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sábado, septiembre 23, 2017

¿Dónde nacen los conflictos de parejas?



Un consultante de Los Ángeles me contactó para aclarar algunas dudas  referidas a la relación de pareja.  Vamos a llamarlo Paul, él  tenía dudas de si este era el momento adecuado para conseguir pareja, si la conseguía en Norteamérica o si esperaba a regresar a su país de origen, le preocupa la postura de  sus padres e hijas pues éstos  quieren  controlar sus relaciones,  quieren  que salga con las personas que ellos le imponen.  Paul además me expresó que tenía miedo de cometer los mismos errores del pasado, de repetirse o de que su próxima  pareja le hicieran lo mismo que las anteriores.

Paul necesitaba un re encuadre en torno a los límites de los padres y los hijos sobre su vida de pareja y sobre las decisiones que como adulto  toma de manera autónoma.  Recordar que el miedo es la talanquera que te impide avanzar, que la única manera de ir en pos de lo que quiero es aprender a superar los miedos, atravesarlos. Poner en una balanza sus deseos y sus miedos, sopesar. 

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lunes, marzo 27, 2017

El amor siempre está en riesgo








Seguramente alguna vez te has hecho esta pregunta de manera consciente, o de forma inconsciente has sentido un deseo palpitando en tu corazón, cuál es el secreto, la piedra filosofal que me permita conservar la inmortalidad de esta relación de amor, lo puedes aplicar a la pareja y a todo tipo de relación.  

Si alguna vez te has preguntado y si no lo has hecho, lo primero que necesitas saber es que el amor siempre está en riesgo.

¿Y por qué el amor siempre está en riesgo? Porque  cuando asumes que llegaste, que no hay nada que perder te relajas y te olvidas de esos pequeños grandes detalles que hacen la diferencia, olvidas esos gestos y comportamientos que hicieron que el otro se enamorara de ti.

Seguir leyendo http://lmhoyosduque.com/amor-siempre-esta-riesgo/

domingo, octubre 11, 2015

66 días bastan para cambiar un hábito




ANNA PARINI


Las transformaciones exigen tiempo. El cerebro se reorganiza constantemente si tenemos interés en hacerlo; solo hay que dejar espacio al proceso

Cambiar de hábitos está al alcance de todos. Para ello necesita dos ingredientes importantes: elegir un cambio que sea coherente con su escala de valores, y entrenarlo hasta que se convierta en un hábito. Poco más.

Ya nada es “obligatoriamente” para siempre, ni siquiera lo que eligió como afición, profesión o lugar de residencia. La idea de que podemos ser quien deseemos, practicar nuevos deportes, aprender otras culturas, probar todas las gastronomías, tener otros círculos de amigos…, convierte una vida estanca en otra rica en oportunidades y variedad.

El cerebro es plástico. Las personas evolucionamos, deseamos cambiar, crecer interiormente, y estamos capacitadas para ello. Atrás quedaron las teorías sobre la muerte de neuronas y los procesos cognitivos degenerativos. Hoy sabemos que las neuronas generan nuevas conexiones que permiten estar aprendiendo hasta el día que morimos. La plasticidad cerebral ha demostrado que el cerebro es una esponja, moldeable, y que continuamente vamos reconfigurando nuestro mapa cerebral. Lo dijo William James, uno de los padres de la psicología, en 1890, y todos los neuropsicólogos hoy día confirman las mismas teorías.

El propio interés por querer cambiar de hábitos, la actitud y motivación, así como salir de la zona confortable, invitan al cerebro a una reorganización constante. Este proceso está presente siempre en las personas, desde el nacimiento hasta la muerte.

En esta sociedad impaciente, basada en la cultura de “lo quiero todo ya y sin esfuerzo”, cambiar de hábitos se ha convertido en un suplicio. No porque sea difícil, sino porque no le damos el espacio suficiente para convertirlo en hábito. ¿No le ha ocurrido alguna vez que al iniciar una dieta, las primeras semanas son más difíciles de encauzar que cuando lleva ya una temporada? Se debe a este proceso. Al principio su cerebro le recuerda lo que tiene automatizado, la costumbre de picotear, comer dulce o no practicar ejercicio, hasta que se “educa” y termina adquiriendo las nuevas reglas y formas de comportarse con la comida.

Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”
Santiago Ramón y Cajal

La neurogénesis es el proceso por el que se generan nuevas neuronas. Una de las actividades que retrasan el envejecimiento del cerebro es la actividad física. Sí, no solo debe practicar ejercicio por los beneficios emocionales como el bienestar y la reducción de la ansiedad, o por verse más atractivo y fuerte, sino porque su cerebro se mantendrá joven durante más tiempo. Un estudio del doctor Kwok Fai-so, de la Universidad de Hong Kong, correlacionó el running con la neurogénesis. El ejercicio ayuda a la división de células madres, que son las que dan lugar a la aparición de nuevas células nerviosas.

Existen otras prácticas como la meditación, el tipo de alimentación o la actividad sexual que también favorecen la creación de nuevas células nerviosas.

Dado que la reorganización cerebral se estimula a lo largo de toda la vida, no hay una sola etapa de las personas en la que no podamos aprender algo nuevo. La edad de jubilación no marca un declive, ni cumplir 40 o 50 años debería ser deprimente. Todo aquel que tenga interés y actitud en algo está de enhorabuena, podrá aprender, entrenar y convertirse en experto independientemente de la edad. Si usted es de esas personas que se han dedicado durante su vida a una profesión de la que han vivido medianamente bien, pero se quedaron con la miel en los labios por no estudiar Antropología, Historia, Exactas, Bellas Artes, lo que sea, puede empezar ahora. No hay límite de edad ni de tiempo para el saber.

No deje que su edad le limite cuando su cerebro está preparado para todo. La mente está constantemente renovándose gracias a la plasticidad neuronal.

Hasta hace poco se pensaba que modificar y automatizar un hábito requería 21 días. ¡Demasiado optimismo! Un estudio reciente de Jane Wardle, del University College de Londres, publicado en European Journal of Social Psychology, afirma que para convertir un nuevo objetivo o actividad en algo automático, de tal forma que no tengamos que tirar de fuerza de voluntad, necesitamos 66 días.

Sinceramente, ¡qué más da que sean 21 o 66! Lo interesante es que somos capaces de aprender, entrenar y modificar lo que elijamos y deseemos. El número de días es relativo. Depende de factores como la insistencia, perseverancia, habilidades, de las variables psicológicas de la personalidad y del interés. El cambio ronda en torno a los dos meses y pico. ¿Qué son dos meses en el ciclo de nuestra vida? Nada. Se necesita ese tiempo para ser capaces de dar el cambio que deseamos. Y esto nos hace libres y poderosos.

Diez consejos para empezar con lo que desee:

1. Elija su propósito y conviértalo en su proyecto. Seguro que, si confecciona una lista, se dará cuenta de que tiene muchas inquietudes. Pero no podemos cambiar o embarcarnos en todo a la vez. Olvide su cerebro multitarea y no quiera modificar todo de golpe. Cuando consiga automatizar el primero, pase al segundo.

“Es preciso sacudir enérgicamente el bosque de las neuronas cerebrales adormecidas; es menester hacerlas vibrar con la emoción de lo nuevo e infundirles nobles y elevadas inquietudes”. Ramón y Cajal

2. Reflexione sobre su meta. Si contesta a las siguientes preguntas en relación a su objetivo, su compromiso con él aumentará: ¿qué quiero?, ¿por qué?, ¿para qué? y ¿con qué? El “con qué” hace referencia a sus fortalezas, valores y actitud para lograrlo. Cuando se enfrenta a algo nuevo, y dado que eso supone salir de la zona confortable, es recomendable tener la seguridad y la confianza de que está preparado, que tiene capacidad y que va a poder lograrlo. Aunque sea difícil.

3. Hágale hueco. Sea lo que sea lo que desea aprender o iniciar, necesita tiempo. Si no le busca un espacio en su agenda y lo convierte en rutina, lo normal es que termine postergando lo que ahora no forma parte de su vida.

4. Resáltelo. Todo aquello que no forma parte de nuestro orden habitual es fácil olvidarlo. Si tiene una agenda, márquelo con fosforito. Si utiliza la alarma del móvil, póngase una diaria con el nuevo objetivo. No abuse de su memoria o del “debería acordarme”.

5. Rodéese de todo lo necesario, así no tendrá excusa para no empezar. Por ejemplo, si está a dieta, compre los alimentos del régimen; si empieza a hacer deporte, busque la ropa que va a ponerse, o si se inicia en la fotografía, prepare el material.

6. Empiece hoy. No hay ningún estudio con rigor científico en el que se relacione el lunes o el primero de enero exclusivamente con el comienzo de un nuevo hábito. El martes o el jueves son tan buenos días como cualquier otro. Retrasar todo para el lunes es otra manera de postergar y de dejar que la pereza venza a su fuerza de voluntad. El mejor día para iniciar algo es hoy.

7. Emociónese. Las emociones avivan el recuerdo, le producen bienestar, y estar apasionado con lo que se hace fideliza el hábito. Busque cómo se siente, lo que va a conseguir, cómo mejorará su vida personal o profesional. Disfrute y esté presente.

8. No escuche a la voz interna que le dice que está cansado,que qué sentido tiene y que la vida tiene cuatro días y son para disfrutarlos. Nuestro cerebro está muy entrenado para buscar excusas y seguir en la zona confortable. Esa voz interior es muy pesada y puede llegar a ser muy convincente.

9. Sea disciplinado. Tómese en serio su hábito. Tomarlo en serio no significa que se ponga serio, sino que sea una prioridad para usted, algo a lo que dedicarle su valioso tiempo. Y que ocupe un lugar especial en su agenda.

10. Convierta su nuevo hábito en su filosofía de vida. Esto le dará otra dimensión y calma. No se trata de aprender algo ya, sino de que lo disfrute y sepa que tiene toda la vida para practicarlo. Si, por ejemplo, ha decidido empezar con la actividad física, no se sienta mal si un día falla. Tiene mañana, pasado y toda la vida para hacerlo. No se trata de llamar a la culpabilidad. Esa emoción no arregla nada. Solo hay que ser disciplinado y tener serenidad. Si de verdad es algo importante, mañana volverá a la carga. No es todo o nada. Se trata de incorporar algo bueno para cada uno y encajarlo en la vida para disfrutarlo, no para que sea un sufrimiento más en el caso de no poder cumplirlo un día.


http://elpais.com/

jueves, septiembre 03, 2015

Me doy permiso para vivir este duelo



“El duelo es algo bueno. Es la forma de ir a través de las transiciones de la vida” (Rick Warren).

El duelo es una respuesta normal y saludable ante una pérdida, es una de las experiencias más normales que tenemos en el curso de nuestra vida, éste describe las emociones que sentimos cuando perdemos a alguien o algo importante para nosotros. Las personas podemos vivir un duelo por varios motivos, por ejemplo:

· La muerte de un ser querido, incluidas las mascotas.

· El divorcio o cambios en las relaciones, incluidas las amistades.

· Cambios en nuestra salud o en la salud de un ser querido.

· Pérdida de un trabajo o cambios en la estabilidad financiera.

· Cambios en la forma de vida, como los que ocurren durante la jubilación o cuando se muda a un lugar nuevo.

La elaboración del duelo, es un proceso largo, lento y doloroso cuya magnitud dependerá en gran parte de la dimensión de lo perdido y de las características peculiares de cada persona. Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y experimentar el sufrimiento y la frustración por su ausencia, podemos identificar que ha terminado cuando ya somos capaces de recordar lo perdido sintiendo poco o ningún dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin lo que ya no está, cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en nuestro presente y en lo que tenemos a nuestro alrededor.

Nuestra vida está sometida al devenir de personas, cosas y situaciones variables, vivir, de alguna manera, es ganar y perder, gozar y sufrir. La experiencia del duelo, siempre vendrá acompañada del dolor, éste se relaciona invariablemente con una pérdida, una decepción o desilusión. Estas pérdidas o decepciones conllevan unas fases de tristeza, rabia y negación hasta la aceptación de la pérdida, pueden repercutir en nuestras vidas durante mucho tiempo. Este afrontamiento de la pérdida es complejo y emotivo, es importante que no lo minimicemos, pues de hacerlo y no elaborarlo, las consecuencias son negativas en nuestra salud, aparecen somatizaciones y diversos trastornos físicos y psíquicos, a los cuales muchas veces no encontramos su origen. Los duelos pueden ser mayores y masivos, como la muerte de un ser cercano y querido, la pérdida de trabajo o una enfermedad catastrófica, situaciones que tienen una gran carga afectiva, económica, social y de estrés. La pérdida de una pieza dental, un choque a nuestro automóvil o la pérdida de un objeto muy querido también pueden ser motivo para estar en duelo.

El duelo puede incluir tanto síntomas físicos como emocionales.

