habla de crear una “espiral ascendente” con la que ir generando cambios positivos que nos alejen de esa actitud negativa que nosotros producimos y que nos conduce hacia la tristeza y el malestar. Para conseguirlo, Korb relaciona cuatro rituales:

Preocuparse es bueno

Don’t worry… Be happy, la famosa canción de Bobby McFerrin. no se corresponde a la realidad, según Korb. Preocuparse no es malo ni nos aleja de la felicidad. El neurocientífico explica cómo las emociones negativas activan zonas similares en el cerebro. Sentimientos tan dispares como el orgullo, la vergüenza o la culpa tienen consecuencias similares a nivel neurológico y, consecuentemente, anímico. No sucede así, en cambio, con la preocupación, cuyas consecuencias son menos perniciosas en la medida en que el cerebro entiende que estamos en el proceso de dar solución a nuestros problemas. Según el investigador, “preocuparse alivia el sistema límbico al aumentar la actividad de la corteza prefrontal y disminuir la de la amígdala; sentir esta ansiedad significa que estás haciendo algo al respecto, que es mejor que no hacer nada”. Desde la psicología social también se habla en este caso de resolver favorablemente una disonancia cognitiva. Según esta teoría, elaborada por el psicólogo Leon Festinger, aceptamos de buen grado una solución que a priori parece negativa para nosotros con tal de ser congruentes con nuestras propias decisiones: “El malestar de la preocupación lo convierto en una suerte de responsabilidad y autocontrol que me hace sentir bien”.

1. Hacer una lista de cosas por las que nos sentimos agradecidos

Sentirse mal es una tendencia, pero darle la vuelta a la tortilla es tan sencillo como preguntarse: “¿Por qué cosas me siento agradecido?”. Al hacerlo, Korb asegura que se consigue aumentar la densidad de las neuronas y la inteligencia emocional, lo cual ayuda a mejorar las relaciones personales. Pero además, y muy importante, incrementa la presencia y actividad de la serotonina y de la dopamina –sustancias involucradas tanto en la motivación como en la sensación de placer y felicidad– en los centros de recompensa del cerebro. Pero el investigador de la UCLA no ha sido el único en buscar maneras de aumentar los niveles de estas prescindiendo de medicamentos. Actualmente existen teorías que relacionan su presencia en el cerebro con nuestra alimentación. Sin ir más lejos, se ha demostrado que la cerveza es una liberadora natural de dopamina. Lo descubrieron en un estudioneurofarmacológico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana. Su director, el profesor de Neurología David A. Kareken, comprobó que un solo trago de esta bebida aumenta la producción de este neurotransmisor.

2. Identificar la emoción

Darle nombre e incluso etiquetar lo que sentimos ayuda mucho más que reprimirse o disimular fingiendo que nada sucede. En este último caso quizá consigamos engañar a alguien, aunque no lograremos aplacar nuestro hiperexcitado sistema límbico (el encargado de regular las emociones). Verbalizar las inquietudes mediante categorías o metáforas produce unos cambios mucho más significativos en nuestro cerebro: “Reconocerlas conscientemente reduce su impacto”, explica Kevin N. Ochsner, neurocientífico de la Universidad de Columbia. Por otra parte, Moria J. Smoski, del Centro Médico de la Universidad de Duke, realizó una investigación junto a un grupo de colaboradores en el que sometieron a resonancias magnéticas a varios individuos para estudiar su actividad cerebral; los resultados arrojaron que los desórdenes del ánimo se reflejaban en alteraciones de la actividad del sistema límbico. Al igual que Ochsner, encontraron que la aceptación de las emociones ayuda a regular su efecto negativo. Esta es una de las razones por las que esta práctica se utiliza con éxito en el tratamiento de la depresión con psicoterapia.
3. Tomar decisiones

Tomar decisiones y establecer objetivos activa un mismo circuito cerebral dentro de la corteza prefrontal, y lo hace de forma positiva, reduciendo la ansiedad y el estrés

