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sábado, julio 08, 2017

Jamás te dará un abrazo





Anímate  a acompañarme a mi próximo taller YOGA DE LA RISA, vivirás una experiencia inolvidable y aprenderás una técnica que te permitirá transitar tú día a día con mayor alegría, experimentarás mirar de una manera nueva las situaciones difíciles que la vida te presenta.  Aprenderás técnicas que   podrás aplicar en el trabajo, en la calle, mientras vas en el auto, una propuesta sencilla y muy poderosa que te pondrá en una nueva frecuencia.

Me animo a realizar talleres presenciales, aunque he sido tentado en múltiples ocasiones para realizar talleres, seminarios, conferencias vía web y siempre me quedo pensando en el tema y  un montón de ideas duales se asoman en mi cabeza, tales como:  un inmenso grupo  de personas están conectadas a sus dispositivos electrónicos, gran parte del día y de la noche, cada vez crece más esta tendencia, incluso los más chicos están entrando en la ola, he visto  a madres dando de comer a sus chicos mientras éstos miran animados los videos de canciones infantiles: “es de la única forma que a mí me recibe”, dice la madre. Hemos olvidado las sabias palabras de los abuelos: “el sueño lo hará dormir y el hambre lo hará comer”.

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sábado, diciembre 12, 2015

Cuatro gestos para ser feliz, últimos hallazgos en neurociencia







¿Escéptico del 'coaching'? Estas claves apelan a su cerebro. Un abrazo largo libera endorfinas

Con la moda del coaching y de la psicología positiva han entrado en circulación recetas prácticas que prometen hacernos sentir mejor y convertirnos en personas más felices. Aunque son procedimientos sencillos y no por ello menos eficaces, algunos escépticos desconfían de estas teorías relacionadas con el comportamiento y piden “más ciencia”. Pues bien: resulta que para ellos también existen algunos rituales con los que amplificar ese sentimiento subjetivo de bienestar que llamamos felicidad, ya que sus argumentos están amparados por la neurociencia.

En el libro The Upward Spiral, el neurocientífico e investigador Alex Korb aborda la depresión desde la neurología aplicada a la vida cotidiana, una perspectiva muy diferente de la que estamos acostumbrados. Su teoría parte de todos esos entresijos e intercambios químicos que tienen lugar entre neuronas y neurotransmisores y que a los demás nos suenan demasiado científicos como para asimilarlos tan fácilmente. Pero el propósito de este profesor de la Universidad de California (UCLA), en EE UU, es el de hacernos entender cómo, con pequeños cambios, podemos influir en nuestro estado de ánimo. El autor habla de crear una “espiral ascendente” con la que ir generando cambios positivos que nos alejen de esa actitud negativa que nosotros producimos y que nos conduce hacia la tristeza y el malestar. Para conseguirlo, Korb relaciona cuatro rituales:

Preocuparse es bueno

Don’t worry… Be happy, la famosa canción de Bobby McFerrin. no se corresponde a la realidad, según Korb. Preocuparse no es malo ni nos aleja de la felicidad. El neurocientífico explica cómo las emociones negativas activan zonas similares en el cerebro. Sentimientos tan dispares como el orgullo, la vergüenza o la culpa tienen consecuencias similares a nivel neurológico y, consecuentemente, anímico. No sucede así, en cambio, con la preocupación, cuyas consecuencias son menos perniciosas en la medida en que el cerebro entiende que estamos en el proceso de dar solución a nuestros problemas. Según el investigador, “preocuparse alivia el sistema límbico al aumentar la actividad de la corteza prefrontal y disminuir la de la amígdala; sentir esta ansiedad significa que estás haciendo algo al respecto, que es mejor que no hacer nada”. Desde la psicología social también se habla en este caso de resolver favorablemente una disonancia cognitiva. Según esta teoría, elaborada por el psicólogo Leon Festinger, aceptamos de buen grado una solución que a priori parece negativa para nosotros con tal de ser congruentes con nuestras propias decisiones: “El malestar de la preocupación lo convierto en una suerte de responsabilidad y autocontrol que me hace sentir bien”.

1. Hacer una lista de cosas por las que nos sentimos agradecidos

Sentirse mal es una tendencia, pero darle la vuelta a la tortilla es tan sencillo como preguntarse: “¿Por qué cosas me siento agradecido?”. Al hacerlo, Korb asegura que se consigue aumentar la densidad de las neuronas y la inteligencia emocional, lo cual ayuda a mejorar las relaciones personales. Pero además, y muy importante, incrementa la presencia y actividad de la serotonina y de la dopamina –sustancias involucradas tanto en la motivación como en la sensación de placer y felicidad– en los centros de recompensa del cerebro. Pero el investigador de la UCLA no ha sido el único en buscar maneras de aumentar los niveles de estas prescindiendo de medicamentos. Actualmente existen teorías que relacionan su presencia en el cerebro con nuestra alimentación. Sin ir más lejos, se ha demostrado que la cerveza es una liberadora natural de dopamina. Lo descubrieron en un estudioneurofarmacológico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana. Su director, el profesor de Neurología David A. Kareken, comprobó que un solo trago de esta bebida aumenta la producción de este neurotransmisor.

2. Identificar la emoción

Darle nombre e incluso etiquetar lo que sentimos ayuda mucho más que reprimirse o disimular fingiendo que nada sucede. En este último caso quizá consigamos engañar a alguien, aunque no lograremos aplacar nuestro hiperexcitado sistema límbico (el encargado de regular las emociones). Verbalizar las inquietudes mediante categorías o metáforas produce unos cambios mucho más significativos en nuestro cerebro: “Reconocerlas conscientemente reduce su impacto”, explica Kevin N. Ochsner, neurocientífico de la Universidad de Columbia. Por otra parte, Moria J. Smoski, del Centro Médico de la Universidad de Duke, realizó una investigación junto a un grupo de colaboradores en el que sometieron a resonancias magnéticas a varios individuos para estudiar su actividad cerebral; los resultados arrojaron que los desórdenes del ánimo se reflejaban en alteraciones de la actividad del sistema límbico. Al igual que Ochsner, encontraron que la aceptación de las emociones ayuda a regular su efecto negativo. Esta es una de las razones por las que esta práctica se utiliza con éxito en el tratamiento de la depresión con psicoterapia.
3. Tomar decisiones

Tomar decisiones y establecer objetivos activa un mismo circuito cerebral dentro de la corteza prefrontal, y lo hace de forma positiva, reduciendo la ansiedad y el estrés

Cuando decidimos algo, cerramos un episodio angustioso de incertidumbres y miedo al posible fracaso vinculado a la opción que vayamos a tomar: apostamos por una carta y estamos dispuestos a asumir las consecuencias. Eso en el plano mental. En el cerebral, tomar decisiones y establecer objetivos activa, según el neurocientífico, un mismo circuito cerebral dentro de la corteza prefrontal, y lo hace de forma positiva, reduciendo la ansiedad y el estrés. Pero hagamos un inciso: decidir no es siempre triunfar. Como bien ha indicado el eminente profesor de Psicología Positiva de Harvard Tal Ben-Shahar, “la perfección es la enemiga de la felicidad”. Bastará con tomar decisiones lo suficientemente buenas. Para ello, nada como entrenarse en meditación: en el año 2014, la revistaPsychological Science ya publicó los beneficios de esta práctica a partir de las investigaciones de Andrew C. Hafenbrack.

