jueves, octubre 10, 2013

AROMATERAPIA UNA MANERA SUTIL DE EQUILIBRAR LOS HEMISFERIOS CREBRALES Y ESTIMULAR LA CRATIVIDAD


De acuerdo a lo que se conoce hasta ahora sobre el funcionamiento del cerebro humano, la mayoría de las personas usamos más un hemisferio cerebral que el otro. En general se trata del izquierdo porque el sistema educativo predominante ha valorado tradicionalmente más la lógica, las matemáticas, el análisis, la planificación, etc., mientras la percepción de la globalidad, la intuición, la empatía, la imaginación, las emociones, esa parte calificada como más artística, se ha subestimado. Sin embargo, la necesidad de estimular la economía, en un momento en el que las crisis social, económica, ambiental y ética nos reta a encontrar respuestas adecuadas y a la vez diferentes ante el cambio, ha llevado a sugerir todo tipo de medidas para promover la innovación, comenzando por el estimulo a la creatividad. Pero… ¡Oh sorpresa! Nuestros cerebros no han sido entrenados para tal cosa. Ello explica las miles de recomendaciones que proliferan al respecto. Una de ellas es estimular el hemisferio derecho, no porque ahora toque suplantar al izquierdo u olvidarse de sus aspectos positivos sino para buscar un equilibrioporque es conjugando sus funciones que podemos ser más creativos, atrevernos a soñar y materializar esas ideas. Todo en la vida puede hacerse de una manera creativa, lo que añade a la acción una sensación de placer y alegría.

Valerie Ann Wordwood, una de las más reputadas aromaterapeutas a nivel mundial, señala que Leonardo da Vinci es el clásico ejemplo de alguien que usaba de manera extraordinaria ambas partes de su cerebro, lo que le permitió destacar como un maravilloso artista y a la vez un brillante matemático, arquitecto, ingeniero e inventor de máquinas voladoras e hidráulicas así como submarinos. De allí que se le denomine el hombre completo. Añade también que en occidente son quizás los deportistas quienes han logrado esa integración de ambas partes del cerebro, conjugando disciplina y métodos lógicos con otros motivacionales. Yo añadiría que en los deportes de equipo esto se potencia aún más por el tipo de destrezas que se desarrollan. Siendo madre de un deportista nato he aprendido, me ha tocado testimoniar (tras varios años de entrenamientos de fútbol y desde hace más de seis en el baloncesto) que allí convergen una serie de funciones de diversas partes del cerebro, involucrando también –evidentemente- al corazón! Me refiero por ejemplo el conocimiento técnico y la estrategia, secuencias de jugadas, alerta, mirada global del juego, además de las destrezas físicas mismas, rapidez, agilidad, resistencia física y la pasión por el deporte. ¡Es una mezcla alquímica poderosa!

Un arte milenario. Tanto Wordwood como Patricia Davis o Robert Tisserand, por nombrar sólo algunos de los más connotados aromaterapeutas, sugieren que el uso de los aceites esenciales contribuye a estimular la creatividad. La aromaterapia (definida por algunos como arte, ciencia, o como parte de la fitoterapia) tiene como propósito armonizar el organismo y promover la salud física, mental y espiritual. Si bien sus planteamientos fundamentales fueron sistematizados en los albores del siglo pasado, sus principios son muy antiguos. Las civilizaciones más primitivas fueron aprendiendo con las diversas sensaciones que producía en ellos el quemar las ramas y cogollos de ciertas plantas hasta desarrollar las técnicas de uso. Se dice que los Egipcios usaban esencias aromáticas desde hace más de 3.000 años antes de Jesucristo y así pasando por China, India, Babilonia, Grecia, Roma, los árabes, hasta llegar al redescubrimiento por parte del químico francés René Maurice Gattefossé (a quien se atribuye el término aromaterapia) y más tarde del Dr. Jean Valnet (médico cirujano francés) de las propiedades y aplicación de los aceites esenciales en el tratamiento de quemaduras, heridas, así como en pacientes psiquiátricos. Desde hace más de tres décadas se registra un cierto resurgir de la Aromaterapia en distintas partes del mundo, desarrollándose como parte de la amplia paleta de terapias complementarias para tratar y prevenir no sólo dolencias físicas sino también estados emocionales.

