Estamos inmersos en un
sistema de salud donde se prescriben ansiolíticos
y antidepresivos como si fueran galletas, pues olvidan algunos de los facultativos que
las ordenan, que pueden
convertirse en sustancias adictivas, si
no se acompaña de un tratamiento psicológico que posibilite entender el origen del
padecimiento, su comprensión y una re significación que permita desmontar el
medicamento.
Es verdad que la mayoría de
los pacientes quieren tomar el camino fácil, de ingerir un comprimido que “me
quite esto tan maluco que estoy sintiendo” en lugar de iniciar un camino de autoconocimiento y autobservación,
que puede ser largo y en ocasiones nada fácil.
No obstante, los argumentos están sobre
la mesa: ¿se da a conocer de manera amplia y suficiente sobre los
efectos secundarios de los medicamentos psiquiátricos? ¿Se informa que un ansiolítico
puede producir somnolencia, torpeza de
movimientos, dificultad para conducir, complicaciones con la memoria, gastritis,
parestesias y que los antidepresivos
pueden producir agitación, insomnio, perdida o incremento del apetito, entre
otros?
En un momento determinado
es importante el consumo del medicamento, aminora los síntomas, pero no
resuelven el problema, de allí la necesidad de explorar la génesis del
trastorno y la forma de solventarlo mediante el auto apoyo con un
acompañamiento psicológico adecuado.
Existe además la vía de
consumir los aminoácidos que se
encuentran en algunos alimentos para reversar el trastorno sin recurrir a los fármacos. ¿Cuáles aminoácidos? El triptófano, produce serotonina y su falta conlleva depresión,
insomnio, desgano, irritabilidad, tristeza…
Donde se encuentra el triptófano:
en los lácteos, leche, queso, yogurt, carnes, pescado, cereales, pero
integrales, chocolate, las frutas que contienen proteína tales como el maní,
las nueces, las almendras, semillas de calabaza, sésamo y girasol, las
leguminosas, sobre todo los garbanzos. Si
bien el triptófano también puede adquirirse en comprimidos, y consumirse media
hora antes de las comidas, su nivel de absorción no es el mismo que el de los
alimentos, y para su ingesta es
imperativo consultar a su médico.
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