Este doctor, experto en Psicología de las Organizaciones, realizó unainvestigación en la Universidad de Singapur por medio de la cual descubrió que 15 minutos de meditación o mindfulness diario contribuye a tomar mejores resoluciones, en la medida en que se considera la información disponible en el momento presente. “Elmindfulness da tiempo al cuerpo estriado y a la corteza prefrontal para tomar la mejor decisión neuroeconómica o la más inteligente para la salud y el bienestar a largo plazo”, apostilla.
4. Abrazar sin pudor

En la edad adulta perdemos la costumbre infantil de abrazar a otra persona, y con ello prescindimos también de uno de los ejercicios más simples de la vida con los que secretaremos hormonas implicadas en combatir el dolor, como la oxitocina. El contacto físico con otras personas es más importante de lo que podamos pensar. Un abrazo largo y sentido nos dará sensación de bienestar y nos hará sentir queridos y a salvo, en parte por la liberación de endorfinas y dopamina. Pero además, ayuda a mejorar el sistema inmunológico. Esto se ha comprobado empíricamente. Sheldon Cohen, profesor de Psicología y director del laboratorio del estudio de Estrés, Inmunidad y Enfermedad de la universidad americana Carnegie Mellon (Pensilvania, EE UU), analizó el efecto de estas muestras de afecto en 404 personas. Los resultados de su investigación, publicada enPsychological Science hace unos meses, sugieren, según sus propias palabras, que “sentir un abrazo de alguien en quien confiamos es una manera efectiva de reducir el estrés, y que aquellos que reciben más abrazos están de algún modo más protegidos frente a las infecciones”.


PATRICIA PEYRÓ JIMÉN
EZ 

miércoles, mayo 27, 2015

El poder del abrazo




Esta ha sido una semana de abrazos: afectuosos, protectores, de “todo irá bien”…También ha sido la semana en que, diversos pacientes, recordaban aquellos inicios de sus respectivas terapias cuando “les daba corte” darme un abrazo y se solucionaba con dos besos o un apretón de manos. Con el tiempo -y el compartir vivencias, sentimientos- el abrazo apareció, sin proponérselo, con su poder altamente curativo.

Todas las personas necesitamos del contacto físico de otras, porque nos hace sentir reconocidas, protegidas y queridas. En Psicología se entiende por memoria afectiva “el sentimiento con una carga emocional especial que reaparece cada vez que se recuerda una experiencia previa significativa”.
¿Cómo sentimos los abrazos?

En la piel existen los llamados Corpúsculos de Meissner que son los encargados de recibir la señal del tacto y enviarla a la corteza cerebral. Asimismo, existen los mecanorreceptores que pueden asimilar si algo o alguien esta frío, cálido, una caricia, cosquillas, pellizcos, áspero, rugoso, suave… Cada una de las partes de nuestro cuerpo, posee estos receptores – aunque las manos y los labios, tienen una mayor cantidad- y, por tanto, pueden enviar una señal eléctrica al cerebro que será transformada en aquello que percibimos – a nivel consciente – como una cosquilla, un pellizco, una caricia o un abrazo.

Gracias a la Resonancia Magnética Funcional –que permite obtener imágenes del cerebro mientras esta funcionando – se ha observado que cuando abrazamos a una persona por la cual no sentimos atracción sexual ni enamoramiento,liberamos oxitocina, hormona que disminuye los niveles de cortisol y adrenalina – las llamadas “hormonas del estrés” –y nos hace sentirnos más relajados.

Pero, determinadas investigaciones, han demostrado que no ocurre lo mismo si abrazamos a una persona que nos acaban de presentar que a un amigo o un familiar ya que, en este caso, tanto los Corpúsculos de Meissner como los mecanorreceptores , aparte de enviar la señal al cerebro, también lo hacen al sistema límbico que es aquella zona cerebral encargada de regular las emociones. Por tanto, la oxitocina producida sirve para estrechar los vínculos afectivos y formar el apego, es decir, el deseo de estar próximo con las personas que son significativas para nosotros.
Pero, ¿eres afectuoso?

