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viernes, septiembre 09, 2016

El secreto del éxito de Juan Gabriel


Cuando nos vamos de aquí, nada nos llevamos, sólo queda lo que dejamos, nuestro legado. De Juan Gabriel nos quedaron sus canciones, casi dos mil composiciones cargadas de amor y generosidad. Sí generosidad, los artistas ven sus creaciones como hijos y Juan Gabriel entregó a sus hijos a otros artistas y su poesía,  en su voz y en la de otros, acompañaron millares de romances. 

Más allá de sus composiciones y de  los reveses que tuvo con quienes manejó sus finanzas, existió un ser humano capaz de transmutar las experiencias difíciles para aprender, entender, comprender y perdonar. Fue reiterativo con estas palabras y con esta postura coherente ante la vida, ante su madre y las personas que abusaron de su confianza, credibilidad y quienes lo maltrataron. 

Estas frases compendian, de alguna manera, desde mi sentir, su filosofía de vida y permiten descubrir al ser humano magnánimo que había, que hay detrás del compositor y el secreto de su éxito.  

lunes, octubre 19, 2015

Podemos llegar a odiarnos




Llegan a consulta. Cuando los recibo se muestran fríos, dejando ver la distancia que les separa. Cuando comienzan a hablar se puede apreciar el resentimiento y el rencor que subyace a sus palabras, se suceden las críticas, los reproches que abren un abismo entre ellos. No se escuchan, se interrumpen con acusaciones.

Este es el último cartucho, manifiestan al final. Sin embargo su mirada está más enfocada en la separación que en el encuentro. Al oírlos me cuesta creer que alguna vez se hayan querido. Cada uno aparece ante el otro desdibujado, despojado de las cualidades que un día fueron reconocidas y valoradas.

“Desde el principio había mucha atracción física entre nosotros, era como un imán que nos atraía irremisiblemente. Cada vez que coincidíamos y nos encontrábamos sentíamos alegría de vernos de nuevo, hasta que un día nos dejamos llevar por la pasión y comenzamos nuestra historia de amor. Me gustaba todo de él”, dice ella con los ojos brillantes.

“Yo la veía como la mujer más especial que había conocido nunca”, añade él sin apenas mirarla, como queriendo recrearse en aquellos sentimientos de tiempo atrás.

Esta historia se repite en las conversaciones entre amigos, en las consultas de los psicólogos. El amor puede tornarse en odio cuando no se cuida. En estudios científicos, entre los que destacan las investigaciones de Sterberg, se observó que el odio no podía ser entendido sin el amor ya que ambos se encuentran estrechamente relacionados debido a la similitud de sus componentes.

La teoría triangular del amor sostiene que en el amor subyacen tres componentes:

La intimidad, la pasión y la decisión y compromiso. Estos componentes no son estáticos, están en constante interacción entre ellos lo que da como resultado los siete tipos de amor: cariño, encaprichamiento, amor vacío, romántico, sociable, fatuo y consumado.

Por otra parte, la teoría triangular del odio es justo lo opuesto de los mismos componentes. Negación de la intimidad, que busca la desvinculación emocional y se alimenta del rechazo; pasión en el odio en forma de furia y compromiso en el odio, que devalúa a la persona para justificar el abandono.

También las neurociencias han obtenido resultados que ayudan a comprender mejor por qué es tan fácil pasar del amor al odio. Desde un punto de vista biológico, el odio activa numerosas áreas cerebrales y muchas regiones que se activan cuando se odia son las mismas que cuando se está enamorado.

El odio se gesta con las pequeñas cosas que dejamos sin resolver adecuadamente, como ocurre en el caso de nuestra pareja, y va creando círculos de fuego en los que muchas veces acabamos quemándonos. Comenzamos a echar leña al fuego cuando no se cumplen nuestras expectativas respecto a lo que esperamos de las personas amadas y comenzamos a acumular quejas.

El desamor llega con la negación de todo lo que habíamos pensado e imaginado del otro, dejamos de valorar y apreciar sus cualidades y desdibujamos en nosotros la imagen de ese ser único y diferente del que nos enamoramos.

En este proceso suelen haber al principio muchos intentos de tapar o justificar el dolor que produce la decepción. Sin embargo, conforme avanza la vivencia de desencuentro, se convierte la relación en un gran punto negro, desde el que solamente se ve lo negativo. Llegados a este punto, ya está instalado el odio en nuestro corazón e instaurado el mecanismo de proyección desde el que culpamos al otro de nuestro sufrimiento y le odiamos porque deja al desnudo nuestras debilidades, nuestra dependencia y nuestra inseguridad.

