jueves, febrero 21, 2013

¿PUEDE SANARSE EL SINDROME POST – ABORTO?



Todo aborto implica un duelo y por ende malestares. El aborto presenta una afectación clínica, no sólo para la mujer, sino para la familia y para el facultativo que lo atiende.
El síndrome post aborto puede presentarse en dos situaciones distintas: cuando se provoca y cuando es espontaneo.  La intensidad  del síndrome post aborto puede ser: ligero, moderado o severo.
Según la evidencia de la experiencia clínica, la mujer que sufre un aborto espontaneo tiene una intensidad ligera,  no padece sentimiento de culpa, que sí presenta y  profundamente la mujer que ha tomado la decisión de hacerlo.   La resolución del duelo en un aborto espontaneo es más fácil.
¿Dónde se encuentran, qué  comparten las mujeres de un aborto espontaneo y uno provocado?  En ambos casos sufren crisis de ansiedad, depresión, angustia, sentimientos de vacío,  muchas, necesitan psicofármacos.  Estos síntomas varían dependiendo de la fase en que se realizó el aborto,  fase embrionaria o en la fase fetal,  las consecuencias no son las mismas.
El aborto voluntario tiene implicaciones psicológicas y espirituales. El deshacer la culpa,  reelaborar el perdón y facilitar el duelo, todo ello implica espiritualidad,  en el sentido de lo trascendente, que nada  tiene que ver con religión. Para una  mujer que aborta caminando  en contravía  de sus creencias, la elaboración del aborto es más difícil y  el impacto mayor,  que para otra mujer que no las tenga.
Existen dos maneras de afrontar el aborto voluntario: una es negándolo, huyendo, relegándolo al inconsciente, con lo cual “no ha pasado nada”. Sí pasa. La otra forma es mediante el seudo afrontamiento con una seudo fortaleza: “no pasa nada”, si pasa. Mujeres, pareja, familia, facultativo: no se engañen emocional y psíquicamente sí pasa algo. 
Las mujeres que han realizado una de estas dos formas de afrontamiento padecen un síndrome de intensidad de moderado a severo, cuyas características comunes visibles de los  ocho meses a un año son: hiper excitabilidad, irritabilidad, profundos sentimientos de ira, de rabia, alteración de los ritmos de vigilia y sueño. Hay una conducta observable de su microsistema, en una consulta médica  se pueden determinar unas causas,   que ojo, no son las verdaderas.
Las de peor pronóstico son  las que han relegado al inconsciente el duelo. La intrusión, el no manejo del tiempo y de la circunstancia traumática, se anclan en el pasado de manera recurrente y obsesiva, “¿por qué lo hice?”, elaboran conjeturas, “me vi forzada”, “podía haber hecho esto, o lo otro”. Ese anclaje en el pasado  no les permite vivir el presente,  ni proyectarte al futuro.
Las mujeres que han abortado en el primer trimestre y que oficialmente lo  han olvidado presentan  un estado distimico (trastorno afectivo de carácter depresivo crónico caracterizado por la baja autoestima y aparición de un estado de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado, pero que no cumple con todos los patrones diagnósticos para una depresión),   que coincide con la fecha del alumbramiento. Pensamientos constantes de la edad y del tramo vital que podría haber tenido ese hijo, el calendario nunca les es indiferente, queda como fecha traumática el acto abortivo.
La constricción que es mucho más relegado al inconsciente, implica quedar anestesiado en el amor y la ternura, estas mujeres se instalan en el punto de amar y no ser amada. Un alto porcentaje de estas mujeres, 60%,  tiene ideación  suicidada, respecto de mujeres que han abortado de modo espontaneo.
Estas características tienen un cuadro clínico propio, que no aparece tipificado  en el DSM V, por cuestiones ideológicas. Aparece el síndrome post aborto,  como un síndrome de estrés pos traumático.  Cuáles son los criterios establecidos en el del DSM V para determinar que existe el síndrome de estrés postraumático: haber padecido una lesión física importante,  violencia sexual, presenciar o participar en un crimen.
Uno de los argumentos esgrimidos por familiares, profesionales y la propia interesada para practicar el aborto, es la salud mental de la madre,  este diagnóstico lo debería  dar alguien del ámbito psicológico o psiquiátrico, pero no se cumple con esta condición, precisamente por salud mental debe informarse a la gestante  de las dificultades de tipo emocional y psíquico que enfrentará en el futuro.
Una vez que la mujer  sale de la clínica  enfrenta una de las tres siguientes situaciones mentales:
Primera situación: las visuales sensoriales,  definen cada  detalle con precisión,  el uniforme de la enfermera, el color  y el olor de la habitación,   la temperatura de la camilla, descripción  que hacen reventadas  emocionalmente.
Segunda situación: las que describen: que  estaban aturdidas o en un  ataco o que  huyen. Muchas veces van acompañadas de la pareja que las ha presionado para ir allí, relatan la emotividad  traspasadas, con un peso emocional y  psíquico trascendente, no recuerdan nada objetal y espacial.
Tercera situación: las que tiene recuerdos intrusivos  y obsesivos como flash back,   padecen terrores nocturnos,  despiertan con agitación motorica, sensación de que están bajo el sueño, pero con la vivencia de algo terrible. Sufren de  insomnio: primario, del primer tramo de la noche, secundario, se despiertan muy pronto o el sueño se interrumpe,   despiertan y no vuelven a conciliar el sueño. En esos momentos de insomnio aparece  el flash back del hecho abortivo.
Soy próvida, no hago la apología del aborto. No obstante,  no juzgo a nadie,  toda mujer de cualquier edad y condición sexual que haya pasado por esta experiencia necesita ser escuchada, necesita sanarse, deshacer la culpa,  reelaborar el perdón y facilitar el duelo desde lo trascendente, permitirse reconstruir su yo. 

Fuente imagen: http://aborto324a.blogspot.com/

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