Desde el punto de vista de la vida en pareja, hemos de considerar que los abrazos, las caricias y las miradas se hallan entre las formas más placenteras de invitar a la cercanía al otro/a. Y, aunque parece fácil de explicar, muchas veces, es difícil de llevar a la práctica ya que no todas las personas somos igualmente afectuosas; al contrario, existen muchas personas, incapaces de demostrar cariño y ello les puede hacer parecer frías y distantes, aunque, realmente, no sea así. En este caso, el problema principal es la “compensación”, es decir, para excusarse por unos sentimientos incapaces de expresar – aunque podrían- compran regalos muy caros. En casos muy extremos, esta persona va a necesitar estimulantes como alcohol o sustancias de abuso para desinhibirse.
Placer y sexo

El placer es una búsqueda propia de la naturaleza del ser humano. Debajo de la misma, se halla la necesidad de ser libre, de poder ser lo que uno quiere ser, por lo que uno es y esta se convierte , a su vez, en una dificultad y en un conflicto, especialmente, en el caso de personas que, durante su crecimiento, han sido condicionadas por su entorno a que el amor sólo se consigue si se cumplen determinadas expectativas o si se hacen las “cosas bien” y que, en caso contrario, sólo han encontrado rechazo, indiferencia o castigo. Así, se interiorizaba que el amor uno se lo debe “ganar” y, además, que se puede “poner en riesgo” ante situaciones como las antedichas, generando, entonces, dolor… entonces, ¿por qué intentar amar?

Unido al placer, se halla la sexualidad, entendiendo como tal no tan sólo el propio acto físico de mantener relaciones sexuales, sino también los juegos sexuales previos así como las caricias, pellizcos, mimos, besos y abrazos. Sin embargo, las personas no afectuosas, tienen miedo a ser rechazados, y crean una postura “a la defensiva” típica; hombros y cuello tensos, manos y articulaciones rígidas – sin darse cuenta – mirada alerta…es decir, existe toda una comunicación no verbal que explica el miedo a mostrar lo que, realmente, se siente, por esa posibilidad de la que hablábamos anteriormente; no cumplir las expectativas, no hacerlo “bien”, y que el amor se transforme en dolor. Lo único que se consigue, de esta manera, es no disfrutar ni de la relación con la otra persona ni de la sexualidad propia.
Cómo ser más afectuoso

Se puede aprender a ser afectuoso. El principal problema que tiene el que no es afectuoso es ese, que nunca ha abrazado, acariciado realmente, y que, la primera vez que lo hace es probable que vaya a sentir timidez, resistencia, vergüenza, ridículo o, incluso, ansiedad.¡ No se asuste! Piense que su mente está habituada a funcionar siempre bajo unos mismos esquemas de comportamiento, desde hace mucho tiempo, y, en ellos, se siente seguro. Cambiar estos esquemas sí es un riesgo. Pero, si no lo intenta, nunca tendrá la ocasión de comprobar, por si mismo, las sensaciones tan placenteras que se producen cuando uno estira los brazos y alcanza las mejillas del otro o como “salta” el corazón cuando su cuerpo se estrecha fuertemente con otro.

Tanto dar como recibir un abrazo es una forma de contacto emocional con aquello que nos rodea. El poder de los abrazos no es sólo una suave invitación sexual sino que también puede darse con familiares, amigos… y presenta un alto poder curativo ya sea con las manos o la mirada, haciéndolo sin un motivo concreto, sólo porque se siente así.
Efectos de los abrazos, besos y caricias
Regulación de peso durante el proceso del crecimiento en recién nacidos y niños.
Mejora las condiciones para la adquisición del lenguaje.
Aumento de las hormonas del placer: Endorfinas. Mejoría de la fatiga escolar o la depresión infantil.
Asociado a estados emocionales estables, produce una mejoría general en el sistema inmunológico incluyendo en la hidratación de la piel.
Durante la primera etapa de la vida ; desarrolla una integración entre los afectos y la motricidad.
El abrazo desarrolla y ancla en la mente y el cuerpo la confianza.
Estimula patrones de afectividad y vinculo, que refuerzan la identidad, es decir, el sentido del quién se es o el sentido de pertenencia.
Mejora el sentido de autoprotección, a partir de experiencias previas de protección (abrazos protectores reiterados por parte de los adultos). Siembra las bases no verbales de la autovaloración.
Un abrazo puede ser el puente de comunicación empática profunda; en los niños, es fuente de un reconocimiento, que al centrarse en lo bueno, fortalece su autoestima.
Si el abrazo es amoroso y tierno , puede hacer que las emociones de dolor o perdida , se unan con el sentimiento de amor , cambiándose por sosiego y tranquilidad.
El contacto afectivo, crea en el niño una visión integra y respetuosa de su cuerpo.
Beneficios del abrazo a nivel físico y fisiológico

