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lunes, octubre 19, 2015

Complejos efectos psicológicos de la mastectomía



Breast Cancer Care

... el  Cáncer de Mamas,  causa que miles de mujeres en el mundo opten, ya sea por tratamiento o de manera preventiva, por la eliminación de sus senos.

El cáncer de mamas es la principal causa de muerte en mujeres mayores de 30. Es decir, cuatro fallecen al día por esta enfermedad. A pesar de las campañas preventivas, cada día llegan mujeres a consultar con un cáncer en estado avanzado, para quienes muchas veces la única alternativa es practicarse una mastectomía.

Este procedimiento es una operación quirúrgica que consiste en la extirpación de la glándula mamaria o de una parte de ella. “La mastectomía puede aplicarse frente a la detección de células cancerígenas o antes de ello, y puede ser simple, en la que se extirpa todo el tejido mamario, o subcutánea, en la que se extirpa todo el tejido mamario pero se deja el pezón”, explica María Ester Buzzoni, secretaria de estudios de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

No es difícil que se produzca una depresión postcirugía, ya que la extracción del seno altera a la mujer de múltiples maneras. Varios estudios mencionan que ante la mastectomía se producen sentimientos de pérdida, mutilación y una mayor tendencia a la depresión. De hecho, en un 25% de los casos pueden aparecer ideas de suicidio.

“El cáncer de mama, si bien puede detenerse y en muchos casos remitir, se encuentra simbólicamente asociado a la muerte. Más allá de las manifestaciones y cambios corporales implicados, nos encontramos frente a una experiencia psíquicamente significativa, por su impacto emocional y existencial de ponernos frente a la muerte, por su impacto en la identidad que habita en el cuerpo, en la imagen, en la sexualidad femenina”, dice Buzzoni, Magister en Psicología Clínica.

Además, la extirpación de una o dos mamas altera la imagen corporal de la mujer y su concepto de femineidad. “Es importante considerar que la mastectomía es permanente e irreversible, que causa una importante pérdida de sensación en la mama, lo que puede afectar la sexualidad. La mastectomía es una experiencia que ocurre de manera integral, impactando a la mujer en su femineidad, en su experiencia de continuidad corporal e identitaria”, dijo la especialista.

“Por esta razón -y siempre dependiendo de la historia previa, de los recursos personales (capacidad para elaborar las emociones y expresarlas, capacidad para vincularse, etc.) y de los contextos afectivos-, las mujeres experimentan cambios en su modo de relacionarse consigo mismas. El énfasis social puesto en los pechos femeninos como atributos sexuales importantes de la mujer puede incidir en una experiencia de sí basada en la imagen, que se impone por sobre la experiencia interna de la propia femineidad. La deformación o pérdida de un seno puede ser vivida como la pérdida de la atracción sexual y/o de la femineidad”, explica la académica de la U. del Pacífico.

Por lo mismo, el apoyo de la pareja y del entorno familiar es fundamental para sobrellevar la mastectomía. “Según varios estudios, la actitud de mayor o menor aceptación en la pareja es fundamental en el modo que la mujer experimente la mastectomía. Las reacciones inadecuadas de la pareja y del contexto inciden en la instalación de cuadros depresivos asociados a la pérdida de la autoimagen y la continuidad vital. Por el contrario, la reacción amorosa y la capacidad del entorno para mantener una experiencia de continuidad existencial, suelen ser preventivos y/o reparadores”, asegura María Ester Buzzoni, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.

domingo, febrero 09, 2014

Cómo superar Una Pérdida Amorosa



¿Por qué no se puede aceptar el término de una relación?, ¿qué aspectos emocionales se desequilibran en una persona para quedarse pegada con un ex?

La mente y el corazón de los seres humanos se vuelven casi un enigma cuando, a pesar de las circunstancias, la razón no obedece al corazón y sin quererlo, un hombre o una mujer se queda pasmado.

Piensa y siente que su expareja fue lo mejor que le ha pasado en la vida. Y eso le lleva a pasar las 24 horas al día, recordando e ideando estrategias para producir un acercamiento y que él o ella se den cuenta, como un cuento de hadas o por arte de la magia, que es el amor de su vida, vuelvan a estar juntos y “vivieron muy felices”.

Sin embargo, la realidad es diferente y eso duele todos los días. La ausencia, el sentimiento de abandono y la ansiedad por volver a estar juntos puede llegar a extremos en sumo angustiosos. Entonces, la situación se vuelve problemática.

¿Por qué cuesta aceptar el rompimiento?

