domingo, octubre 05, 2008

Psicofármacos: el fenómeno de la felicidad química

A NIVEL NACIONAL LAS VENTAS DE MEDICAMENTOS CON EFECTOS SOBRE EL SISTEMA NERVIOSO CRECIERON UN 14 POR CIENTO DESDE 2004

Se usan para depresiones y trastornos de ansiedad, pero también preocupa el abuso en las prescripciones y la automedicación. En Comodoro Rivadavia, los profesionales advierten la necesidad de un uso adecuado. En la Argentina, se convirtió en uno de los diez rubros que invirtió más dinero en publicidad. “Rivotril”, “Alplax” o “Lexotanil” ya son medicaciones conocidas por los comodorenses.

“Rivotril”, uno de los psicofármacos más vendidos en Argentina y Comodoro Rivadavia.

Los psicofármacos, medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso y modifican la conducta de distintas maneras, aumentaron sus ventas en los últimos siete años. Las marcas comerciales como “Rivotril”, “Alplax” o “Lexotanil” se convirtieron en parte del vocabulario de los ciudadanos de Comodoro Rivadavia, respondiendo a una tendencia nacional y mundial de crecimiento de la prescripción de este tipo de medicamentos.

Según cifras oficiales, durante el primer trimestre de 2008 los medicamentos de mayor facturación fueron los destinados al sistema nervioso. Fue un aumento del 17 por ciento con respecto al mismo período de 2007. Y en ese año, la industria farmacéutica figuró entre los 10 rubros con mayor inversión en publicidad (con el 5 por ciento de la torta), según la Asociación Argentina de Agencias de Publicidad (AAAP).

Si bien no hay un registro nacional específico, los datos dispares coinciden en que las ventas de la “felicidad química” se incrementan cada año. El “Alplax” es el producto que se destaca del laboratorio “Gador”, una farmacéutica que factura 345 millones de pesos anuales. El ansiolítico y antidepresivo está en el cuarto lugar entre los más vendidos de las farmacias argentinas.

PASTILLAS: PRODUCTOS DE MERCADO

La Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) estima que la cantidad de unidades vendidas de medicamentos bajo receta archivada creció un 14 por ciento desde 2004. En 2007 se vendieron en promedio 1 millón de unidades de tranquilizantes por mes y 450 mil antidepresivos por mes.

El SEDRONAR (Secretaría de Programación para la prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico) concretó una investigación en 2003 donde registró que el 10 por ciento de los medicamentos bajo receta que se prescriben son los que tienen efectos sobre el sistema nervioso. El aumento fue significativo: en 2000 eran el 8 por ciento, en 2001 el 9 por ciento y, finalmente, el 10 por ciento en 2002.

“Los fármacos se indican cuando hay un trastorno en los neurotransmisores, eso se hace a través de la evaluación clínica, y el psicofármaco lo corrige”, explicó el psiquiatra Miguel Ángel de Boer.

“Una depresión se puede corregir con un antidepresivo. Y luego, cuando vemos que está corregido, vamos suspendiendo de forma gradual hasta que el paciente ya no lo necesita”, agregó.

“Los psicofármacos se transforman en un producto de mercado”, señaló el psicólogo Daniel Vecchio, consultado por Diario Patagónico.

“No es sólo una cuestión de la prescripción, sino que a veces el paciente viene a pedir el psicofármaco. Ya no se trata de algo que el médico indica por un trastorno observable, sino que el paciente viene a pedir un objeto de consumo”, afirmó.

CLONAZEPAM, EL FAVORITO

Algunos nombres que pueden sonar conocidos: Alprazolam, Bromazepam, Lorazepam, Diazepam y, el favorito de las recetas, Clonazepam. La COFA advierte que el Clonazepam es la droga más prescripta. Se trata de un ansiolítico que se utiliza para diagnósticos de ansiedad, depresión, epilepsia y ataques de pánico. La marca con la que más se la asocia es “Rivotril”.

Miguel Angel de Boer le explicó a este diario: “en psiquiatría se usa un fármaco adecuado, se populariza y lo empieza a usar todo el mundo. Entonces terminan quemando la medicación. Ahí tenemos que buscar otros, como por ejemplo el Clonazepam, que es el “Rivotril”, o el “Alplax”, medicamentos que se usan a destajo y mal. Es común que un paciente diga que los usa para dormir, cuando ninguno de los dos es un hipnótico, uno es ansiolítico y el otro antidepresivo”.

Los sedantes y antidepresivos son los que más se indican. Todos los médicos pueden prescribir psicofármacos. En los Estados Unidos, el 70 por ciento de las recetas las hacen profesionales médicos no especializados en psiquiatría. Un fenómeno similar sucede en la Argentina, donde se registran prescripciones ginecólogos, gastroenterólogos, entre otros especialistas de la medicina.

Los pacientes quieren eliminar los síntomas de ansiedad o depresión rápido, por lo tanto la presión les ganó a los profesionales médicos. El Grupo Argentino Para el Uso Racional de los Medicamentos (GAPURMED) advierte que cada vez son más los médicos que recetan psicofármacos. “Hay quienes recurren a las guardias esperando una indicación de estupefacientes”, dijo el psicólogo Vecchio.