Emocionales: Ira, ansiedad y ataques de pánico, culpa, confusión, negación, desorganización, miedo, irritabilidad, soledad, aturdimiento, tristeza, shock.

Físicos: Episodios de llanto, diarrea, mareos, latidos cardíacos rápidos, sentir un nudo en la garganta, dolores de cabeza, hiperventilación, falta de apetito, problemas para dormir, cansancio, opresión en el pecho, pérdida o aumento de peso.

Es importante tener presente que, los síntomas del duelo y los síntomas de la depresión son muy similares. Si bien es normal sentirse triste después de una pérdida, los sentimientos asociados con el duelo deberían ser temporales. Pero si transcurrido un tiempo no empieza a sentirse mejor, sus sentimientos comienzan a perturbar su vida diaria o si está comenzando a pensar en hacerse daño o en hacer daño a otras personas, hable con su médico de familia, éstos pueden ser signos de depresión. Su médico de familia puede ayudarlo a tratar la depresión, de modo que pueda comenzar a sentirse mejor.

La duración de un duelo es distinta en cada persona, probablemente comenzará a sentirse mejor dentro de las 6 a 8 semanas. El proceso completo puede durar entre 6 meses y 4 años. Si siente que tiene problemas para manejar sus emociones, pida ayuda. Entre las personas que pueden ayudarlo se incluyen los amigos, la familia, un religioso, un consejero o terapeuta, los grupos de apoyo y su médico de familia.

Cuando la persona comienza a mejorar es posible que comience a sentirse mejor de a poco. Por ejemplo, comenzará a darse cuenta de que es un poco más fácil levantarse por la mañana o quizá tenga pequeñas ráfagas de energía. Este es el momento en el que comienza a reorganizar su vida en torno a su pérdida o sin su ser querido. Durante este tiempo, es posible que sienta que está atravesando una serie de altibajos. Es posible que se sienta mejor un día, pero peor al día siguiente. Esto es normal.

· No existe una forma “adecuada” de llevar o vivir el duelo. Cada persona es diferente. Tómese un tiempo para experimentar su pérdida a su manera, pero recuerde cuidarse:

· Hable de cómo se siente con otras personas.

· Intente mantenerse al día con sus tareas diarias, así no se siente abrumado.

· Duerma bastante, siga una dieta bien equilibrada y haga ejercicio en forma regular.

· Evite el alcohol. El alcohol puede hacerlo sentir más deprimido.

· Vuelva a su rutina normal tan pronto como pueda.

· Evite tomar decisiones importantes de inmediato.

· Permítase llorar, sentirse aturdido, enojarse o sentirse del modo que se siente.

· Pida ayuda a un profesional si la necesita.

martes, junio 09, 2015

Cómo asesinar al amor




El odio se levantó un día con un propósito claro, matar a el amor, así que convocó a todos sus colegas. Todos llegaron puntuales y expectantes, al tiempo que se preguntaban: ¿cuál es la prisa del odio, por qué nos cita tan temprano a esta reunión?

Después de los saludos protocolarios y sin muchos rodeos el odio habló: los he invitado a este círculo de carácter urgente porque quiero contar con ustedes para el plan que me he propuesto, todos aguzaron el oído, el odio agregó: me propongo matar al amor.

Se levantó un  murmullo entre los asistentes. El  mal carácter 
tomó la palabra, mmm, esta misión es para mí, después de su larga argumentación, todos estuvieron de acuerdo, "sí, él lo puede hacer",  sin más preámbulos el mal carácter tomó su mochila y salió resuelto. El odio le interceptó, tienes un año, cuando tengas terminada la tarea convocarás al grupo en pleno. Eso haré, afirmó el mal carácter.

Un año después estaban todos reunidos para escuchar el reporte del mal carácter, su rostro estaba más enfurruñado que de costumbre. ¿Qué, lo haz logreado, mataste al amor?, preguntaron en coro los amigos del odio. Después del distanciamiento y la mala atmósfera que creé e
l amor maltrecho se levantaba una y otra vez y todo volvía a la normalidad, puse todo mi empeño, lo siento…pero… no pude cumplir mi misión. 

La ambición se levantó de su trono, resplandeciente, elegante, fastuosa, !te ha quedado grande la tarea!, lo haré yo. De acuerdo, apunto el odio, confío en ti, cuando cumplas tu misión, nos reúnes nuevamente.