Las personas más vulnerables a albergar sentimientos de odio son aquellas que tienen baja autoestima, porque se sienten atacadas más fácilmente que las personas seguras de sí mismas. La inseguridad que domina en las personas con una autoestima devaluada, unida a las comparaciones, los sentimientos de inferioridad, la baja tolerancia a la frustración, el miedo, los complejos y la intolerancia, impiden que canalicen de forma adecuada sus emociones por lo que son fuentes generadoras de odio en sus relaciones personales y sociales.

El odio corroe a quien lo siente; mina el estado anímico y puede llegar incluso a derivar en problemas de salud como el insomnio, el estrés, la ansiedad o la depresión y debilita considerablemente el sistema inmunológico.

El odio igual que el amor supone una “instalación”. Cuando dejamos de estar instalados en el odio, recuperamos nuestra capacidad para ver al otro en toda su dimensión, y podemos proyectarnos desde el sentimiento amoroso que favorece el encuentro.

http://mundoejecutivo.com.mx/

*Psicóloga, profesora Universidad de Murcia

domingo, diciembre 15, 2013

Gran sabiduría


Estaba el Buda meditando en la espesura junto a sus discípulos, cuando se acercó un detractor espiritual que lo detestaba y aprovechando el momento de mayor concentración del Buda, lo insultó lo escupió y le arrojó tierra.

Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, sus discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido.

Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos, que suelten al hombre y se dirige a este con suavidad y convicción diciéndole:

“Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso COMO UN ESPEJO muestra el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran NO ENTENDER ni vivir el proceso de la unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida.

Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor. Todo insulto suyo será bien recibido, como un estímulo para ver si vibramos alto, o es sólo un engaño de la mente esto de ver la unidad en todo”.

Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna.

A la mañana siguiente, el agresor, se presentó ante Buda, se arrojó a sus pies y le dijo en forma muy sentida:

”No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted”

Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo:

“Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero NO puedo perdonarlo”

El hombre muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Buda respondió:

“Entiéndame, claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, después de haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior, a aquel que en su bajeza mental nos hirió.

Solo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, a aquel ignorante que le causó una herida”.

Y continuó:

“No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, NO ME SIENTO SUPERIOR, NO SIENTO QUE ME HAYAS HERIDO, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, solo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar.”

El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad, y ante esa mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita:

“Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo:

Para perdonar, ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar.

Vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia están todavía llenos de rencor, y les va a gustar mucho que usted les pida perdón.

En su ignorancia se van a sentir magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón, y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego lleno de culpa, y así más o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado”

Y así fue.

miércoles, septiembre 11, 2013

EL RETORNO A LA INOCENCIA - ARI SHEMOTH



El retorno a la inocencia comienza por la toma de conciencia de nuestro resentir más profundo. Ese que nos traumatizo siendo unos niños y que seguimos sin expresar en nuestra vida adulta. Llevamos encima el dolor que nos produjo la falta de reconocimiento, de rechazo y abandono. La herida que llevamos por sentirnos separados duele mucho. Buscamos encontrar paz y amor, devoción y unión. De todo eso quisiéramos inundar nuestro sentir.

Pero algo fallo en nuestra familia. Nuestros ojos inocentes siguen sin entender el porqué. Por tanto llevamos en la memoria emocional todas esas vivencias no gratas. La vida es un gran acontecimiento. Tu nacimiento fue algo grandioso. Cada familia es un tesoro. ¿Por qué entonces tanta desintegración, resentimiento y dolor?... la respuesta se encuentra en el sentir profundo de cada quien. Me refiero a nuestro niño interno.

¿Cómo podemos sanarlo?... Existen varias capas de dolor que esconden el resentir profundo. Desde el sentir trata de hallar aquello que te impacto más y exprésalo para liberar tu tensión. Ahora pon tu atención en ese adulto que tienes enfrente. Es un disfraz lo que percibes, existe algo que haya escondido en ese traje. ¿Lo ves?... se trata de otro niño tan aterrorizado como tú, que tampoco entiende nada. Por eso se volvió hostil.