“Estos medicamentos deberían ser indicados sólo por especialistas en el área, es decir especialistas en la psiquiatría” afirmó Daniel Vecchio.

Y advirtió: “El tema es que se pretenden resolver situaciones desde la farmacología, y en este sentido también hay un impulso económico de laboratorios por una cuestión de mercado. Habría que ver si en determinadas situaciones el fármaco lo que hace es “taponar” un conflicto de fondo”.

LA CRISIS DE 2001, EL DETONANTE

La gente suele acercarse a la psicoterapia cuando sumó una cantidad considerable de síntomas y no le quedan más caminos. La forma efectiva de superar un malestar es a través de un tratamiento psicoterapéutico, que puede generar un cambio en la persona.

En las grandes urbes de los países desarrollados no tener un terapeuta es mal visto, sin embargo en la Argentina y en ciudades similares a Comodoro Rivadavia era considerado un estigma, una cosa sólo para “locos”.

“En algunos círculos hay una mayor conciencia. Los famosos, cuando pueden, hablan de que están en terapia. Es decir, no tiene que ver la terapia con el grado de patología, es algo que les sirve para, en todo caso, para no rayarse” señaló el psiquiatra De Boer.

La terapia y los psicofármacos pueden ayudar a una persona a superar un malestar que no puede controlar. Pero ese tratamiento no debe ser abandonado, recomiendan los psiquiatras y psicólogos.

La crisis económico-financiera del país en 2001 generó un nivel de stress que repercutieron en la prescripción de psicofármacos. Estudios especializados en adicciones, coinciden en que después del derrumbe de los bancos argentinos y la devaluación de la moneda no sólo se incrementó la prescripción sino también el consumo sin indicación médica de sedantes, antidepresivos y estimulantes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que en 2004, unos 6 millones de argentinos padecieron trastornos de ansiedad. Unos 40 mil continúan con tratamientos, según las estimaciones del organismo supranacional.

Una marca de las grandes urbes son los denominados “micro-traumatismos cotidianos”. Son pequeñas situaciones, casi imperceptibles, que van acumulándose en una suma de “mini-tensiones” (un rayón en el auto, una mala atención en un comercio, un empujón). La enfermedad termina resultando una salida de todo ese stress recolectado.

También se da la naturalización del malestar a través del entorno: “lo que pasa es que sos chinchudo”, “te cae todo mal”, “sos medio antisocial”, frases que naturalizan el síntoma y terminan concibiéndose como parte de la personalidad de una persona.

“El psicofármaco es un elemento muy importante integrado en el marco de un tratamiento psicoterapéutico. Son facilitadotes de un buen desarrollo terapéutico”, le explicó a Diario Patagónico el psiquiatra de Boer.

“A veces hay gente que está en un desequilibrio muy grande y es imposible realizar una mínima psicoterapia. Con el alivio de los síntomas (corregir el sueño, bajar la ansiedad, sacar una depresión) ahí uno puede establecer un buen nexo”, indicó.

“TE DOY UN CUARTITO”

El control de la venta de psicofármacos es rígido: se realiza mediante receta archivada y regularmente el ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) hace inspecciones. Pese a los estrictos controles, a través de internet se ofrecen marcas conocidas donde el vendedor coordina un encuentro con el interesado. El fenómeno se registra más en Capital Federal y el conurbano bonaerense.

Otro fenómeno que se manifiesta es que al haber más prescripción, los medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso comienzan a circular entre amigos, en la familia o el trabajo. La frase “te doy un cuartito” (un cuarto de una pastilla) se vuelve frecuente en la ciudad.

“Se ha convertido en algo habitual que en los botiquines de las familias haya psicofármacos” dijo el psicólogo Daniel Vecchio. “De todos modos, la automedicación en el terreno de los psicofármacos es algo llamativo porque hay controles legales para que esto no sea así, se venden con receta archivada” agregó el profesional.

Es que una de las preocupaciones de la COFA, el GAPURMED y el SEDRONAR es la auto-medicación y la sobremedicación, que se siente más entre los ancianos.

En Estados Unidos le pusieron nombre: la “medicalización de la vida”. De eso habla el libro de Emiliano Galende “Psicofármacos y salud mental: la ilusión de no ser” (Lugar Editorial, 2008). El autor es médico especialista en psiquiatría y dirige una maestría en la Universidad Nacional de Lanús. La obra es una visión crítica a la prescripción masiva de medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso, pero no desmerece que los avances farmacéuticos son indispensables para dar alivio al malestar.

“Es un pedido a la ciencia de “felicidad química”: la gente no quiere angustiarse, no quiere pasar por dolor; quiere que el fármaco resuelva en una suerte de “llame ya” todos los problemas. Hay ciertas cuestiones que implican determinados procesos que son necesarios atravesarlos” concluyó el psicólogo Daniel Vecchio.

Fuente: patagónico.net

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