La ambición salió con gran confianza, un año después el comité liderado por el odio estaba en reunión escuchando el informe de la ambición. Todos escucharon hablar a la ambición quien con gran finura exclamó: emprendí mi misión con toda la artillería, seduje con el poder, los lujos, todos los bienes materiales que cualquier mortal desea tener, al principio todo estuvo a pedir de boca, el ansia de posesión se instaló en las almas, querían más y más. Pero… el vacío, esa nada de la que los mortales hablan se instaló y escuchó los susurros del amor quien poco a poco se fue infiltrando, les juro gané muchas, muchas batallas, pero la guerra finalmente la perdí.

Iracundo el odio emplazó a los celos. Ve tú. Raudos partieron los celos acompañados de la desconfianza, el temor, la inseguridad y  le dieron unas tremenda palizas al amor, por momentos parecía que iba a expirar, no obstante, maltrecho y moribundo se levantó una y otra vez para continuar.

El odio alineó toda la artillería, envió entonces a la pobreza, a la enfermedad, a la desvalorización, al egoísmo, a la indiferencia, ante todos ellos el amor se resquebrajó, parecía que al fin el odio y sus secuaces vencerían, pero el amor volvía a la carga y de nuevo seguía adelante.

El odio y todos sus partidarios se estaban devanando los sesos, ¿no era posible encontrar a alguien que le diera muerte al amor?, ¿esta misión les había quedado grande?

Mientras todos seguían debatiendo sobre el tema, apareció de un rincón del salón un miembro del consejo que había pasado desapercibido, de nariz puntiaguda, rostro cetrino,  vistiendo una bata negra y un sombrero grande de copa, exclamó muy quedo: lo haré yo.

Con paso lento se dirigió a la puerta, parecía un anciano desgarbado. Todo el comité parecía incrédulo.

Meses después el comité estaba reunido en pleno, el hombre de la nariz puntiaguda, rostro cetrino, lucía una sonrisa soslayada, ¡
misión cumplida, el amor ha muerto! Dió media vuelta y salió. 

Atónitos los asistentes, se miraron, quién era aquel que había logrado lo aparentemente imposible, el odio le gritó, cuéntanos ¿quién eres tú?: el hombre de la bata negra perezosamente se volteó y con una sonrisa socarrona exclamo: La rutina.

sábado, abril 11, 2015

Incrementa tu poder mental


La mente es un motor que debemos conservar en las mejores condiciones para hacerlo funcionar al cien por cien. Si nuestra mente está dispersa, olvidamos cosas, tomamos las decisiones erróneas, actuamos equivocadamente…

Energizar nuestra mente puede ayudarnos a ser más creativos, más lúcidos, solucionar mejor los retos con que nos enfrentamos cotidianamente y enfocarnos de la mejor manera en lo que nos interesa. Estos son algunos de los pasos que te pueden ayudar a aumentar tu poder mental.

1. Cambia tu rutina


Si sueles pasar tus días en forma robotizada, es probable que tu cerebro no esté funcionando a toda su capacidad. Estimular tu cerebro revitaliza tu mente, la llena de energía. Cambiar la rutina es uno de los primeros pasos que puedes emprender para dilucidar tu mente. Hacer siempre lo mismo te convierte en un ser autómata que no reacciona adecuadamente.

Hay muchas formas de cambiar tu rutina, desde elegir un camino distinto para ir a tus actividades diarias, practicar alguna actividad que nunca has intentado, conocer gente nueva, leer un buen libro, escuchar música distinta a la que habitualmente te agrada, ver una película alternativa…

2. Llénate de “buena vibra”

Las personas trasmiten a los demás sus vibraciones, positivas o negativas. Si sueles acompañarte de personas con buena vibra, tu mente se llenará de energía y estarás siempre con una mentalidad positiva. Eso te ayudará a ser más creativo, estimular tu mente con planes a corto y largo plazo. Y como todo tiene su compensación, no sólo aumentará tu energía mental sino también tu energía física. A la larga, todos esos beneficios repercutirán en hábitos más saludables.

3. Agradece todo lo bueno que te da la vida

A menos que seas una excepción en el planeta Tierra, siempre tendrás varias razones para agradecer todo lo bueno que te ofrece la vida. Ser agradecido conlleva producir energía mental positiva. Producir esa energía mental positiva te da más confianza y esa confianza te hará irradiar seguridad en todos los aspectos de tu vida.

Agradecer te permite darle el justo valor a tus cualidades, a tus habilidades, a las personas que te rodean, a tus relaciones. Un buen ejercicio es escribir por lo menos cinco de las razones por las que debes estar agradecido. El solo hecho de estar con vida ya es motivo de agradecimiento, ¿no lo crees?

4. Organízate

Pensar en múltiples cosas a la vez te dispersa y te impide concentrarte en metas concretas. Una buena forma de organizarte es planear con anticipación. Si elaboras una lista de lo que planeas hacer, te resultará más fácil decidir en qué orden deseas realizar tus cometidos.

Delegar las tareas a realizar también te ayuda. Recuerda que no puedes tu solo llevar el mundo sobre tus hombros. Siempre hay deberes que otros pueden realizar por ti. Cuando suprimes cosas inútiles de tu mente, la dejas libre para enfocarte en aquellas cosas que realmente solo tú puedes realizar.

Sigue estos sencillos pasos y no solo serás tú quien vea los efectos positivos. También los demás te harán saber la energía mental que emanas y la claridad de pensamiento que eres capaz de contagiar.

Imagen cortesía de kts design

miércoles, junio 25, 2014

Psicología positiva para huir de la rutina



No hay de qué preocuparse cuando uno empieza a tener la sensación de esclavitud a la vida. Los médicos lo apuestan todo a la psicología positiva, la misma que estudia el bienestar y la felicidad humana en un mano a mano con las virtudes y fortalezas que de por sí el hombre alberga.
CRISTINA ROMERO | 25/6/2014
Según los psicólogos la rutina y el cansancio que provoca llevar una vida lineal es una de las principales causas de depresión en personas jóvenes, para sorpresa de todos. La población que menos edad suma es la principal sufridora de la rutina y la que antes comienza a cultivar síntomas de cansancio y estados depresivos.

La solución está al alcance de la mano y es que el remedio más afectivo comienza por cambiar la actitud diaria, empezando por los detalles y rematando por cambiar el plan diario. Las bases que conforman el día a día, como el trabajo o los estudios, no se pueden cambiar, pero la forma en que se invierte el resto del tiempo puede ser clave para huir de la rutina que, como ya hemos dicho, empieza por introducir pequeños cambios en la agenda .

La psicología positiva confirma que en los pequeños detalles son los que marcan la diferencia. Algo tan simple como variar de panadería, de cafetería y de trayecto a casa o al trabajo son remedios económicos y simples que aumentan considerablemente el estado de ánimo en estos pacientes.

El profesor Martin Seligman de la Universidad de Pennsylvania, también antiguo director de la Asociación Americana de Psicología, fue el motivador de los estudios e investigaciones sobre la Psicología Positiva, la cual ha combinado pruebas sobre las emociones positivas de las personas y su lado más negativo para intentar así entender y cubrir a todas las necesidades humanas.

Muchas empresas y centros educativos ya han introducido los servicios de esta psicología positiva para evitar el aumento del porcentaje de pacientes con estas carencias.

miércoles, agosto 07, 2013

Cómo matar al amor


Hubo un día terrible en el que el Odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos los sentimientos más oscuros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano. Estos llegaron a la reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito. Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo: "Os he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien". Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien, sin embargo, todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos. "Quiero que matéis al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno quería destruirlo.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto; provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".

Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el informe del Mal Carácter quedaron decepcionados. "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante".

Fue entonces cuando, muy diligente, se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: "En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará". Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima quien efectivamente cayó herida. Pero, después de luchar por salir adelante, el Amor renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos, y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba. Cuando venían las Desgracias parecía sucumbir, mas con un poquito de paciencia, encontraba la manera de volver a levantarse. Sin tales percances tal vez no habría sido el amor del todo malo, pero tampoco del todo bueno.

El Odio, convencido de que el Amor era invencible, les dijo a los demás: "No podemos hacer nada más... El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos”.

De pronto, de un rincón del salón se levantó alguien poco reconocido, que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte. "Yo mataré el Amor”, dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo: "Ve y hazlo".

Tan sólo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después que, de mucho esperar, por fin el Amor había muerto. Todos estaban felices, pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: "Ahí os entrego el Amor totalmente muerto y destrozado", y sin decir más ya se iba. "Espera", dijo el Odio, "en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?"

El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: "soy La Rutina."