Lorraine Díaz, psicóloga, explica que, quizás la causa se deba a que se haya producido una “mimetización” con la pareja, o un abandono de su propia identidad en favor del otro.
“Por lo tanto cuando están solos han perdido las herramientas para sobrellevar el término, quedan confundidos ya que no entienden lo que sienten y sólo se enfocan en tratar de recuperar esa parte de ellos que los completa, la pareja”, dice.

Agrega que, generalmente, se trata de personas que buscan sentirse completos a través de una pareja y que pueden ser “inseguros, dependientes, manipulables y que se ven a sí mismos como débiles”. Entonces, lo que ocurre es que andan tristes, dejan de disfrutar y se apagan, según cuenta Francisco Ibaceta Watson, psicólogo de Clínica UC San Carlos de Apoquindo. “Por más que los cercanos intentan sacarlos de ese estado más permanecen en lo mismo y muestran dificultad para poder ligar esa energía que quedó disponible a otra actividad, persona o sí mismos, lo cual les impide hacer la pérdida”, afirma.

Por esa necesidad de contacto con el “amado” les resultaría inaceptable aceptar que han sido plantados y es frecuente que vuelvan a lugares o visiten a amigos en común para tener alguna clase de contacto o reminiscencia.

Incluso,  pueden mostrar importantes cuotas de control, llegando a la agresividad. “La expareja es una especie de posesión y no una persona con necesidades y deseos propios”. Eso sería lo más preocupante.
Para  despegarse

Francisco Ibaceta y Lorraine Díaz entregan tips para salir de una situación poco grata y rehacer la vida. Cada uno de estas propuestas tienen como punto de partida trabajar duro en uno mismo, equilibrando las emociones, sanando la pérdida y para ello, tal vez habrá que mejorar ciertos aspectos de la personalidad que están impidiendo dar el salto, y comenzar una nueva vida.

1. Vivir el duelo de la separación: Se debe evitar el pasar de una relación a otra sin el duelo correspondiente. Si no se procesa la relación anterior no aprende, y si uno no aprende, vuelve a equivocarse y caer en lo mismo sin importar cuanto sufrimiento haya habido de por medio.

2. Trabajar la independencia, la autonomía: La vida adulta impone tomar decisiones y si se es dependiente la pérdida será muy grande y el vacío que queda es muy difícil de llenar. Si es imposible superarlo sola, consultar a un terapeuta.

3. Bloquear o eliminar al ex de las redes sociales, agenda y chats: La experiencia muestra que solo el corte completo permite y facilita elaborar la situación, y puede evitar las clásicas recaídas, donde rápidamente se vuelve a sentir lo mismo que llevó a la separación.

4. Volver a girar en torno a uno mismo y no en torno al otro: Para lograrlo, habrá que redescubrir quién era uno antes de ese nosotros y qué se quiere mantener y qué se quiere cambiar.

5. Empoderarse y conversar sobre lo sucedido: Usar redes de apoyo que ayuden a contener los momentos de debilidad, que fomenten la autovaloración para que crezca el poder personal y se acepte lo sucedido.

6. Salir, disfrutar y hacer aquello que se quiere: A veces, por complacer al otro se deja de hacer o visitar personas y lugares. Ahora es momento de retomar todo lo que se dejó de lado.

7. Quitarse el velo: Descubrir cómo era esa pareja en realidad sin idealizaciones ni devaluaciones. Reconocer la fortaleza que cada uno de nosotros poseemos y que nos permite ir ganando experiencias, sin culpas ni reproches.

8. Asumir la diferencia entre necesitar y querer a alguien: Cuando se alcanza una estabilidad emocional apropiada es el momento para saber la diferencia de necesitar y amar, y luego, preguntarse qué se siente cuando se ama.

9. Aprender a disfrutar y estar tranquilo en soledad: El pasar momentos a solas más que una condena hay que tomarlo como una oportunidad para el autoconocimiento y tiempo para la reflexión sobre temas existenciales que nunca están de más.

miércoles, diciembre 11, 2013

Sobre la frustración



La forma en afrontas la frustración, determina tu grado de madurez, ¿vives esa experiencia como una posibilidad de crecer y madurar, o te hundes en el vació?, Recuerda esta es solo una prueba, un obstáculo en el camino, enfrentarás otros. Lo que no te mata te vuelve más fuerte.

Cuando hay un impulso, un deseo, y la persona no es capaz de satisfacerlo, aparece entonces lo que en Psicología llamamos frustración. Que se manifiesta como un estado de vacío o de anhelo insaciado.

