¿Quién soy yo?
El oráculo de Delfos nos propone: “Conócete a ti mismo”.
Y muchas veces confundimos el conocernos con los roles que desempeñamos:
médico, arquitecta, ingeniero, psicóloga, madre, esposa, hija.
Pero ¿Quién soy yo? Va
mucho más allá. Es una pregunta
compleja, sí, pero profundamente valiosa. Y para empezar a explorarla, existe
una herramienta antigua, sencilla y poderosa: la mirada de quienes nos rodean.
Las personas con quienes pasamos la mayor parte del tiempo
nos conocen de un modo más profundo. Han sido testigos de nuestras emociones
sin filtros, de nuestras reacciones más crudas, de momentos de dolor, de rabia
o vulnerabilidad. Nos han visto sin máscaras.
En cambio, quienes nos conocen en contextos más formales
—como un jefe, por ejemplo— suelen ver una versión más contenida y adaptativa
de nosotros.
Muchas veces descartamos eso que dicen de nosotros quienes
nos conocen sin mascaras.
¿Te has escuchado alguna vez diciendo cosas como…?
“Mi madre dice que yo soy… pero no es cierto.”
“Mi pareja cree que yo… pero está equivocado(a).”
“Mis hermanos dicen que yo soy…”
¿Qué hacemos ante sus afirmaciones? Nos defendemos. ¿Lo
haces tú también?
¿Qué pasaría si, en vez de rechazar esas afirmaciones, las tomáramos
como pistas? Tal vez allí encontremos joyas que nos guíen en el proceso de
autodescubrimiento.
Con honestidad, preguntémonos
- ¿Quién
soy yo?
- ¿Qué
imagen muestro a los demás?
- ¿Cuál
es mi verdadera esencia?
- ¿Cómo
actúo en mi peor versión?
- ¿De
qué manera me recupero?
- ¿Me
gusta cómo soy?
Estas serán pistas, pero…incluso cuando lleguemos a este
punto no sabremos quienes somos realmente. Es imperativo ir más allá como nos
propone Eckhart Tolle para encontrar que
somos aquel que observa nuestros pensamientos y emociones.