jueves, septiembre 25, 2014

Gracias, Dr. Freud




Manuel Arboccó Psicólogo y catedrático

El 23 de setiembre de 1939 falleció en Londres el doctor Sigmund Freud, padre del psicoanálisis. Desde la aparición de sus ensayos y casos clínicos, la psiquiatría y la psicología no volvieron a ser las mismas. Y ni hablar de la psicoterapia. En su época a la gente con trastornos mentales se les mojaba con agua helada, se les aplicaba corriente eléctrica, se les practicaba lobotomías al azar, se les rezaba o, simplemente, se les daba placebos.

Obras tan complejas y propiciadoras de debate como Estudios sobre la histeria, Tres ensayos para una teoría sexual, Psicopatología de la vida cotidiana, La interpretación de los sueños, así como sus trabajos más de orden social y antropológico como Tótem y tabú, Más allá del principio del placer, El porvenir de una ilusión y El malestar en la civilización, han terminado por ser obras ya clásicas en la clínica y en la filosofía moderna. El mismo Freud solía considerar que el hombre sufrió tres grandes golpes a su ego cuando tuvo que aceptar que las cosas no eran como creía. El primer encontronazo fue con Copérnico y la corrección de esa vieja idea de la Tierra como el centro del Universo; el segundo vendría con Darwin, quien nos bajó de los cielos y nos ubicó en la madre naturaleza como inicio evolutivo y; el tercero, con el propio Freud, cuando nos avisó que era poco lo que conocíamos de nosotros y que nuestra parte racional y consciente era mínima.

Cierto es que críticas justas ha recibido la propuesta inicial de Freud, y críticas feroces algunas veces cuando no injustas y falsas también. Y está bien en el caso de las primeras, ya que esto es psicología y no religión, esto es ciencia y no un asunto de dogma y fe ciega. Las cosas han cambiado desde que Freud caminaba por Viena y atendía a sus pacientes histéricas. Hoy hay otras patologías, otras necesidades, otras organizaciones sociales, nuevos modelos de la personalidad y nuevos avances.

Sin embargo, los que nos dedicamos a la psicoterapia (sea de corte psicoanalítico o de otro como es mi caso) sabemos de los aportes que este hombre brindó: la importancia de la catarsis y el desahogo emocional; las resistencias y la represión como barrera de contención de recuerdos y emociones inaceptables; el empleo de defensas para mantener todo igual; la importancia de la niñez, el complejo de Edipo y las relaciones tempranas con padres y figuras importantes que nos marcan para bien y para mal; así como el papel de la transferencia y la contratransferencia en la relación terapeuta-paciente.

Por eso, desde esta columna le agradezco al maestro por compartir sus ideas, sus dudas, sus temores, así como sus propuestas para llevar algo de alivio al tormento y confusión en el que viven cientos cuando no miles de personas en este mundo apurado e individualista. Y cuando una píldora no basta, cosa muy buscada en esta sociedad, aparecen las psicoterapias como opción: algunas de las más importantes y útiles son la logoterapia, el análisis transaccional, la psicoterapia Gestalt, la psicoterapia rogeriana o centrada en la persona, la terapia familiar sistémica, entre otras.

Fuente: http://www.elperuano.pe/

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