¿Cómo funciona? La cuestión es que los aceites esenciales obtenidos de plantas a través de destilación, presión o se absorben fácilmente a través de la piel (masaje con aceites esenciales diluidos) o inhalándolos (gracias a un difusor de aromas o simplemente colocando un par de gotas en una mota de algodón) lo que llega a nuestro cerebro para estimular de modo específico la química cerebral. La sutileza del tratamiento lo hace muy agradable sin que merme la efectividad de esta práctica holística porque nuestro sentido del olfato es el más antiguo y por tanto el único de los cinco sentidos que se comunica directamente con el sistema límbico, que funcionalmente es el archivo de nuestras respuestas emocionales, una región también asociada con la motivación. Cuando las moléculas de los aromas estimulan las células nerviosas del epitelio se generan impulsos eléctricos que van al bulbo olfatorio, el cual transmite los impulsos al sentido del gusto, a la amígdala de cerebro y otras partes del sistema límbico que a su vez incluye: el tálamo (centro de integración del cerebro), el hipotálamo (puente entre el sistema nervioso y el endocrino y responsable de nuestro equilibrio interno), la amígdala (centro de procesamiento de las emociones, involucrada también en la capacidad de aprendizaje y la memoria), así como parte de la formación reticular, tronco y cortex cerebral.


El tálamo tiene entre sus funciones integrar las actividades sensoriales y motoras, interviniendo también en el despertar, la conciencia, el dolor, y la conducta afectiva. Mientras, el hipotálamo contiene los centros que gobiernan los dos sistemas autónomos (simpático y parasimpático) estando involucrado en el estado de ánimo, regula los niveles de energía, el ciclo del sueño, la presión sanguínea, el sistema inmunitario, sensaciones de hambre y sed, la respiración, la sudoración, la digestión, la regulación neuroendocrina, entre otras. Esto explica que se hable de un componente afectivo del olfato, dado que los neuroquímicos producidos por los estímulos olfativos son responsables de un abanico de sensaciones y emociones. En la piel, los aceites esenciales son absorbidos y llevados al torrente sanguíneo a través del cual se dispersan por todos los órganos y los sistemas, pudiendo llegar por tanto también al sistema límbico. A lo cual se añade el efecto relajante intrínseco al masaje y el respirar también el aroma. En contadas ocasiones se pueden ingerir, siempre que se hagan bajo estricta vigilancia de un especialista confiable.

No obstante las limitaciones y cuestionamientos respecto a las investigaciones y estudios clínicos llevados a cabo para probar los efectos de la aromaterapia, es interesante notar que algunos investigadores han encontrado que las moléculas de algunos aceites esenciales y en particular la lavanda estimulan las células cerebrales en la amígdala de manera similar a los medicamentos sedantes. Como los aceites esenciales (destilados de las raíces, hojas, semillas o flores de las plantas) son estructuras moleculares complejas y a la vez volátiles que se absorben rápidamente, pueden generar diversos estímulos al mismo tiempo. En el caso que nos ocupa es interesante notar que se puede llegar a través de los aromas tanto al sistema límbico como al hemisferio derecho del cortex y así contribuir a un desempeño más efectivo de nuestras capacidades.

Algunas sugerencias prácticas Podemos ayudarnos con el uso de determinados aceites esenciales (debemos asegurarnos que sean puros) para crear un ambiente propicio en el que se exprese nuestra creatividad, bien sea que estemos escribiendo una novela, pintando, o formando parte de una sesión de brainstorming, pensamiento divergente o solución creativa de problemas para una empresa de alta tecnología, nos enfrentemos a un reto de trabajo o personal que requiera una mirada diferente, entre otros. Todo dependerá del efecto deseado. Es interesante notar que en el uso de los aceites esenciales, menos es más, suele ser suficiente usar un par de gotas de lo contrario puede resultar desagradable. Por otra parte, cuando se conjugan dos o más aceites sus efectos se potencian por lo que se les denomina mezclas sinérgicas. Lo mejor es probar las distintas opciones para encontrar la que más se adapta a nosotros.
Palo de rosa para la visualización
Albahaca, Menta y Limón para la claridad mental
Salvia romana, Romero y Citronela para la creatividad en general
Bergamota, pomelo, camomila romana, geranio, cilantro, neroli, melisa o toronjil, palma rosa y naranja son otros de los recomendados.
Romero, bergamota, albahaca, Lavanda, Neroli para la concentración
Canela para la motivación
Lavanda para el estrés que genera el bloqueo o la ansiedad de emprender un nuevo proyecto
Madera de cedro y salvia officinalis para la memoria
Mirra, Albahaca, Cardamomo, Gengibre, Pimienta negra para la concentración
Menta que oxigena el cerebro
Mandarina para la confianza
Limón que da vitalidad y confianza
Ylang Ylang para deleitarse en una relajada y a la vez inspirada sesión de arte

Entre las mezclas sinérgicas:
Rosa y de Romero porque uno estimula el flujo de ideas y el otro contribuye a estimular las zonas que participan en su materialización.
Palma rosa y Naranja
Neroli y Cilantro
Citronela y Camomila romana
Geranio y Pomelo

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