domingo, febrero 10, 2013

Potenciar el aprendizaje mediante el sueño

DE RINCÓN DE LA PSICOLOGÍA

A veces aprendemos de manera rápida y no nos percatamos de la complejidad que se esconde detrás de este proceso. En otras ocasiones es más difícil aprender y nos preguntamos por qué nos resulta tan complicado.

Pues bien, para adquirir una nueva habilidad es necesario aprender múltiples aspectos de una misma tarea y en este proceso están involucradas diferentes zonas del cerebro. Por ejemplo, para aprender a tocar una sonata en el piano, se tiene que manejar la secuencia exacta de las notas musicales y la secuencia apropiada de los movimientos de los dedos. Para aprender un concepto deberemos descomponerlo en partes, analizar sus relaciones, buscar ejemplificaciones y finalmente, volver a integrarlo todo.

Tanto en el aprendizaje motor como en el conceptual está involucrada la memoria. Por esta razón muchos experimentos psicológicos se centran en evaluar cuáles son las condiciones ideales de aprendizaje basándose simplemente en el recuerdo (obviamente, esta no es una aproximación óptima al proceso de aprendizaje pero nos puede brindar un truco muy interesante y sencillo para mejorar el mismo).

Pero… ¿podríamos potenciar el aprendizaje cambiando simplemente el momento del día en el cual estudiamos? ¿Puede el sueño mejorar el proceso de aprendizaje?

Los profesores siempre le recomiendan a los estudiantes que tengan una buena noche de sueño antes de un examen ya que así podrán "tener la mente más atenta y fresca". También se conoce que los contenidos conceptuales deben aprenderse durante la noche para que se puedan consolidar adecuadamente durante el sueño ya que durante el día, la gran cantidad de información a la que estamos expuestos, actuará como una barrera y borrará gran parte de lo que hemos intentado aprender.

Entonces, ¿es mejor estudiar de noche?

En el lejano 1972 se realizó un experimento donde se demostró que somos capaces de retener una mayor cantidad de información si dormimos después de haber aprendido algo nuevo. En este caso se lanzó una hipótesis que afirmaba: no importa si el aprendizaje ocurre de día o de noche, el factor esencial es el sueño que precede al aprender.

Varias décadas después neuropsicólogos de la Universidad de Harvard han podido confirmar que, en realidad, aunque el momento del día puede ser importante ya que incide en nuestro nivel de atención y por ende, asimilaremos una menor o mayor cantidad de información, realmente el factor esencial para consolidar el aprendizaje es el sueño.

Estos neuropsicólogos realizaron un experimento en el cual las personas dormían una siesta de entre 60 y 90 minutos o tenían una noche de sueño normal. Después evaluaron la calidad del aprendizaje (lo que recordaban de lo que habían aprendido, para ser más fieles a la realidad). Y apreciaron que el factor constante en quienes mostraron aprendizaje más profundo fueron las ondas REM durante el sueño.

La explicación a este fenómeno puede basarse en el hecho de que la fase REM facilita la neuroplasticidad y propicia el desarrollo de las arborizaciones dendríticas así como el establecimiento de los contactos sinápticos interneuronales. ¿Resultado directo? La potenciación de la memoria.

Así, podría llegarse a la conclusión que para potenciar el aprendizaje es importante elegir la hora del día en la cual estemos más alertas y motivados pero echar una siesta posterior donde se logre un sueño verdaderamente profundo.

Fuentes:
Mednick, S. et. Al. (2003) Sleep-dependent learning: a nap is as good as a night. Nature Neuroscience; 6(7): 667-698.
Stickgold, R. et. Al. (2001) Sleep, Learning, and Dreams: Off-line Memory Reprocessing. Science; 294(5544): 1052-1057.
Barrett, T. R. & Ekstrand, B. R. (1972) Effect of sleep on memory: III. Controlling for time-of-day effects.
Journal of Experimental Psychology; 96(2): 321-327.

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