lic. Paula Tripicchio
El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA/H) es una patología que consiste en distracción, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas, por lo que resulta esencial su tratamiento para mejorar la calidad de vida.
Buenos Aires, 17 Jul, Agencia Infancia Hoy.- "Muchos niños pueden ser `distractiles`, inquietos o perder materiales, pero en el caso de los que presentan esta patología, estas características le ocasionan graves inconvenientes en su vida cotidiana", indicó la psicóloga Paula Tripicchio, coordinadora del área de Psicoterapia Cognitiva de Ineco.
La especialista explicó que “el TDA/H es un trastorno del neurodesarrollo, de origen genético, que implica la falta de inhibición de impulsos y falta de regulación tanto del comportamiento como de la emotividad".
Tripicchio señaló que "existen síntomas en los chicos que pueden alertarnos sobre esta patología" y enumeró: dificultades para prestar atención, fácil distracción, falta de escucha cuando se le habla o dificultad en seguir consignas.
Otros signos mencionados por la especialista son que el niño evita o se desmotiva al empezar actividades que requieren un esfuerzo mental sostenido, es desprolijo/a, pierde los útiles, es muy olvidadizo, tiene dificultad para jugar tranquilo y callado, habla de manera excesiva o interrumpe casi siempre que alguien está hablando, o hace ruidos raros con su boca o con el cuerpo.
"Del total de los niños diagnosticados con TDA/H entre el 30-40% presentan algunos de sus familiares consanguíneos que han sido tratados por el trastorno o presentan características del mismo”, informó.
Y describió que "muchas veces sucede que en el consultorio se presentan padres que vienen a hacer consultas por sus hijos derivados por la escuelas y, una vez precisado el diagnóstico, se dan cuenta de que ellos también tuvieron esos problemas desde chicos y jamás habían sido tratados".
La psicóloga destacó que "es importante señalar que los chicos con TDA/H presentan un buen nivel intelectual ya que se trata de un trastorno del rendimiento y no del conocimiento de habilidades".
"En la mayoría de los casos, la enfermedad se manifiesta antes de los siete años y se diagnostica oportunamente, pero en muchos otros el diagnóstico se realiza cuando la persona es adulta, lo que hace más difícil el tratamiento", señaló.
Tripicchio describió que "en el caso de los adultos que se acercan por su propia voluntad, muchos lo hacen porque han tenido dificultades laborales, académicas e incluso en las relaciones interpersonales".
Según datos difundidos por Ineco, el 44% de los niños con TDA/H padecen al menos otro trastorno psiquiátrico (el más común es el de conducta); un 32% padecen dos trastornos, y un 11% presenta al menos tres trastornos asociados.
"Para realizar este diagnóstico hay que ser extremadamente cuidadosos y llevar adelante las pruebas clínicas, neuropsicológicas y psiquiátricas correspondientes; y no sólo se trabaja con el paciente, sino también se obtiene información de la familia y de su escuela", describió.
Una vez realizado el diagnóstico, la especialista explicó que el paciente recibe tratamiento multimodal, lo que implica un abordaje no sólo farmacológico (que de hecho no es necesario en todos los casos), sino también psicoterepéutico y psicosocial.
"Las intervenciones psicosociales son fundamentales y tienen que ver con incluir a la familia, a la escuela, al club, a los amigos, es decir, a todo su entornos en la psicoterapia", describió.
Y concluyó: "si bien no se habla de cura, con un buen tratamiento se puede lograr una excelente calidad de vida del paciente, pero para ello es necesario realizar un diagnóstico lo más temprano posible". (Infancia Hoy)
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