Antes los hijos respetaban a sus padres, tenían una obediencia
tal que con solo mirarle el hijo entendía el mensaje y retomaba el rumbo. Hoy ante
cualquier corrección o llamado de atención los hijos amenazan a los padres con
denunciarles ante derechos humanos o los sancionan con el silencio, porque el
padre tuvo la osadía de señalar sus puntos débiles.
El temor a hablar a los hijos de sus falencias está
creando sociedades mediocres, con hijos que no se potencian suficientemente y sacan a flote todos los talentos que el universo les ha dado
y todo porque los padres no están
cumpliendo con el sagrado papel que están llamados a cumplir.
Una delgada línea separa a un hombre de bien y a un malhechor. Para que no haya arrepentimiento futuro
asumamos con responsabilidad ese papel y no temas:
1. No temas negar a tu hijo todo lo que él te pida, que
no sienta que el mundo se postra a sus pies.
2. La moral y la ética son temas que te corresponden
como padres, no es responsabilidad de la escuela ni de la sociedad.
3. Modera su vocabulario, exígele que use palabras
respetuosas hacia ti y hacia los demás, modelando las tuyas y las de tu pareja.
4. Señálale los errores cometidos y acepta los tuyos, también
sus aciertos.
5. Enséñale el orden desde muy chico, ellos son responsables del orden y limpieza de su
entorno.
6. Exígele tareas en proporción a su edad. Ellos hacen parte de un grupo, la familia y ha de
hacer su pequeño aporte. Que no se sientan los reyes a quienes se atiende.
7. Evita discutir con tu pareja frente a ellos, la culpa es un sentimiento extendido en los
chicos de parejas separadas.
8. Enséñele el valor del dinero, entrégueselo con
moderación, hazle comprender desde chico que el dinero es fruto del trabajo, no
que mágicamente te lo entrega el cajero.
9. Atrévete a permitir que se frustre, no sabes el valioso regalo que
le entregas para crecer en la tolerancia
a la frustración.
10. Guarda el equilibrio ante los conflictos que tenga
tu hijo con personas del afuera, reconoce sus debilidades y sé tú el fiel de la
balanza, déjalo que aprenda a dar y a pedir perdón, fluirá sin cargas
emocionales por la vida.
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