Dile que lo comprendes y perdonas por el dolor que te causo. Ahora invítale a jugar. Exprésale que tu también te sientes sola(o), pero que si juegan juntos se tendrán el uno al otro. Acércate, y pídele permiso para tomar su mano. No la sueltes, siente su presencia y ahora sálganse de ese lugar frío y oscuro para jugar en el campo. Sientan el calor de la vida que les abraza. Es hermoso, tienen muchas cosas con que entretenerse y por las cuales sonreír.

Nadie deja de ser un niño en toda su vida. Quienes se reprimen, es porque esconden un gran dolor que los vuelve agresivos y desconsiderados. Solo tratan de sobrevivir y defenderse de lo que no han entendido. Ahora que lo sabes pídeles perdón por haberlos juzgado y alejado, abrázalos, basta con que lo sientas desde tu interior sin no lo puedes hacer físicamente. Míralos, y exprésales que los comprendes, que los aceptas, que reconoces e integras totalmente como son sin pretenderlos cambiar. Todos ellos son tu familia. Muchas gracias por hacer la paz.

© Ari Shemoth

martes, diciembre 18, 2012

¿CUÁLES SON TUS MIEDOS?



En su libro "Cómo hablar en público e influir en los hombres de negocio"  Dalle Carnegi afirma que los dos grandes miedos que enfrenta el hombre son: el miedo a volar y el miedo a hablar en público.  Miedos que están  están ligados a otros más profundos: el miedo a la soledad, el miedo a la escasez, el miedo a la enfermedad, el  miedo a la muerte. ¿Cuál de ellos te asusta?, ¿dónde nacieron? ¿Es posible enfrentarlos para dar paso a la seguridad y la confianza?
Todos los miedos tienen su origen en las experiencias y vivencias de la infancia, en los paradigmas y  creencias recibidas de las personas significativas con las cuales alternamos  en la infancia: los padres biológicos o de crianza, los hermanos, los abuelos, los  tíos,  los maestros de escuela.   Con  autoconsciencia es posible superarlos.
Miedo a la Soledad  
Frente a la soledad puedes escuchar los dictados del ego o los del espíritu. El ego te lleva a pensar que estás solo, que estás aquí,  al lado de los otros con el papel estelar,  para tener reconocimiento en  tu vida social, familiar, laboral…
Mientras que el espíritu te recuerda que eres parte de una totalidad,  que emanas de una energía divina, sin importar el rotulo que a esta le pongas. Esa totalidad se expresa en tu luz interior.
Cuando te das cuenta de que realmente tienes esa luz interior, puedes mirar con el  corazón para darte cuenta que nunca estás solo, que siempre estás en la mejor compañía, tú mismo, en ese momento mágicamente empezaran a llegar  a tu vida las personas que se sintonizan en esa misma frecuencia.
Miedo a la escasez
¿Te has dado cuenta que las personas generosas y  aquellas que  tienen creencias positivas y de abundancia frente al dinero    siempre lo tienen? ¿Cuál es su secreto?, consciente o inconscientemente saben  que el dinero es energía y que como tal debe fluir, no  debe estancarse.  Además,  se sienten merecedores, ¿merecedores de qué? de lo mejor para sus vidas. ¿Te sientes tú merecedor?
¿Quieres dejar atrás el miedo a no tener cubiertas las necesidades básicas para ti y los tuyos: techo, alimento, implementos para la escuela, el trabajo?   Esto requiere de  un trabajo personal.   
La postura de víctima, es una señal inequívoca de que el fantasma del miedo está embistiendo. Para intimidar esta  presencia di GRACIAS. Gracias por la abundancia que hoy tienes en tu vida.  Gracias  te abre  a la abundancia de hoy y la que viene, el universo entiende el mensaje que le envías, “estoy  listo para recibir e ingresar al flujo de la abundancia y la prosperidad”. Agradecer te permite ver, sentir que eres un afortunado. Gracias, porque puedo ver la luz de la mañana, el rostro de mi madre, de mi pareja  de mis hijos, de mis hermanos, de  los guayacanes floridos en el mes de diciembre como soles en cada esquina de mi ciudad. Gracias por mi cama mullida y sus sabanas limpias. Gracias por las situaciones difíciles, que definitivamente me dejan gran sabiduría. Gracias por el amor, el abrazo y la salud  de mis hijos. Gracias,  por mis pacientes, por tener quien me prepare una comida caliente, deliciosa. Gracias porque tengo un cerebro que funciona perfectamente, por mi corazón, mi hígado, mis riñones…
El agradecimiento abre las puertas para cristalizar tus deseos.  
Miedo a la Enfermedad 
