martes, junio 24, 2014

QUE ES UNA PULSION


Libido, cólera, comportamiento alimenticio... Las pulsiones, sean o no conscientes, están en el corazón de la humanidad y de la vida. ¿Qué diferencia hay con la impulsividad? ¿Los deseos? ¿Por qué conviene tenerlas bajo control?

Una pulsión es un movimiento que procede de lo más profundo de uno y que empuja a la realización de un deseo. Pulsión de vida (libido, sexualidad) y pulsión de muerte son las dos pulsiones fundamentales. Identificadas y teorizada desde el comienzo del psicoanálisis por Sigmund Freud, constituyen los motores esenciales de la vida psíquica y de la vida en general.

Conscientes e inconscientes, las pulsiones deben ser refrenadas, canalizadas para que la vida personal y la vida social no se transformen en una jungla en la que cada uno busque su propia satisfacción. Los tabúes (del incesto, por ejemplo), la moral ("no matarás") y las leyes se han elaborado con este fin.
El papel de la educación

A nivel del individuo, se lucha constantemente contra las pulsiones. Y la educación dada a los niños tiene por objeto enseñarles a tener este dominio: de la cólera, de la agresividad, del deseo sexual...

La incapacidad para dominar las pulsiones es propio de la psicopatología en casos graves. De forma más común, la impulsividad excesiva suele ser un handicap social y termina convirtiéndose en una fuente de malestar para la persona que la sufre.
Pulsión, instinto, deseo

La pulsión, por definición, es controlable (puede impedir encender un cigarrillo), pero no el reflejo instintivo (retirar la mano del fuego).

Es normal y deseable controlar las pulsiones en el marco de la relación con los demás, pero también para preservar la vida (pulsiones suicidas, automutilación...). No obstante, esto no implica tener que apagar el deseo y las emociones. Conviene evitar lanzarse sobre otra persona con un cuchillo, pero esto no impide sentir cólera. Se puede sentir deseo hacia alguien, y evitar lanzarse sobre esta persona sin su consentimiento. Renunciar a la pulsión no debe conllevar renunciar al deseo, salvo renunciar a toda vida interior, o simplemente a la vida.
Los beneficios de la pulsión controlada

Canalizada, controlada, la pulsión es un motor. Un motor energético que da la fuerza de actuar y unos objetivos. La pulsión dominada se convierte en fuente de creatividad artística. Lo que no impide hacerse con cierta técnica.

En el niño, el aprendizaje de las frustraciones, que pasa por la prohibición del capricho y del enfado como medio de expresión, permite el desarrollo del razonamiento. Hacia los 7 años, habiendo superado la pulsión edípica interiorizando la prohibición del incesto, el niño acepta también la regla social, es decir, las frustraciones y la noción de que es necesario realizar esfuerzo de cara a una contrapartida deseada. Entra en el razonamiento, y su cerebro, liberado de las invasiones emocionales, está listo para el aprendizaje.

La pulsión controlada finalmente es también la de la inteligencia emocional, la que permite desprenderse del propio afecto para comprender el de los demás y desarrollar armoniosamente unas capacidades de comunicación.

Ver más: El origen emocional de las enfermedades

Por esta razón, es imprescindible aprender a dominar las pulsiones, pero sin confundir esto con volverse una persona fría e insensible. No es fácil a veces, pero nos permitirá llevar una vida más armoniosa, aprendiendo a distinguir entre pulsiones y emociones, y manteniendo

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