Cuando decidimos algo, cerramos un episodio angustioso de incertidumbres y miedo al posible fracaso vinculado a la opción que vayamos a tomar: apostamos por una carta y estamos dispuestos a asumir las consecuencias. Eso en el plano mental. En el cerebral, tomar decisiones y establecer objetivos activa, según el neurocientífico, un mismo circuito cerebral dentro de la corteza prefrontal, y lo hace de forma positiva, reduciendo la ansiedad y el estrés. Pero hagamos un inciso: decidir no es siempre triunfar. Como bien ha indicado el eminente profesor de Psicología Positiva de Harvard Tal Ben-Shahar, “la perfección es la enemiga de la felicidad”. Bastará con tomar decisiones lo suficientemente buenas. Para ello, nada como entrenarse en meditación: en el año 2014, la revistaPsychological Science ya publicó los beneficios de esta práctica a partir de las investigaciones de Andrew C. Hafenbrack.

Este doctor, experto en Psicología de las Organizaciones, realizó unainvestigación en la Universidad de Singapur por medio de la cual descubrió que 15 minutos de meditación o mindfulness diario contribuye a tomar mejores resoluciones, en la medida en que se considera la información disponible en el momento presente. “Elmindfulness da tiempo al cuerpo estriado y a la corteza prefrontal para tomar la mejor decisión neuroeconómica o la más inteligente para la salud y el bienestar a largo plazo”, apostilla.
4. Abrazar sin pudor

En la edad adulta perdemos la costumbre infantil de abrazar a otra persona, y con ello prescindimos también de uno de los ejercicios más simples de la vida con los que secretaremos hormonas implicadas en combatir el dolor, como la oxitocina. El contacto físico con otras personas es más importante de lo que podamos pensar. Un abrazo largo y sentido nos dará sensación de bienestar y nos hará sentir queridos y a salvo, en parte por la liberación de endorfinas y dopamina. Pero además, ayuda a mejorar el sistema inmunológico. Esto se ha comprobado empíricamente. Sheldon Cohen, profesor de Psicología y director del laboratorio del estudio de Estrés, Inmunidad y Enfermedad de la universidad americana Carnegie Mellon (Pensilvania, EE UU), analizó el efecto de estas muestras de afecto en 404 personas. Los resultados de su investigación, publicada enPsychological Science hace unos meses, sugieren, según sus propias palabras, que “sentir un abrazo de alguien en quien confiamos es una manera efectiva de reducir el estrés, y que aquellos que reciben más abrazos están de algún modo más protegidos frente a las infecciones”.


PATRICIA PEYRÓ JIMÉN
EZ 

jueves, septiembre 03, 2015

Me doy permiso para vivir este duelo



“El duelo es algo bueno. Es la forma de ir a través de las transiciones de la vida” (Rick Warren).

El duelo es una respuesta normal y saludable ante una pérdida, es una de las experiencias más normales que tenemos en el curso de nuestra vida, éste describe las emociones que sentimos cuando perdemos a alguien o algo importante para nosotros. Las personas podemos vivir un duelo por varios motivos, por ejemplo:

· La muerte de un ser querido, incluidas las mascotas.

· El divorcio o cambios en las relaciones, incluidas las amistades.

· Cambios en nuestra salud o en la salud de un ser querido.

· Pérdida de un trabajo o cambios en la estabilidad financiera.

· Cambios en la forma de vida, como los que ocurren durante la jubilación o cuando se muda a un lugar nuevo.

La elaboración del duelo, es un proceso largo, lento y doloroso cuya magnitud dependerá en gran parte de la dimensión de lo perdido y de las características peculiares de cada persona. Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y experimentar el sufrimiento y la frustración por su ausencia, podemos identificar que ha terminado cuando ya somos capaces de recordar lo perdido sintiendo poco o ningún dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin lo que ya no está, cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en nuestro presente y en lo que tenemos a nuestro alrededor.

Nuestra vida está sometida al devenir de personas, cosas y situaciones variables, vivir, de alguna manera, es ganar y perder, gozar y sufrir. La experiencia del duelo, siempre vendrá acompañada del dolor, éste se relaciona invariablemente con una pérdida, una decepción o desilusión. Estas pérdidas o decepciones conllevan unas fases de tristeza, rabia y negación hasta la aceptación de la pérdida, pueden repercutir en nuestras vidas durante mucho tiempo. Este afrontamiento de la pérdida es complejo y emotivo, es importante que no lo minimicemos, pues de hacerlo y no elaborarlo, las consecuencias son negativas en nuestra salud, aparecen somatizaciones y diversos trastornos físicos y psíquicos, a los cuales muchas veces no encontramos su origen. Los duelos pueden ser mayores y masivos, como la muerte de un ser cercano y querido, la pérdida de trabajo o una enfermedad catastrófica, situaciones que tienen una gran carga afectiva, económica, social y de estrés. La pérdida de una pieza dental, un choque a nuestro automóvil o la pérdida de un objeto muy querido también pueden ser motivo para estar en duelo.

El duelo puede incluir tanto síntomas físicos como emocionales.

Emocionales: Ira, ansiedad y ataques de pánico, culpa, confusión, negación, desorganización, miedo, irritabilidad, soledad, aturdimiento, tristeza, shock.

Físicos: Episodios de llanto, diarrea, mareos, latidos cardíacos rápidos, sentir un nudo en la garganta, dolores de cabeza, hiperventilación, falta de apetito, problemas para dormir, cansancio, opresión en el pecho, pérdida o aumento de peso.

Es importante tener presente que, los síntomas del duelo y los síntomas de la depresión son muy similares. Si bien es normal sentirse triste después de una pérdida, los sentimientos asociados con el duelo deberían ser temporales. Pero si transcurrido un tiempo no empieza a sentirse mejor, sus sentimientos comienzan a perturbar su vida diaria o si está comenzando a pensar en hacerse daño o en hacer daño a otras personas, hable con su médico de familia, éstos pueden ser signos de depresión. Su médico de familia puede ayudarlo a tratar la depresión, de modo que pueda comenzar a sentirse mejor.

La duración de un duelo es distinta en cada persona, probablemente comenzará a sentirse mejor dentro de las 6 a 8 semanas. El proceso completo puede durar entre 6 meses y 4 años. Si siente que tiene problemas para manejar sus emociones, pida ayuda. Entre las personas que pueden ayudarlo se incluyen los amigos, la familia, un religioso, un consejero o terapeuta, los grupos de apoyo y su médico de familia.

Cuando la persona comienza a mejorar es posible que comience a sentirse mejor de a poco. Por ejemplo, comenzará a darse cuenta de que es un poco más fácil levantarse por la mañana o quizá tenga pequeñas ráfagas de energía. Este es el momento en el que comienza a reorganizar su vida en torno a su pérdida o sin su ser querido. Durante este tiempo, es posible que sienta que está atravesando una serie de altibajos. Es posible que se sienta mejor un día, pero peor al día siguiente. Esto es normal.

· No existe una forma “adecuada” de llevar o vivir el duelo. Cada persona es diferente. Tómese un tiempo para experimentar su pérdida a su manera, pero recuerde cuidarse:

· Hable de cómo se siente con otras personas.

· Intente mantenerse al día con sus tareas diarias, así no se siente abrumado.

· Duerma bastante, siga una dieta bien equilibrada y haga ejercicio en forma regular.

· Evite el alcohol. El alcohol puede hacerlo sentir más deprimido.

· Vuelva a su rutina normal tan pronto como pueda.

· Evite tomar decisiones importantes de inmediato.

· Permítase llorar, sentirse aturdido, enojarse o sentirse del modo que se siente.

· Pida ayuda a un profesional si la necesita.

martes, junio 16, 2015

Las cosas que te preocupan, nos preocupan a todos



El arte en cualquiera de sus manifestaciones: la música, la pintura, la escultura, el baile, la poesía, el cine… constituye una herramienta estupenda para dar sentido, para cambiar de polaridad, para permitir que el hemisferio derecho salga a escena y que esa parte creativa, lúdica, imaginativa, sin límites en el ser, se exprese. Es útil en todas las edades: adultos mayores, grandes y chicos. El arte es un canal para vaciarnos, para comunicar, para exorcizar demonios.

El poder psicoterapéutico de todas las modalidades es ampliamente conocido. Y como puedes ver las posibilidades son amplias, tu como agente activo y creador o incluso como agente pasivo, realizando la conexión a través de tus neuronas espejos, como sucede cuando te involucras en la expresión creativa de otro, a través del cine y la lectura de un libro.

El resultado de un proceso creativo propio o de otros puede apoyarte a salir de una crisis, lanzarte a tomar una decisión, cambiar de paradigmas, comportamientos y hasta estilo de vida.

¿Estás involucrado en una relación dañina? Qué tal si te atreves a aproximarte al film de Lciar Bollain “te doy mis ojos”. ¿Temes vivir tu sexualidad de manera libre y desprejuiciada? Mira “Begginers” de Mike Mills. Y qué tal la cura de Yalom. Un documental de Sabine Giggier sobre la vida de Irvin Yalom para enfrentar una crisis existencial.

La forma de sacar el máximo provecho a la experiencia es ir acompañado de otra persona, alguien con quien puedas conversar, compartir y ampliar lo que viste en la película. Todos tenemos una historia personal y desde nuestra orilla particular y única leemos el mundo. Vas a la película con una “intención”, ello te ayudara a adquirir habilidades emocionales, tomar decisiones, a poner límites, a tramitar un duelo, a paliar con la ansiedad.

El reto: ¿de qué manera creativa deseas expresarte?, ¿cuál es la manifestación artística que te engancha, te conecta, te pone alas y te permite volar?, ¡vamos, a la acción!


Ps. Luz Marina Hoyos Duque 

jueves, octubre 23, 2014

10 decisiones de las cuales te arrepentirás en 10 años


No caigas en la trampa de mantener una mentalidad débil y vivir tu vida sin pasión, propósito o dedicación.

La frase “Si sólo…” es para los que tienen más miedo que fe, y que dan más importancia a las excusas que a las bendiciones del presente. Una decisión puede convertirse en un hábito y los hábitos que formas crean tu realidad.

Aquí hay diez opciones que son significativas. Aprende a ser consciente de las decisiones que tomes para que puedas hacer lo mejor para tu vida:

1. Usar una máscara para impresionar a los demás.

Si la cara que siempre muestras al mundo es una máscara, algún día no habrá nada debajo de ella. Porque, cuando pasas mucho tiempo concentrándote en la percepción que los demás tienen de ti o que todo el mundo quiere que seas, en algún momento olvidarás quién eres en realidad. Así que no temas a los juicios de los demás, tú sabes en tu corazón quién eres y lo que es verdad para ti. No tienes que ser perfecto para impresionar e inspirar a la gente. Impresiónalos e inspíralos por tu forma de lidiar con tus imperfecciones.


2. Permitir que otra persona decida tus sueños.

El mayor reto en la vida es descubrir quién eres; el segundo más grande es ser feliz con lo que encuentres. Una gran parte de esto es tu decisión de permanecer fiel a tus propias metas y sueños. ¿Hay personas que no están de acuerdo contigo? Bien. Significa que estás arraigado y caminas por tu propio camino. A veces, vas a hacer cosas consideradas una locura por los demás, pero cuando te encuentres perdiendo la noción del tiempo porque estás entusiasmado, es cuando sabrás que está haciendo lo correcto.

3. Mantener compañías negativas.

No dejes que alguien que tiene una mala actitud te afecte. No pueden apretar el gatillo si no les entregas el arma. Al recordar que mantener compañía de gente negativa es una opción, en lugar de una obligación, te liberas y pasas a tener la compañía de la compasión en vez de la ira, la generosidad en lugar de la codicia y la paciencia en lugar de la ansiedad.

4. Ser egoísta y egocéntrico.

Una vida llena de actos de amor y buen carácter es el mejor recuerdo. Aquellos a los que has inspirado y con quienes compartiste tu amor, te recordarán cómo los hiciste sentir hasta mucho después de que ya no existas. Así que talla tu nombre en los corazones y no en la piedra. Lo que has hecho por ti muere contigo, lo que has hecho por otros y el mundo, permanece.

5. Evitar el cambio y el crecimiento.

Si quieres conocer tu pasado, mira tus condiciones actuales. Si quieres conocer tu futuro, mira tus acciones actuales. Debes dejar de lado lo viejo para dar paso a lo nuevo, la vieja manera se ha ido para nunca más volver. Si reconoces esto ahora mismo y tomas medidas para hacerle frente, te posicionarás para el éxito duradero.

6. Renunciar cuando las cosas se ponen difíciles.

No hay fracasos, sólo resultados. Incluso si las cosas no se desarrollan de la manera que esperabas, no te desanimes ni te rindas. Aprende lo que puedas y sigue adelante. El que sigue avanzando un paso a la vez va a ganar al final. Es un proceso que se produce con pequeños pasos, decisiones y acciones que poco a poco se acumulan unas sobre otras y, finalmente, conducen a ese glorioso momento de triunfo.

7. Tratar de controlar cada pequeña cosa.

La vida debería ser tocada, no estrangulada. A veces, tienes que relajarte y dejar que la vida pase sin preocupaciones incesantes. Aprende a dejar ir antes de apretar demasiado. Respira profundo. Cuando el polvo se asiente y puedas volver a ver el bosque, da el siguiente paso hacia adelante. No tienes que saber exactamente adónde vas. Todo en la vida está en perfecto orden, tanto si lo entiendes como si no. Solo se necesita un poco de tiempo para conectar todos los puntos.

8. Conformarte con menos de lo que mereces.

Sé lo suficientemente fuerte como para dejar ir y lo suficientemente sabio como para esperar lo que te mereces. A veces, tienes que ser derribado más bajo que nunca para levantarte más alto de lo que jamás estuviste. A veces, tus ojos deben ser lavados por las lágrimas para que puedas ver las posibilidades en frente con una visión más clara. No te conformes.

9. Esperar hasta mañana.

El problema es que siempre piensas que tienes más tiempo de lo que tienes. Pero un día te despertarás y no habrá más tiempo para trabajar en las cosas que siempre has querido hacer. Y en ese momento, o habrás alcanzado los objetivos que has establecido para ti mismo, o tendrás una lista de excusas de porqué no lo has hecho.

10. Ser perezoso y endeble.

El mundo no te debe nada, tú le debes algo al mundo. Así que deja de soñar despierto y empieza a hacer. Toma toda la responsabilidad de tu vida, toma el mando. Eres importante y te necesitan. Es demasiado tarde para sentarte y esperar a que alguien haga algo algún día. Algún día es hoy, el alguien que necesita el mundo eres TÚ.

Fuente: http://www.upsocl.com/

domingo, diciembre 22, 2013

¿ Podemos enseñar a los niños a tomar decisiones ?


La toma de decisiones es uno de los aspectos más trascendentales de la vida. Una tarea complicada cuyas consecuencias se deben afrontar con madurez y optimismo, pues no siempre resultan como deseamos.

A diario nos enfrentamos a una constante toma de decisiones, diversas alternativas se presentan ante nosotros obligándonos a optar por unas u otras, en la mayoría de las ocasiones sin garantizarnos una correcta elección.

Equivocarnos, o simplemente decantarnos por una de las opciones, nos deja con la incertidumbre de qué hubiera sucedido si hubiéramos escogido la opción excluida o experimentando la frustración del error cometido, en caso de fracasar en nuestra decisión. Por todo ello debemos estar preparados para afrontar las consecuencias de nuestras elecciones, dispuestos a asimilar cualquier resultado por nefasto que sea. Y ésta es una ardua tarea para la que debemos entrenarnos desde bien temprano, de ahí la importancia de trabajar la toma de decisiones en la infancia.

Podemos aprender a decidir, debemos ser libres para elegir y maduros/as para asumir los resultados de nuestras decisiones, y este aprendizaje se debe iniciar en la infancia.

Los padres deben preparar a los hijos para ser autónomos, enseñarles la libertad de decidir y fomentar en ellos la seguridad para afrontar las consecuencias de lo que elijan. Esta es una tarea que requiere esfuerzo, dedicación y constancia, pues a medida que los hijos y las hijas van creciendo también lo hacen sus responsabilidades y de la mano de éstas la necesidad de tomar decisiones.


ENSEÑANDO A NIÑOS Y NIÑAS TOMAR DECISIONES:

La toma de decisiones por lo general, requiere de experiencias previas que nos orienten sobre la opción más acertada. A menudo, recurrimos a soluciones de acontecimientos similares que o bien hemos vivido y experimentado en primera persona, o bien hemos presenciado en otros, para actuar en consecuencia. Tratamos de hacerlo de la mejor manera posible, escogiendo la alternativa que consideramos más apropiada, la que, en situaciones similares, nos ha sido eficaz en el pasado. Sin embargo, los niños y las niñas no cuentan con experiencias previas que les puedan llevar a decantarse por unas alternativas u otras. Se enfrentan a acontecimientos nuevos y requieren de una preparación anterior para poderlos abordar, de ahí la importancia de enseñarles la manera más correcta de decidir.

Tomar decisiones se convierte en una cuestión de actitud, en la medida en que posteriormente, debemos afrontar el resultado de ellas. De nuestra actitud dependerá no sólo lo que elijamos, sino la manera en que nos afecte el resultado.


Algunas recomendaciones para trabajar la toma de decisiones en niños y niñas son las siguientes:
Conceder responsabilidades: es importante establecer en el hogar un reparto de responsabilidades en las tareas a realizar. Como hemos mencionado en alguna ocasión, la responsabilidad de éstas debe ir en función de la edad de los miembros de la familia. El reparto de responsabilidades es de vital importancia en la toma de decisiones pues cuando se asume una responsabilidad, derivada de ella surgen problemas a resolver, y de esta manera se da un aprendizaje enfocado al abordaje y resolución de problemas.
Trabajar la elección de alternativas y establecer prioridades: cuando el niño o la niña se encuentre en una situación en la que tenga que decidir entre varias opciones, debemos animarle a que contemple la elección como un reto al que debe prestar atención y tiempo. En este sentido deberá valorar cuáles son sus preferencias, qué elecciones pueden encajar con ellas y cuáles no; y en esta tarea, los padres deben contribuir proporcionándoles apoyo, consejo, opinión y sobre todo estando dispuestos a escuchar las preferencias del niño/a. Así, en función de los intereses de éste/a se le debe orientar sobre la mejor opción. Sin embargo es muy importante, que pese a proporcionarle opinión y consejo, sea él/ella quien finalmente decida qué hacer, pues sólo así, estaremos fomentando su autonomía e independencia.
Evitar la sobreprotección: en ocasiones, y sobre todo ante decisiones que pueden ser complicadas, los padres tienden a sobreproteger a sus hijos e hijas, lo que muchas veces les lleva a decidir por ellos/as. Este hecho puede llevar al niño y la niña a no equivocarse, pero también le privará del aprendizaje que implica el error (en caso de darse de haber decidido él/ella).
Valorar el error: cuando ante una determinada decisión, el niño o la niña falle en su elección, no se le deben hacer reproches ni castigar por ello. Debemos tener siempre presente el valor educativo de los errores, pues éstos implican no sólo aprendizajes nuevos, sino que suponen experiencias previas útiles, que más adelante, podrán tener presentes ante situaciones similares. Por eso, ante un error se debe analizar con él/ella lo sucedido, comprobar dónde está la raíz de éste y asimilarlo para acontecimientos futuros.

