jueves, noviembre 13, 2008

La maldad no es locura

PSICOLOGÍA LA FRÍA MENTE DE JOSEF FRITZL

Josef Fritzl, conocido como el carcelero de Austria, no está loco. Los peritos que han estudiado a este individuo han llegado a la conclusión de que sufre un trastorno de personalidad antisocial. Poca gente sabe que sufrir un trastorno de personalidad antisocial es lo mismo que llamarse psicópata.

Los psicópatas no están locos, entre otras cosas, porque tienen contacto con la realidad; es decir, saben distinguir entre el bien y el mal, entre lo que es real y no lo es. Cuando este sujeto secuestró a su propia hija, la encerró en el sótano, la violó repetidamente y la mantuvo oculta durante años, sabía perfectamente que estaba actuando mal, era conocedor del daño que causaba y del dolor que infligía a otros seres humanos, pero no le importaba. También lo sabe ahora mismo, pero no se siente culpable ni experimenta remordimientos. Esa es la característica principal de la psicopatía o, mejor dicho, del trastorno de personalidad antisocial: la cruel despreocupación por los sentimientos de los demás. El psicópata sabe que para conseguir su satisfacción -en muchos casos- causa daño a otras personas, y sin embargo lo hace igual, incluso puede resultarle agradable o divertido comprobar su poder a través del sufrimiento ajeno. Los psicópatas suelen mostrar un comportamiento crónico de manipulación, explotando o violando los derechos de los demás. Generalmente se muestran enojados y son arrogantes, aunque son capaces de fingir sensatez e incluso mostrarse encantadores, siempre que les convenga. A ese grupo pertenecen los llamados psicópatas socializados. Son personas adaptadas y aceptadas por la sociedad. Incluso muchos de ellos gozan de gran éxito y admiración, y pueden llegar a ocupar puestos destacados: políticos, financieros, empresarios?

Son despiadados. Por encima de sus intereses no hay nada, y el fin -su propio bienestar- justifica los medios, cualquier medio, siempre que no le perjudique a él mismo.

Estamos viviendo una crisis mundial que, según muchos expertos en economía, es producto de la codicia y de la especulación. Algunas de las personas influyentes, admiradas o incluso envidiadas, exponentes del éxito económico que parecía no tener fin; responsables de Gobiernos que promovían, incentivaban y ayudaban a ese tipo de política económica del «todo vale» con tal de ganar más; grupos empresariales y financieros que despreciaban los efectos de sus negocios sobre los más pobres o desprotegidos? Todos ellos, que miraban -y aún siguen haciéndolo- para otro lado ante el sufrimiento de los más débiles? ¿son acaso tan opuestos a Josef Fritzl, el carcelero de Austria?

Fuente: La Voz de Galicia.es
Autor: Manuel Lage.

No hay comentarios.: