miércoles, marzo 13, 2013

¡EL COMPLEJO DE EDIPO NO RESUELTO, PUEDE LLEVARTE AL FRACASO!



Seguramente has pensado en torno a las causas que llevan al éxito o el fracaso de un individuo. El psicoanálisis afirma que el tramitar exitosamente el Complejo de Edipo tiene una gran relación.



Te has encontrado en algún momento de tu vida con una idea seductora, donde te visualizas, sientes o te dices que vas a ganar mucho dinero, que vas a tener gran poder y reconocimiento. Esta es una idea que es la expansión de tu deseo, que conecta con algo grandioso que hay dentro de ti, algo que tienta tu narcisismo. Si te dejas llevar por la ilusión, el poder del narcisismo y no te paras a reflexionar, a analizar y a criticar con cabeza fría, los pros y los contras, revisa como has sorteado tu complejo de Edipo.

Cabe aclarar que Freud hace la denominación de complejo de Edipo para el hombre y complejo de Edipo femenino para la mujer, Jung en 1912 acuña el término, complejo de Electra para hablar de este complejo en la mujer.

Y ¿qué es el complejo de Edipo? El nombre proviene del relato de la mitología griega. Edipo, hijo de Layo y Yocasta, reyes de Tebas, es abandonado de niño para que se muera, al conocer por una profecía que será el asesino de su padre. Pero el niño es salvado y adoptado por el rey de Corinto. Sin conocer sus orígenes, Edipo regresa a Tebas cuando ya es adulto y se cruza en su camino con Layo. Tras una discusión, lo mata, sin saber que era su padre. Posteriormente contrae matrimonio en Tebas con la viuda del rey, es decir, su propia madre.

El desarrollo sano del niño, incluso antes de la concepción, reclama la unción del amor. Por tanto su psiquis es impactada por la expectativa con la cual es esperado, tanto de la madre como del padre. Las representaciones cargadas de afecto o de desilusión que tiene la pareja de ese futuro niño van a influir en cómo van a tratar ese niño y ese amor y ese deseo, va a conectar con algo que está en el interior del niño, con el SER, con las expectativas innatas que necesita para abrirse camino en la vida.

El niño necesita esas expectativas constitucionales favorables para que ese YO primordial empiece a germinar y florezca. Allí se inicia la dinámica del deseo. El buen deseo y el amor de la pareja hacen que germine en el niño el deseo y la ilusión, ello le brinda saciedad a su necesidad de amor y deseo, inicia la fase del paraíso o del Edén. El niño se siente profundamente querido, siente un amor incondicional que llena toda su vida, se observa, se siente y se escucha un niño tranquilo, que duerme y come bien, un niño relajado.

Pero pueden suceder otras alternativas, que el niño no sea esperado con amor, como una bendición, entonces esa primera fase no se va a dar, el niño va a iniciar su vida en conflicto, con una desesperanza, con un desencanto, con un desamor, tendrá otro proyecto de vida diferente, que tiene una estrecha relación con el fracaso.

El niño percibe que quien le cuida es una pareja. La madre es quien lo alimenta, amamanta, lo atiende ante cualquier queja, ella es su primer objeto de amor, allí deposita sus sentimientos, sus deseos, su demanda de amor. Pero llega un momento en que el niño descubre que los padres tienen una vida entre ellos, se quieren, se desean, duermen juntos, incluso tiene fantasías sobre la sexualidad de sus padres, hecho que se evidencia en las terapias. Descubre entonces, el mundo de la triangulación, el niño, la madre y el padre. Como el niño ha fijado su afecto y su deseo en la madre, siente rivalidad con el padre, aunque también amor, empiezan a crearse una serie de representaciones, se siente desplazado de la relación de esa pareja. Cuando le ponen en otra habitación, el niño entiende que la relación es entre los dos y que allí no está incluido él. Mantener a un niño más allá de los 20 meses en el cuarto de los padres, no es adecuado, incluso antes puede dormir en su propia habitación. Este tránsito debe hacerse progresivamente.

Dónde surge entonces el complejo de Edipo, en la rivalidad que el niño tiene con el padre, por el deseo que ha fijado a su madre. En una evolución sana el niño debe ir retirando el deseo incestuoso, sexualmente infantil hacia su madre.

El niño para superar ese deseo y esa fijación sexual en su madre, fijación sexual que no implica genitalidad, sino fantasía en el deseo, en una forma primaria, como la pueden tener los niños, ha de renunciar a ese proceso primario de fijación del deseo en la madre y para ello ha de identificarse con el padre.

Esa renuncia y esa identificación hacen que el niño quede dentro del proceso secundario, que es el que rige el funcionamiento de la realidad. Si el niño por múltiples razones, que las puede haber, no puede hacer ese proceso, pasar del proceso primario del complejo Edípico al segundo, proceso de identificación con el padre de su mismo sexo, lo que va a suceder, a futuro, es que ese ser, no va a poder aceptar, o va a tener muchas dificultades para que su deseo se subordine a la realidad. La no tramitación adecuada del complejo Edípico, implica una fractura en su evolución, en yo y estructura primordial, pues no se tiene la capacidad de subordinar el deseo a la realidad, es decir valorar los pros y contras con relación a algún proyecto que se tiene en frente.

¿Qué pasa en la niña? La niña ha de renunciar a los deseos que tiene hacia el padre e identificarse con la persona de su mismo sexo, la madre. La niña renuncia a su deseo de amor, para subordinar el proceso del deseo que nace de la pulsión, a la realidad. Entonces de allí saldrá victoriosa con una buena estructura de su personalidad, que va a ser fundamental durante toda la vida. Porque durante toda la vida, nuestros deseos chocan con la realidad. Esta realidad podemos ser nosotros mismos, al chocar con nuestros propios límites. Existen situaciones donde nos damos cuenta que tenemos limitaciones, que no podemos hacer algo, si nos dejamos llevar por el impulso primario del infante y no evaluamos los factores de la realidad, y no podemos subordinarlos a la realidad, vamos a tener muchos choques contra el muro de la realidad, que puede estar en otras personas, en la organización de la vida, entonces vamos a fracasar.

Subordinar el deseo a la realidad no quiere decir algo mecánico, NO, podemos tener en cuenta la realidad y nuestro deseo, preguntarnos de qué manera puedo realizar este deseo, teniendo en cuenta la realidad, no se trata de quedarnos estancados en el temor, no, podemos ser creativos, tener iniciativa, podemos llevar nuestros deseos, realizar un proyecto de vida coherente, pero cuidado, sólo vamos a tener éxito si somos capaces de subordinar esos deseos a esa realidad, para poder pensar decidir y actuar.

La resolución o salida del complejo de Edipo puede ser de una manera exitosa o de una manera fracasada. La manera exitosa lleva a una estructura de personalidad normal. Pero si hay un fracaso en la resolución del complejo de Edipo se llegara a una neurosis. Tema de nuestro próximo post.




Fuente Imagen: http://3.bp.blogspot.com/-PGBD38MAA58/UCKxeZ4JDSI/AAAAAAAAATA/KwG-Fm_5Ays/s1600/edipelectra2.jpg

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