Teniendo en cuenta todo lo anterior y sobre todo aprovechando cualquier situación para ponerlo en práctica, niños y niñas pueden aprender a tomar decisiones y a afrontar las consecuencias de las mismas.

Poder decidir no sólo es de vital importancia para el desarrollo de su seguridad y autonomía, sino que además contribuirá a aumentar y reforzar su autoestima y confianza en sí mismo/a.



Mariela Clemente Martos. Psicóloga

domingo, enero 27, 2013

La importancia de conocer a nuestros hijos. Claves de la relación.



A menudo nos preguntamos por qué resulta tan difícil una buena comunicación con nuestros hijos... Por qué desde muy temprana edad nuestras palabras chocan contra sus oídos y a los nuestros les rechinan sus prédicas, en ocasiones sorprendentes. Envidiamos a aquellas parejas que parecen haber llegado a un entendimiento con sus vástagos y no paran de presumir de ello... "Yo soy como una amiga para mis hijos" comentan ufanos ante las miradas incrédulas y envidiosas de los contertulios de turno.


El clásico "en dónde fallamos" comienza a entonarse desde el momento mismo en que los niños se inician en sus propias reglas del juego, dejando sentadas las bases de una relación fastidiosa por desigual. Y no digamos cuando llega el momento en que aparecen y desaparecen de su cuarto, como si fueran huéspedes mal atendidos, y van por esas explanadas del botellón y los asientos traseros de los coches. Entonces pensamos que hemos perdido la batalla, y que no hay santo en el santoral capaz de asistirnos en este trance sombrío del "ayer vino a las tantas".

Resulta curioso lo bien que los padres enseñamos a hablar a nuestros hijos, la cantidad de palabras que son capaces de pronunciar en relativamente poco tiempo... ¿Por qué no les enseñamos a escuchar? A lo mejor porque a nosotros tampoco nos enseñaron; a lo mejor porque nosotros tampoco sabemos escuchar. Escuchar no estar callado mientras otro u otros hablan, es mucho más que eso.

Muchas veces, los ocupados padres olvidamos algunos preceptos básicos de la comunicación paternofilial que, cuando ya no hay remedio, recordamos entre lamentos. Los vemos:
La comunicación con nuestros hijos comienza en el mismo momento del alumbramiento. No pretendamos vivir de espaldas a ellos hasta la adolescencia porque toda aproximación entonces servirá de poco.
El lenguaje de los niños es el juego. "El mejor juguete de un niño es su propio padre" y esto debe quedar de manifiesto desde muy temprana edad. Recuerdo a que una compañera le pidió a una madre que "jugase 20 minutos al día con su hijo" con objeto de obervar algunos posibles síntomas de la psicopatología que estaba abordando en ese momento. La madre, confusa, espetó a mi colega... "Y qué hago".

"Hemos de jugar como los niños, que juegan seriamente". Esta frase del ínclito pedagogo Stevenson nos resume lo que debemos hacer para comenzar una comunicación eficaz con los niños desde el primer momento hasta que son adultos, cuando debemos cambiar de juegos pero seguir jugando con ellos.Los mejores juguetes, las consolas más costosas, los cumpleaños en los sitios favoritos de los niños y lo raro que resulta ver a uno de nosotros agachado, jugando como uno de ellos. Esta escena resulta frecuente en las películas infantiles, pero harto improbable en una casa cualquiera un día cualquiera. Acaso cuando el infante es muy pequeño los padres se atreven con sus primeros juegos. Luego, cuando el niño deja de ser un juguete, esa relación se pierde y tratamos de reencontrarla en la maldita adolescencia, intentando que los nuestros acudan con nosotros a parques de ocio y otros lugares adonde ya no quieren venir con la familia.
La pereza es uno de los pecados capitales también en todo lo relacionado con la comunicación. El trabajo nos cansa demasiado como para tener que ir ahora al cuarto de los niños a compartir un rato con sus preocupaciones infantiles, con sus logros, sus ilusiones, su música y sus "cosas".