La “abrazoterapia” se considera una terapia coadyuvante en el tratamiento de diversos trastornos como, por ejemplo, los trastornos depresivos.

Además, reduce la presión arterial y el dolor menstrual así como la cefalea, cura el insomnio, retarda el envejecimiento y disminuye el apetito. Existen evidencias científicas de que refuerza el sistema inmunológico.

Ya hemos visto, anteriormente, que los abrazos liberan hormonas como la oxitocina y las endorfinas pero, también, actúan a nivel de los neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, por lo cual producen sensación de bienestar y también libera neurotransmisores como la serotonina y la dopamina las cuales tienen un efecto sedante, por lo cual produce una sensación de tranquilidad, bienestar y calma
Beneficios de los abrazos a nivel psicológico
Aumenta los niveles de oxitocina que nos sirve para generar relaciones de confianza. mutua así como determinados patrones de conducta, tanto materna como paterna.
Disminuyen los niveles de estrés, ello es, especialmente, importante para personas cuidadoras puesto que aumentan su paciencia y, al mismo tiempo, relajan al enfermo.
Genérico de los ansiolíticos; permite un afrontamiento adecuado de conflictos, momentos complicados y difíciles.
Aumentan la liberación de dopamina lo cual produce una mayor motivación así como una mejoría en la atención y, por tanto, en el aprendizaje.
Aumento de la autoestima ya que produce bienestar en las personas que queremos.
Nos aporta seguridad, protección, positivismo.
Ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo.
Y, aunque pueda parecer increíble; mejora nuestra memoria porque la calma que produce hace que nuestras emociones asienten los recuerdos.
¿Se puede vivir sin abrazar?

Los abrazos son una muestra de cariño entre personas y una expresión de amor entre las parejas. Como hemos visto, aportan muchos beneficios tanto físicos como psicológicos.

Teniendo en cuenta sólo el abrazo como expresión de amor entre parejas, nos podríamos parar a pensar: y tú, ¿cuántas veces al día abrazas a tu pareja?

Según los estudios realizados respecto a este tema, se ha demostrado que el número de rupturas entre parejas es mayor en aquellas en que uno de los dos miembros no expresa afecto ya sea en forma de abrazos, caricias puesto que el otro miembro mostrará una descompensación de afecto.

Por tanto, esté último miembro puede sufrir unas consecuencias debidas a la falta de afecto demostrada por el primer miembro, como son:
Descenso de su autoestima: empieza a pensar que no es deseado/a lo cual es debido a que no es lo suficientemente atractivo/a para su pareja.
Inseguridad: ante la falta de contacto físico puede empezar a pensar que no esta haciendo algo bien, que su pareja no es feliz con él/ella y que corre el riesgo, por tanto, de ser abandonado/a
Conductas de ansiedad: el miedo o la inseguridad pueden derivar en conductas negativas, tales como empezar a comer más de lo normal, fumar más de la cuenta o cambiar otros comportamientos.

