Aunque no hay una fórmula que aplique a todas las relaciones, adoptar algunos principios clave en tu corazón reducirá el conflicto y aumentará el flujo del amor. Estas siete leyes, son valiosas en relaciones amistosas, de negocios, para las familias, matrimonios y relaciones de pareja.
Las personas suelen visualizar “idealmente” una relación íntima con base en intereses compartidos, comunicación abierta, apoyo mutuo y pasión. Cuando son incapaces de generar este nivel de conexión emocional, piensan que tienen que esforzarse más por crear relaciones perfectas. No existe una fórmula que aplique para todas las relaciones, adoptar algunos principios clave, te permitirá reducir el conflicto y mejorar el flujo del amor. Estas siete “leyes” son valiosas para las amistades y relaciones en los negocios, así como en las familias, matrimonios y relaciones íntimas.
1. Mis relaciones están basadas en la igualdad
Las relaciones basadas en la desigualdad podrán sobrevivir, pero jamás prosperarán. El amor es la unidad que surge por verte a ti en el otro y por ver al otro en ti. A pesar de las diferencias inevitables en cuestión de finanzas, educación, belleza física o coeficiente intelectual, tu reflexión profunda e irrefutable debe ser: no soy superior a ti, ni soy inferior a ti. Somos manifestaciones diferentes del mismo ser subyacente y por ende, tenemos el mismo valor.
2. Mis relaciones son un reflejo de mí mismo
Si hay discordia en una relación, pregúntate cómo estás contribuyendo tú a esa situación. Antes de culpar a la otra persona, busca en tu corazón y analiza lo que puedes pensar, decir o hacer diferente para cambiar la dinámica. Si buscas más atención, ¿tú podrías ser más atento? Si buscas más afecto, ¿podrías ser más cariñoso?
Ver a los demás como un reflejo de ti mismo te permite cambiar a la única persona que puedes controlar (tú), en lugar de frustrarte por tu incapacidad de cambiar a los demás.
3. En mis relaciones hay lugar para el cambio
Es común que las personas digan a su pareja, “No eres el (la) mismo(a) con quien me casé. Esto normalmente se dice como acusación, pero en realidad es un hecho. Cada individuo se deja llevar por el flujo del cambio y dos personas distintas no necesariamente cambiarán de la misma manera y al mismo ritmo.
Busca formas en que tu relación acepte y honre los cambios inevitables de la vida, al mismo tiempo que se mantiene la conexión y el compromiso para trascender dichos cambios.
4. En mis relaciones, dejo el pasado atrás
En cada relación el otro experimenta conflictos o dificultades que dejan huellas de resentimiento. Estos restos de batallas antiguas a menudo se usan como armas en discusiones futuras.
Llevar el pasado al presente intensifica el conflicto y pocas veces ayuda a satisfacer nuestras necesidades. Haz un esfuerzo por no sacar asuntos del pasado al momento de tratar temas del presente.
5. Elijo ser feliz en lugar de tener la razón
Si te enfrascas en una dinámica de ganar-perder, habrá momentos en los que experimentas la euforia fugaz de ganar una discusión, así como la frustración temporal de perderla. Sin embargo, ni ganar ni perder lleva al amor.
La alternativa es ver más allá de las diferencias evidentes y buscar puntos en común. Toma pasos pequeños dirigidos hacia la postura del otro y pídele que haga lo mismo.
6. Nutro mis relaciones con atención, afecto, aprecio y tiempo
Aquello en donde enfocamos nuestra atención cobra fuerza en nuestras vidas. Por ende, si quieres que tu relación florezca, debes estar dispuesto a nutrirla con abundante atención, afecto, aprecio y tiempo. Solemos demostrar nuestras prioridades mediante la disposición que tenemos de dar estos ingredientes vitales.
7. Estoy listo para comunicar mis expectativas
Entre más conciencia tengas para identificar y comunicar tus expectativas, es más probable que fomentes un vínculo sano y progresivo. Si te sientes incómodo porque no estás recibiendo los frutos de tu inversión emocional, pregúntate qué necesitas que no te están dando. Después comunica tus necesidades de tal forma que sea más probable que las satisfagan. Esto incluye escuchar lo que la otra persona necesita y estar dispuesto a negociar.
Comprométete con el poder del amor y no dejes que se acumulen emociones tóxicas que restringen a tu corazón, mejor enfócate en ese ser amoroso que tú puedes ser y que mereces ser. Si escuchas la sabiduría de tu corazón te guiará hacia mayores expresiones del amor.
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