domingo, septiembre 18, 2016

¡No te doy consejos ni tomo decisiones por ti!


El rostro de Rodrigo lo decía todo. Había contraído nupcias apenas unos pocos meses atrás y los temas que no se habían resuelto en el noviazgo estaban ahora haciendo de las suyas. ¿Qué ingenuo pensamiento nos lleva a creer que cuando nos casemos o cuando venga un hijo las cosas van a mejorar?

Rodrigo llevaba saliendo con Natalia 15 años, se conocían suficiente. Él prácticamente vivía en la casa de ella, mejor dicho de sus padres. En todo ese tiempo se habían ido ajustando el uno al otro y los temas de sombra se habían puesto sobre la mesa: Ella una celosa empedernida y él un alcohólico. Natalia saca su celotipia a bailar cuando alguna chica está rondando a su hombre y él como todo alcohólico, no tiene que beber todos los días para prefigurarse como tal, no puede arrimarse a una tapa de licor, ni siquiera a un confite de anís, pues esa minúscula cantidad de alcohol es suficiente para disparar la bioquímica interna de un alcohólico, ¡es que no puedes parar!, por más voluntad que pongas, ¡tu cuerpo te pide más! Allí arranca todo, él se pasa de copas, deja de ser tímido, se pone expansivo, relajado, risueño, mira las chicas, ellas le retribuyen, Natalia se para en el pelo y se muere de celos, piensa que él la va a dejar de amar, que lo va a perder.

Y eso pasó en la última fiesta a la que asistieron. Rodrigo bebió como una cuba y una amiga de Natalia se convirtió en su lazarillo, se divirtió a carcajadas con los apuntes que tiene Rodrigo cada que bebe. Natalia es hermosa pero esto no le alcanza para tener una autoimagen sólida y segura. Desde ese día anda con la celotipia alborotada, hasta el punto que pidió cita al psicoterapeuta. Y allí los problemas se agrandaron.

Natalia empezó las sesiones sola. El psicoterapeuta le dijo que era importante que también su pareja asistiera. Juicioso Rodrigo inició el proceso. Pronto se dio cuenta de que el psicólogo traicionaba su confianza contándole a Natalia todo lo que él le confiaba en su sesión privada.

Ahora Rodrigo entendía porque Natalia llegaba reclamándole. Después de la última sesión ella llegó diciendo: “cometí un error, el psicólogo me dijo que me tengo que separar, que fue un error habernos casado, que tú no eres para mí, que eres el hombre equivocado”. Rodrigo no podía entender lo que estaba escuchando y yo tampoco.

En el caso de las parejas el tema tiene tanto de largo como de ancho, cuando se trata de la pareja es parejo. La pareja llega a mí no por sus ojos, su bella sonrisa, su cuerpo espectacular, su ternura y espontaneidad, parece que sí, pero definitivamente no. Nuestro inconsciente nos junta con esa persona para aprender y crecer juntos. Los celos enfermos de Natalia, no tienen que ver con un amor desbordado hacia Rodrigo, tienen que ver con inseguridad y con falta de amor propio. El otro me está mostrando asuntos que necesito integrar. Y el tema no se resuelve poniendo la responsabilidad afuera de mí.

Un psicoterapeuta que sabe lo que tiene que hacer, jamás te va a lanzar a tomar decisiones, jamás te va a decir que tienes qué hacer, jamás va a compartir en una terapia de pareja la información que una de las partes le confía, jamás.

Es importante, muy importante que tengas clara esta información, un terapeuta es una persona criterio, pero, de igual manera tú tienes capacidad de discernimiento y asistes a psicoterapia para tratar de entender lo que te pasa a ti o a la relación y de qué manera asumes la responsabilidad de los asuntos que están pulsando, cómo eso que está sucediendo tiene que ver con tu historia personal, con tu infancia, con tu niño herido.

Un buen terapeuta, un buen profesional, un buen psicólogo no te dará consejos, para eso tienes a tus amigos, a tu madre a tu abuela. Nunca te dirá qué es lo que tienes que hacer, nunca tomará las decisiones por ti. Un buen profesional te ayudará a elicitar, a jalonar, a encontrar las respuestas y verdades que hay dentro ti. Te apoyará para tener claridad sobre el tipo de decisiones que vas a tomar, a sopesarlas. Esa es su ayuda jamás te dirá qué es lo que tienes que hacer.

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