jueves, septiembre 03, 2015

Me doy permiso para vivir este duelo



“El duelo es algo bueno. Es la forma de ir a través de las transiciones de la vida” (Rick Warren).

El duelo es una respuesta normal y saludable ante una pérdida, es una de las experiencias más normales que tenemos en el curso de nuestra vida, éste describe las emociones que sentimos cuando perdemos a alguien o algo importante para nosotros. Las personas podemos vivir un duelo por varios motivos, por ejemplo:

· La muerte de un ser querido, incluidas las mascotas.

· El divorcio o cambios en las relaciones, incluidas las amistades.

· Cambios en nuestra salud o en la salud de un ser querido.

· Pérdida de un trabajo o cambios en la estabilidad financiera.

· Cambios en la forma de vida, como los que ocurren durante la jubilación o cuando se muda a un lugar nuevo.

La elaboración del duelo, es un proceso largo, lento y doloroso cuya magnitud dependerá en gran parte de la dimensión de lo perdido y de las características peculiares de cada persona. Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y experimentar el sufrimiento y la frustración por su ausencia, podemos identificar que ha terminado cuando ya somos capaces de recordar lo perdido sintiendo poco o ningún dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin lo que ya no está, cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en nuestro presente y en lo que tenemos a nuestro alrededor.

Nuestra vida está sometida al devenir de personas, cosas y situaciones variables, vivir, de alguna manera, es ganar y perder, gozar y sufrir. La experiencia del duelo, siempre vendrá acompañada del dolor, éste se relaciona invariablemente con una pérdida, una decepción o desilusión. Estas pérdidas o decepciones conllevan unas fases de tristeza, rabia y negación hasta la aceptación de la pérdida, pueden repercutir en nuestras vidas durante mucho tiempo. Este afrontamiento de la pérdida es complejo y emotivo, es importante que no lo minimicemos, pues de hacerlo y no elaborarlo, las consecuencias son negativas en nuestra salud, aparecen somatizaciones y diversos trastornos físicos y psíquicos, a los cuales muchas veces no encontramos su origen. Los duelos pueden ser mayores y masivos, como la muerte de un ser cercano y querido, la pérdida de trabajo o una enfermedad catastrófica, situaciones que tienen una gran carga afectiva, económica, social y de estrés. La pérdida de una pieza dental, un choque a nuestro automóvil o la pérdida de un objeto muy querido también pueden ser motivo para estar en duelo.

El duelo puede incluir tanto síntomas físicos como emocionales.

Emocionales: Ira, ansiedad y ataques de pánico, culpa, confusión, negación, desorganización, miedo, irritabilidad, soledad, aturdimiento, tristeza, shock.

Físicos: Episodios de llanto, diarrea, mareos, latidos cardíacos rápidos, sentir un nudo en la garganta, dolores de cabeza, hiperventilación, falta de apetito, problemas para dormir, cansancio, opresión en el pecho, pérdida o aumento de peso.

Es importante tener presente que, los síntomas del duelo y los síntomas de la depresión son muy similares. Si bien es normal sentirse triste después de una pérdida, los sentimientos asociados con el duelo deberían ser temporales. Pero si transcurrido un tiempo no empieza a sentirse mejor, sus sentimientos comienzan a perturbar su vida diaria o si está comenzando a pensar en hacerse daño o en hacer daño a otras personas, hable con su médico de familia, éstos pueden ser signos de depresión. Su médico de familia puede ayudarlo a tratar la depresión, de modo que pueda comenzar a sentirse mejor.

La duración de un duelo es distinta en cada persona, probablemente comenzará a sentirse mejor dentro de las 6 a 8 semanas. El proceso completo puede durar entre 6 meses y 4 años. Si siente que tiene problemas para manejar sus emociones, pida ayuda. Entre las personas que pueden ayudarlo se incluyen los amigos, la familia, un religioso, un consejero o terapeuta, los grupos de apoyo y su médico de familia.

Cuando la persona comienza a mejorar es posible que comience a sentirse mejor de a poco. Por ejemplo, comenzará a darse cuenta de que es un poco más fácil levantarse por la mañana o quizá tenga pequeñas ráfagas de energía. Este es el momento en el que comienza a reorganizar su vida en torno a su pérdida o sin su ser querido. Durante este tiempo, es posible que sienta que está atravesando una serie de altibajos. Es posible que se sienta mejor un día, pero peor al día siguiente. Esto es normal.

· No existe una forma “adecuada” de llevar o vivir el duelo. Cada persona es diferente. Tómese un tiempo para experimentar su pérdida a su manera, pero recuerde cuidarse:

· Hable de cómo se siente con otras personas.

· Intente mantenerse al día con sus tareas diarias, así no se siente abrumado.

· Duerma bastante, siga una dieta bien equilibrada y haga ejercicio en forma regular.

· Evite el alcohol. El alcohol puede hacerlo sentir más deprimido.

· Vuelva a su rutina normal tan pronto como pueda.

· Evite tomar decisiones importantes de inmediato.

· Permítase llorar, sentirse aturdido, enojarse o sentirse del modo que se siente.

· Pida ayuda a un profesional si la necesita.

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