En cada contexto, sabemos qué tipo de abrazo damos y cuál recibimos, que va a depender, también, de la persona con las que nos abracemos, aunque los beneficios tanto emocionales como físicos, fisiológicos y psicológicos van a ser los mismos. Sin embargo, un abrazo con un amigo será de alegría, con la pareja es intimo. Sea como fuere, ¡nunca niegues un abrazo! Estarías negando vitaminas para el alma…

Y, ciertamente, muchas veces, no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimientos, quizás porque estos son abrumadores o porque somos muy tímidos…Habla el idioma de los abrazos “Cuando hablar se convierte en una difícil tarea, no hay un mejor modo de expresarnos con claridad”

¿Te gusta o te molesta abrazar y que te abracen? ¿crees que el abrazo tiene un efecto positivo o negativo en las personas? ¿cómo prefieres los abrazos? ¿Usas los abrazos en tus relaciones sociales, o lo dejas para la esfera íntima? Dejamos las preguntas abiertas. Esperamos que nos ayudes a generar debate en el apartado de comentarios.

miércoles, abril 15, 2015

! ABRAZAME MAS!



No me gustan los abrazos y las amigas que te refirieron me dijeron que tú abrazas a tus pacientes, me dijo Layla, el primer día de consulta. Lo tendré en cuenta Layla y me esforzaré por no abrazarte, le respondí.

Es verdad lo que dijo Layla, me encanta repartir abrazos, amplios, grandes, con los dos brazos, sostener al otro. Hace parte de mi naturaleza. Siento que un abrazo habla más claro que las palabras y los besos. Con un abrazo le digo al otro que está en mi mundo, que para mí es importante, que entiendo su sufrimiento, que puedo ponerme en su piel. Un buen abrazo es capaz de calmar la ansiedad y entrega reafirmación. Si sientes un dolor del alma o del cuerpo con un abrazo sientes compañía y es como si ese momento de dolor lo atravesaras apoyado en el hombro del otro. Así lo viví en el parto en el agua con mis dos hijos, cada contracción era acompañada de un abrazo, de un masaje, de agua tibia en la espalda. Una cascada bioquímica despertaba la oxitoxina, la hormona del amor, la confianza y el apego.

Las investigaciones que se han adelantado sobre este tema han encontrado que los beneficios son de doble vía, para quien los da y para quien los recibe.

Siempre estamos buscando las ventajas, los beneficios para hacer algo, pues bien aquí te van algunos de las razones por las cuales dar más abrazos, o tocar más, se corresponden con las investigaciones adelantadas por la psicoterapeuta Ali Goldfield:

1. Seguridad: Un abrazo comunica seguridad, incluso el contacto físico a través de un saludo de mano puede comunicar mando, fortaleza y capacidad.

2. Confianza: tocar a nuestro interlocutor genera empatía e inclina al otro a apoyarnos.

3. Con un pequeño apretón, puedes motivar al otro a dar un paso más, a tener un mejor desempeño.

4. Inseguridad: un ligero contacto físico merma la ansiedad y el estrés cuando hay una situación preocupante.

5. Solidaridad: un toque, una palmadita al otro le dice me importas, abre las compuertas de la comunicación.

6- Cuidado. Antes de tocar a otro ten en cuenta que tu relación así lo permite, o puedes consultar: ¿Puedo tocarte? ¿Te puedo abrazar?

7. Honestidad: es importante que el toque salga de tu corazón que quieras trasmitir un mensaje honesto, recuerda que el otro se da cuenta. ¿Acaso no se da cuenta tu mascota? 


Layla tenía una niña herida, sus padres eran figuras autoritarias, le habían impuesto un modelo perfeccionista, y no se acordaba nunca que la hubiesen abrazado. He de confesar que olvidaba su recomendación y al final de la sesión abría mis brazos para darle un gran abrazo, ella no se rehusaba, pero se quedaba quieta como si la estuvieran invadiendo, al final del proceso aprendió a conectarse con la proximidad y la confianza que podía tener en el otro y a la fecha cuando llega para revisar un tema me da un abrazo tan amplio y completo como el que yo le suelo dar.

Anímate, abraza y toca mas.