La enfermedad da cuenta de la falta de armonía en el estado de conciencia. La debilidad que trae consigo la enfermedad implica pérdida de fortaleza interior.  
Uno de los caminos que conduce al auto sabotaje es la culpa, el rencor  y el resentimiento. El  resentimiento es el veneno que tomas creyendo que matas al otro, cuando realmente te está matando a ti. Armonízate con tu pasado, el perdón es tu mejor regalo, MarK Twain lo dice bellamente: “el perdón es la fragancia que sueltan las violetas, cuando se levanta el zapato que las aplasta”.  Perdona a todos los que te han herido, a la vida, pero sobre todo a ti mismo, en últimas el perdón es un regalo para ti.
Lois Hay, autora del libro “sanate a ti mismo”, propaga el mensaje de auto reconciliación a partir de  repetir afirmaciones que borren las huellas negativas del condicionamiento pasado. El trabajo con miles de personas la ha llevado a concluir que toda enfermedad lleva implícito un auto rechazo. Así que la frase campeona a repetir frente al espejo cada mañana es “me quiero y me acepto tal como soy”. Muchos de mis pacientes lloran cuando les pongo a realizar el ejercicio, otros se rehúsan y se sienten ridículos. No son más que expresiones de resistencia y miedo a reconocer su propia belleza y magnificencia. Han pasado tanto tiempo juzgándose y exigiéndose la perfección, que la experiencia  les resulta difícil en principio. Luego dan el gran salto.
Miedo a la Muerte
Steven Covey en su libro “los siete hábitos de la gente altamente efectiva” propone el ejercicio de visualizar el propio funeral: las flores, las personas que concurrirán, lo que dirán los compañeros de trabajo, la familia, los hijos … Pese a que la muerte es una realidad a la que caminamos al momento de nacer, poco pensamos en ella. Le damos escasa importancia, como si al hacerlo pudiéramos escapar de su influjo. Es nuestro destino final.
Los occidentales hemos sido levantados con el temor a morir, mientras que en oriente a la muerte se le  ve con alegría, con júbilo, como la posibilidad de reencarnar en un cuerpo sano y joven.  
La científica y tanatóloga Elizabeth Kubler Ross en su libro “la rueda de la vida” dice “Cuando hemos realizado la tarea que hemos venido a hacer en la tierra, se nos permite abandonar el cuerpo que aprisiona nuestra alma, al igual que el capullo de seda encierra a la futura mariposa.  Llegado el momento podemos marcharnos y vernos libres del dolor, los temores y las preocupaciones, libres como una bellísima mariposa para regresar  a nuestro hogar, a Dios”
Las  experiencias de quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte,  coinciden con los orientales de que este viaje es  una experiencia radiante de total gozo, donde todo dolor desaparece,  donde todas las preguntas tienen respuesta. “…mientras tanto, yo sentía que está inmerso en un espacio absolutamente desconocido. Recuerdo una gran claridad, donde no había luz, sino que yo era la luz. No escuchaba música, sino que la música era yo. Tampoco percibía armonía y paz, pues yo era exactamente eso. La sensación global, era estar formando parte de un Gran Todo, donde lo existente era el universo sin estrellas, pues todo era luz, felicidad y amor”.El aspecto más significativo de ello es cómo me ha cambiado, para siempre. Es el conocimiento interior de que yo soy una persona diferente habitando el cuerpo que otros siguen reconociendo como el mío, pero yo soy otro. Ahora creo que la muerte no es sino el viaje a este otro mundo maravilloso
El antídoto para combatir el miedo, cualquiera que este sea  es el amor. Empieza ahora misma por la persona más importante del universo: Tú mismo.


viernes, diciembre 09, 2011

El otro es mi espejo

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Cuando no soportas a alguien, obsérvate, siéntete, escúchate, ¿qué es lo que esa persona te revela? ¿Qué te muestra aquel, que no aceptas en ti? A este fenómeno en psicología Gestalt se le denomina proyecciones. Es difícil identificarlas pues el mecanismo de defensa que desplegamos es la evasión, la huida de eso que no queremos darnos cuenta, recuerda, el otro es un espejo, MI espejo. 
Este relato de Gandhi nos ayuda a entender un poco más el tema.
Le Preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles son los factores que destruyen al ser humano.  Él respondió así: 

“La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad.  La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido. La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí.”