jueves, diciembre 08, 2016

OLVIDÉ MIS SUEÑOS, PENSANDO EN LOS DE MI PAREJA




Hacía tres meses que Joaquín había estado en mi consulta, en ese momento, empezaba a caminar por el empinado camino del duelo. Su pareja le había terminado de manera abrupta, esgrimiendo motivos,   que Joaquín,  desde su orilla complaciente,   los veía valederos. Razones tales como: no estamos en la misma ciudad, mi situación financiera ahora es complicada, acabo de sufrir un accidente, mi familia no sabe nada de mi condición y… un largo etcétera.


Joaquín aceptó con el corazón destrozado,“amo a mi pareja y si esto le permite estar más tranquilo, yo acepto”.  Habían pasado unos meses y no parecía que la relación se había acabado: seguían en contacto a través de llamadas telefónicas, emails y whatsups. Joaquín continuaba siendo obsequioso,  con regalos finos y  lujosos: relojes, dispositivos móviles  o con una escueta hamburguesa que enviaba a través de un domicilio nacional. Cada mañana Joaquín le enviaba un saludo de amor a su pareja  dándole  ánimos. Éste  continuo, como siempre, frío y distante. Se  lo hizo saber desde el primer momento: “Joaquín,  no soy nada meloso, ni cariñoso, ni de detalles, no esperes nada de eso de mi parte”.  Joaquín otra vez lo entendió y lo aceptó, “así es él, no puedo pretender que seamos iguales,  creo que mi amor compensa.

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