Todo aborto implica un
duelo y por ende malestares. El aborto presenta una afectación clínica, no sólo
para la mujer, sino para la familia y para el facultativo que lo atiende.
El síndrome post aborto
puede presentarse en dos situaciones distintas: cuando se provoca y cuando es
espontaneo. La intensidad del síndrome post aborto puede ser: ligero,
moderado o severo.
Según la evidencia de la
experiencia clínica, la mujer que sufre un aborto espontaneo tiene una
intensidad ligera, no padece sentimiento
de culpa, que sí presenta y
profundamente la mujer que ha tomado la decisión de hacerlo. La resolución del duelo en un aborto
espontaneo es más fácil.
¿Dónde se encuentran,
qué comparten las mujeres de un aborto
espontaneo y uno provocado? En ambos
casos sufren crisis de ansiedad, depresión, angustia, sentimientos de vacío, muchas, necesitan psicofármacos. Estos síntomas varían dependiendo de la fase
en que se realizó el aborto, fase
embrionaria o en la fase fetal, las
consecuencias no son las mismas.
El aborto voluntario tiene
implicaciones psicológicas y espirituales. El deshacer la culpa, reelaborar el perdón y facilitar el duelo,
todo ello implica espiritualidad, en el
sentido de lo trascendente, que nada
tiene que ver con religión. Para una mujer que aborta caminando en contravía de sus creencias, la elaboración del aborto es
más difícil y el impacto mayor, que para otra mujer que no las tenga.
Existen dos maneras de
afrontar el aborto voluntario: una es negándolo, huyendo, relegándolo al
inconsciente, con lo cual “no ha pasado nada”. Sí pasa. La otra forma es
mediante el seudo afrontamiento con una seudo fortaleza: “no pasa nada”, si
pasa. Mujeres, pareja, familia, facultativo: no se engañen emocional y
psíquicamente sí pasa algo.
Las mujeres que han
realizado una de estas dos formas de afrontamiento padecen un síndrome de
intensidad de moderado a severo, cuyas características comunes visibles de
los ocho meses a un año son: hiper
excitabilidad, irritabilidad, profundos sentimientos de ira, de rabia,
alteración de los ritmos de vigilia y sueño. Hay una conducta observable de su
microsistema, en una consulta médica se
pueden determinar unas causas, que ojo,
no son las verdaderas.
Las de peor pronóstico
son las que han relegado al inconsciente
el duelo. La intrusión, el no manejo del tiempo y de la circunstancia
traumática, se anclan en el pasado de manera recurrente y obsesiva, “¿por qué
lo hice?”, elaboran conjeturas, “me vi forzada”, “podía haber hecho esto, o lo
otro”. Ese anclaje en el pasado no les
permite vivir el presente, ni
proyectarte al futuro.
Las mujeres que han
abortado en el primer trimestre y que oficialmente lo han olvidado presentan un estado distimico (trastorno afectivo de
carácter depresivo crónico caracterizado por la baja autoestima y aparición de
un estado de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado, pero que no cumple con
todos los patrones diagnósticos para una depresión), que coincide con la fecha del alumbramiento.
Pensamientos constantes de la edad y del tramo vital que podría haber tenido
ese hijo, el calendario nunca les es indiferente, queda como fecha traumática
el acto abortivo.
La constricción que es
mucho más relegado al inconsciente, implica quedar anestesiado en el amor y la
ternura, estas mujeres se instalan en el punto de amar y no ser amada. Un alto
porcentaje de estas mujeres, 60%, tiene
ideación suicidada, respecto de mujeres
que han abortado de modo espontaneo.
Estas características
tienen un cuadro clínico propio, que no aparece tipificado en el DSM V, por cuestiones ideológicas. Aparece
el síndrome post aborto, como un
síndrome de estrés pos traumático.
Cuáles son los criterios establecidos en el del DSM V para determinar
que existe el síndrome de estrés postraumático: haber padecido una lesión
física importante, violencia sexual,
presenciar o participar en un crimen.
Uno de los argumentos
esgrimidos por familiares, profesionales y la propia interesada para practicar
el aborto, es la salud mental de la madre,
este diagnóstico lo debería dar
alguien del ámbito psicológico o psiquiátrico, pero no se cumple con esta condición,
precisamente por salud mental debe informarse a la gestante de las dificultades de tipo emocional y
psíquico que enfrentará en el futuro.
Una vez que la mujer sale de la clínica enfrenta una de las tres siguientes
situaciones mentales:
Primera situación: las visuales
sensoriales, definen cada detalle con precisión, el uniforme de la enfermera, el color y el olor de la habitación, la temperatura de la camilla,
descripción que hacen reventadas emocionalmente.
Segunda situación: las que
describen: que estaban aturdidas o en
un ataco o que huyen. Muchas veces van acompañadas de la
pareja que las ha presionado para ir allí, relatan la emotividad traspasadas, con un peso emocional y psíquico trascendente, no recuerdan nada
objetal y espacial.
Tercera situación: las que
tiene recuerdos intrusivos y obsesivos como
flash back, padecen terrores nocturnos,
despiertan con agitación motorica,
sensación de que están bajo el sueño, pero con la vivencia de algo terrible.
Sufren de insomnio: primario, del primer
tramo de la noche, secundario, se despiertan muy pronto o el sueño se interrumpe, despiertan y no vuelven a conciliar el sueño.
En esos momentos de insomnio aparece el flash
back del hecho abortivo.
Soy próvida, no hago la apología
del aborto. No obstante, no juzgo a
nadie, toda mujer de cualquier edad y condición
sexual que haya pasado por esta experiencia necesita ser escuchada, necesita
sanarse, deshacer la culpa, reelaborar el
perdón y facilitar el duelo desde lo trascendente, permitirse reconstruir su yo.
Fuente imagen: http://aborto324a.blogspot.com/
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