El proceso de madurez no es más que una larga carrera de obstáculos. A lo largo del desarrollo vital nos encontramos con numerosas barreras que impiden o dificultan la realización de nuestros deseos e impulsos.

La auténtica madurez se consigue cuando asumimos nuestras limitaciones. Cuando sabemos convivir con las frustraciones producidas ante acontecimientos insuperables. Cuando nuestras metas y objetivos se asientan sobre un plano real, relegando nuestras fantasías al campo de la ensoñación, sabiendo en todo momento que no somos dioses ni superhombres.

Muchos problemas vienen del mundo de las frustraciones que desencadenan en las personas comportamientos agresivos tanto hacia el exterior como hacia el interior, transformando al individuo en un ser antisocial o autodestructivo.

Una persona puede sufrir heridas psíquicas como consecuencia de un acontecimiento o situación que influye de forma negativa en su vida. Algunos acontecimientos de la vida pueden marcarnos de manera decisiva ya sea por la intensidad de ese acontecimiento ya sea porque se trate de alguien psicológicamente débil.

Por ejemplo, un desengaño amoroso puede hacer que una persona cambie de actitud respecto a las personas del sexo opuesto, puede producirse un distanciamiento afectivo o cierta desconfianza a la hora de plantearse la posibilidad de una nueva relación de pareja.

Los traumas pueden producirse a cualquier edad, aunque quizá la edad más frecuente sea la infancia y la juventud ya que son los periodos en los que personalidad no se ha configurado aún y cualquier acontecimiento puede influir de forma más decisiva.

Tampoco hay que pensar que determinados acontecimientos, como agresiones, humillaciones, abandono o pérdida, producen traumas de manera inevitable. La misma situación, puede influir de manera muy diferente en dos personas. Por ejemplo un suspenso puede motivar a un muchacho para estudiar más o cambiar su método de estudio, y puede también desmotivar por completo a otro que pierde la confianza en su capacidad para conseguir cosas por sí mismo.

De una experiencia dolorosa, unas personas aprenden, reflexionan y obtienen conclusiones positivas que les hacen por ejemplo más flexibles, tolerantes e incluso fuertes. Otras, sin embargo, se hunden y no ven salida.

Fuente: http://www.cop.es/colegiados/m-13902/articulos/artfrustraciones.htm

martes, diciembre 10, 2013

Aprendiendo a decir adiós



En el momento en que enfrentas un duelo, ves un futuro negro, sientes que no vas a poder salir de allí, que esa experiencia rebasó tus límites. No es fácil, pero es posible. 

El duelo es una respuesta normal frente a la perdida. Es una respuesta adaptativa previsible, no es una enfermedad, tampoco un trastorno mental. Ante una situación de estrés, de pérdida se espera una reacción de afrontamiento y adaptación.

Los signos y síntomas típicos del duelo son tristeza, pensamientos reiterativos sobre la persona o la situación perdida. Llanto, irritabilidad, insomnio, dificultad para concentrarse y realizar tareas de la vida cotidiana.

La única manera de superar un duelo es transitándolo. La no aceptación de la experiencia y sus síntomas lo único que hace es postergar el dolor. También corremos el riesgo de negarlo, desviarlo y convertirlo en síntoma.

El duelo suele pensarse en torno a tres etapas: fase inicial o de shock, breve, una intermedia que puede durar semanas, meses y una etapa tardía de recuperación antes del año.

Lo cual no es regla universal. El duelo se convierte en patológico cuando el estado persiste en el tiempo y el sujeto siente que no puede superarlo. Entonces es necesario el acompañamiento de un profesional.

Ademas de severos cuadros depresivos, con ideación suicida, suelen ser frecuentes los trastornos de ansiedad y las adicciones.

El proceso de duelo comienza en el instante mismo de la perdida y termina cuando se logra resignificar, leer de una manera nueva el dolor aceptando la realidad. Ante todo realizar el afrontamiento de la realidad, que no significa resignación, pues esta implica desesperanza, negación, inactividad. Es bajar los brazos resistiéndose a lo que pasa.

Aceptar es identificarse, hacerse cargo, entender que es muy probable que en ese momento no podemos cambiar la realidad. Lo que pasa aquí y ahora no quiere decir que no pueda modificarse mañana o en un futuro. Seguramente lo lograremos cuando podamos aceptarlo.

Pasos para elaborar el duelo, la perdida

1. Pedir ayuda.
2. Hablar del tema
3. Abrirse al contacto físico.
4. Respetar los momentos de recogimiento, contigo mismo.
5. Llorar, agradecer, perdonarse y perdonar.

Si no acepto me resigno y si me resigno entrego mi vida a la indiferencia