En su libro "Cómo hablar en público e influir en los hombres de negocio" Dalle Carnegi
afirma que los dos grandes miedos que enfrenta el hombre son: el miedo a volar
y el miedo a hablar en público. Miedos
que están están ligados a otros más
profundos: el miedo a la soledad, el miedo a la escasez, el miedo a la enfermedad,
el miedo a la muerte. ¿Cuál de ellos te asusta?,
¿dónde nacieron? ¿Es posible enfrentarlos para dar paso a la seguridad y la
confianza?
Todos los miedos tienen su origen en las
experiencias y vivencias de la infancia, en los paradigmas y creencias recibidas de las personas significativas
con las cuales alternamos en la
infancia: los padres biológicos o de crianza, los hermanos, los abuelos, los tíos, los maestros de escuela. Con autoconsciencia es posible superarlos.
Miedo
a la Soledad
Frente a la soledad puedes escuchar los
dictados del ego o los del espíritu. El ego te lleva a pensar que estás solo,
que estás aquí, al lado de los otros con
el papel estelar, para tener
reconocimiento en tu vida social,
familiar, laboral…
Mientras que el espíritu te recuerda que
eres parte de una totalidad, que emanas de
una energía divina, sin importar el rotulo que a esta le pongas. Esa totalidad
se expresa en tu luz interior.
Cuando te das cuenta de que realmente
tienes esa luz interior, puedes mirar con el corazón para darte cuenta que nunca estás solo,
que siempre estás en la mejor compañía, tú mismo, en ese momento mágicamente empezaran
a llegar a tu vida las personas que se
sintonizan en esa misma frecuencia.
Miedo
a la escasez
¿Te has dado cuenta que las personas
generosas y aquellas que tienen creencias positivas y de abundancia frente
al dinero siempre
lo tienen? ¿Cuál es su secreto?, consciente o inconscientemente saben que el dinero es energía y que como tal debe
fluir, no debe estancarse. Además, se sienten merecedores, ¿merecedores de qué?
de lo mejor para sus vidas. ¿Te sientes tú merecedor?
¿Quieres dejar atrás el miedo a no tener
cubiertas las necesidades básicas para ti y los tuyos: techo, alimento,
implementos para la escuela, el trabajo?
Esto requiere de un trabajo
personal.
La postura de víctima, es una señal inequívoca
de que el fantasma del miedo está embistiendo. Para intimidar esta presencia di GRACIAS. Gracias por la
abundancia que hoy tienes en tu vida. Gracias
te abre a la abundancia de hoy y la que viene, el
universo entiende el mensaje que le envías, “estoy listo para recibir e ingresar al flujo de la
abundancia y la prosperidad”. Agradecer te permite ver, sentir que eres un
afortunado. Gracias, porque puedo ver la luz de la mañana, el rostro de mi
madre, de mi pareja de mis hijos, de mis
hermanos, de los guayacanes floridos en
el mes de diciembre como soles en cada esquina de mi ciudad. Gracias por mi cama
mullida y sus sabanas limpias. Gracias por las situaciones difíciles, que definitivamente
me dejan gran sabiduría. Gracias por el amor, el abrazo y la salud de mis hijos. Gracias, por mis pacientes, por tener quien me prepare
una comida caliente, deliciosa. Gracias porque tengo un cerebro que funciona
perfectamente, por mi corazón, mi hígado, mis riñones…
El agradecimiento abre las puertas para cristalizar
tus deseos.
Miedo
a la Enfermedad
La enfermedad da cuenta de la falta de armonía
en el estado de conciencia. La debilidad que trae consigo la enfermedad implica
pérdida de fortaleza interior.
Uno de los caminos que conduce al auto
sabotaje es la culpa, el rencor y el resentimiento.
El resentimiento es el veneno que tomas
creyendo que matas al otro, cuando realmente te está matando a ti. Armonízate con
tu pasado, el perdón es tu mejor regalo, MarK Twain lo dice bellamente: “el perdón
es la fragancia que sueltan las violetas, cuando se levanta el zapato que las
aplasta”. Perdona a todos los que te han
herido, a la vida, pero sobre todo a ti mismo, en últimas el perdón es un
regalo para ti.
Lois Hay, autora del libro “sanate a ti
mismo”, propaga el mensaje de auto reconciliación a partir de repetir afirmaciones que borren las huellas
negativas del condicionamiento pasado. El trabajo con miles de personas la ha
llevado a concluir que toda enfermedad lleva implícito un auto rechazo. Así que
la frase campeona a repetir frente al espejo cada mañana es “me quiero y me
acepto tal como soy”. Muchos de mis pacientes lloran cuando les pongo a realizar
el ejercicio, otros se rehúsan y se sienten ridículos. No son más que
expresiones de resistencia y miedo a reconocer su propia belleza y
magnificencia. Han pasado tanto tiempo juzgándose y exigiéndose la perfección,
que la experiencia les resulta difícil en
principio. Luego dan el gran salto.
Miedo
a la Muerte
Steven Covey en su libro “los siete hábitos
de la gente altamente efectiva” propone el ejercicio de visualizar el propio
funeral: las flores, las personas que concurrirán, lo que dirán los compañeros
de trabajo, la familia, los hijos … Pese a que la muerte es una realidad a la
que caminamos al momento de nacer, poco pensamos en ella. Le damos escasa
importancia, como si al hacerlo pudiéramos escapar de su influjo. Es nuestro
destino final.
Los occidentales hemos sido levantados con
el temor a morir, mientras que en oriente a la muerte se le ve con alegría, con júbilo, como la
posibilidad de reencarnar en un cuerpo sano y joven.
La científica y tanatóloga
Elizabeth Kubler Ross en su libro “la rueda de la vida” dice “Cuando hemos
realizado la tarea que hemos venido a hacer en la tierra, se nos permite
abandonar el cuerpo que aprisiona nuestra alma, al igual que el capullo de seda
encierra a la futura mariposa. Llegado el
momento podemos marcharnos y vernos libres del dolor, los temores y las
preocupaciones, libres como una bellísima mariposa para regresar a nuestro hogar, a Dios”
Las experiencias de quienes han tenido
experiencias cercanas a la muerte, coinciden
con los orientales de que este viaje es una experiencia radiante de total gozo, donde
todo dolor desaparece, donde todas las
preguntas tienen respuesta. “…mientras
tanto, yo sentía que está inmerso en un espacio absolutamente desconocido. Recuerdo
una gran claridad, donde no había luz, sino que yo era la luz. No escuchaba
música, sino que la música era yo. Tampoco percibía armonía y paz, pues yo era
exactamente eso. La sensación global, era estar formando parte de un Gran Todo,
donde lo existente era el universo sin estrellas, pues todo era luz, felicidad
y amor”. “El aspecto más
significativo de ello es cómo me ha cambiado, para siempre. Es el conocimiento
interior de que yo soy una persona diferente habitando el cuerpo que otros
siguen reconociendo como el mío, pero yo soy otro. Ahora creo que la muerte no
es sino el viaje a este otro mundo maravilloso”
El antídoto para combatir el miedo,
cualquiera que este sea es el amor. Empieza
ahora misma por la persona más importante del universo: Tú mismo.
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