Muchos de los que pasamos de sobra de los cuarenta hemos visto entrar en nuestro cuarto sólo a nuestra madre y sólo para decirnos que lo recogiéramos. Cuando veíamos entrar a nuestro padre era mucho peor, y toda nuestra vida pasaba por delante de nosotros tratando de averiguar dónde la habíamos metido esta vez.

No entre con ningún propósito en el cuarto de sus hijos, sencillamente entre y siéntese en la cama a hojear uno de sus libros, o a toquetear uno de sus juguetes. Ya verá lo poco que tarda el chaval en ponerse en contacto con usted.
No pretenda que su hijo le cuente sus cosas si usted no le cuenta las suyas. La comunicación exige una reciprocidad justa para ser eficaz. Resulta frecuente ver cómo muchos padres abren la puerta del cuarto de su hijo y le pregunta... "¿qué tal el día, hijo"... Inténtelo al revés, entre en el cuarto de su hijo y comente "vaya día que me ha dado el pesado de López en la oficina". Ya verá como la cosa cambia.

Las más de las veces actuamos como los jefes de nuestros hijos sino como guardianes. Los jefes nos piden cuenta de lo que hacemos continuamente, pero no nos dan la menor explicación, justo lo que hacemos con nuestros hijos en la mayoría de ocasiones.
La participación en la toma de decisiones consigue implicar a todos los miembros de la familia, facilitando la comunicación y el entendimiento de las razones e intereses de los otros. Procure que el niño participe en toma de decisiones desde bien pequeño, que se implique y que exponga sus motivos con claridad y serenidad. Desde dónde pasar las vacaciones, lo que vamos a hacer el "finde", la comida de los diferentes días de la semana... Pequeñas decisiones que todos los integrantes del primer grupo social deben saber tomar de forma participada y motivada.

Ahora bien, que el niño participe en la toma de decisiones de la familia no significa que decida él, ni mucho menos. De otro modo sólo conseguiremos un tirano en potencia que desarrollará toda su carga al llegar a la adolescencia. El niño debe saber en todo momento que en casa mandan sus padres, o uno de ellos en el caso de las personas separadas.
No se asuste si su hijo le lleva la contraria por sistema a partir de los seis años. No es otra cosa que una necesidad dereafirmación del yo que tiene lugar en todos los sujetos sanos. No le haga mucho caso y trate de dejar claro que se puede reafirmar a costa de quien crea conveniente pero que su padre y su madre son los que mandan aquí.

En efecto, la necesidad de reafirmación de los niños a veces resulta pesada, repetitiva y tonta. No es nada bueno ni malo, como decimos, es parte del proceso de reafirmación que usted también sufrió en su momento y gracias al cual su personalidad hoy resulta consistente. Simplemente se trata de que ese "aquí estoy yo del niño" no dificulte nuestra relación, y de que el niño descubra enseguida que las "malas contestaciones" sirven para poco o nada. Los niños tratan de descubrir "hasta dónde se puede tirar de la cuerda" desde bien pequeños...

Si al llegar a este punto piensa que la comunicación resulta muy difícil, consuélese pensando que es lo que más nos diferencia de los animales y que es la última habilidad que el ser humano ha adquirido, la que menos ha evolucionado. No trate de ser perfecto comunicando, simplemente observe algunas de estas recomendaciones y ya verá como la cosa mejora. Lo deseamos de corazón.



Fuente: http://www.psicologosespecialistasmadrid.com/articulos-psicologia-2/conocer-hijos.htm