Osho, el gran maestro, el irreverente, el que se atreve a poner el dedo donde otros no osarían, nos lleva a reflexionar sobre el rol del terapeuta, pese al dolor que escuchamos, que vemos y que sentimos, nunca volvernos inmunes. Acompañar con compasión y amor cada experiencia, cada ser humano, cada sujeto como diría el psicoanálisis para apoyarle en busca de su verdad.
Voy más allá de las teorías y las técnicas pues entiendo que cada ser es único e irrepetible. Cuando un ser humano, con un problema, toca a mi puerta y tiene el coraje de abrirme su corazón, con respeto me adentro en su proceso de transformación personal sabiendo que piso tierra sagrada. Visita mi página web y conoce más: www.lmhoyosduque.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario