¿Tienes conflictos al intimar con tu pareja? ¿Sientes que en algo estas mal pero no sabes qué es?
“Toma conciencia del conflicto emocional que hay detrás y vuelve a conectarte con tu sexualidad”
Disfunción eréctil, impotencia, eyaculación precoz, próstata… desde la Memoria Emocional
Los problemas que le impiden realizar el acto sexual a un hombre le recuerdan que desea hacerlo, pero él se bloquea inconscientemente. Puede ser que se sienta culpable o que algún miedo se lo impida. También es posible que sea un hombre que no cree merecer sentir placer, y no únicamente en el plano sexual. Como la energía sexual es la energía necesaria para crear un hijo, también es un símbolo de la capacidad de una persona para crear su vida.
Este mensaje también puede indicarle a este hombre que siente miedo de llevar su vida como se le antoje o se siente culpable por ello. Si tienes este problema, tu cuerpo te dice que te concedas el derecho de hacer el amor y de disfrutarlo. Deja de crearte miedos o culpas. Todo lo que hayas aprendido con respecto a la sexualidad no es necesariamente cierto para ti.
El acto sexual es un maravilloso medio de comunicación y de expresión de tu amor hacia la persona amada.
Aprende a utilizar tu pene con amor y retomará con placer sus funciones naturales. Ha llegado el momento de que te aprecies más y te permitas sentir placer; no sólo en la vida sexual, sino en todas las áreas. Tienes todo lo necesario para crear; se trata de que te decidas a hacerlo y te permitas utilizar tu poder creador.
EYACULACIÓN PRECOZ: La eyaculación precoz es un trastorno en la fase del orgasmo durante la relación sexual.
La eyaculación precoz representa el miedo inconsciente que el hombre tiene a disfrutar de copular, miedo a ser sorprendido o descubierto por el depredador. Teme que llegue “alguien” y lo cache, lo regañe, lo sorprenda, lo incomode, lo interrumpa.
eyaculación-precoz-relación-sexual-clímax
Este conflicto responde casi en un 95% a un miedo tremendo de ser “atrapado por el padre” en el acto sexual (inconsciente). En su mayoría únicamente lo padecen hijos de padres castrantes, duros, dominantes.
Se trata de un hombre cuyo padre muere de miedo (consciente o inconscientemente) al sentir que el hijo puede desbancarlo, quitarle su lugar “de poder” en la familia. Por eso, el padre acecha al hijo y el hijo simplemente, jamás se siente con la paz y la tranquilidad de disfrutar plenamente de un acto sexual. No hay tiempo. Es un hombre “castrado” por su propio padre.
Resentir:
“Cuando tengo relaciones sexuales estoy en peligro”. “Date prisa, ya vienen a sorprenderte”. “El sexo debe ser rápido o me atrapan”. “No tengo derecho a ser un hombre, a expresarme sexualmente”. “No tengo derecho a ser hombre, mi padre me castra”
¿Cómo libero esa emoción biológica?:
Tomar conciencia de que mi padre, el depredado no llegará.
Fortalecer mi autoestima y saberme capaz de disfrutar del sexo.
Aceptar que mi padre o mi depredador no están aquí.
Perdonar a mi padre por su carácter o sus miedos.
Madurar emocionalmente y retomar la responsabilidad de mi vida.
Como observamos este conflicto desde la biología, hagamos referencia a los animales en la naturaleza. Algunos animales, copulan rápidamente porque saben que en cualquier momento puede llegar el depredador y matarlos, como los conejos que tienen muchos depredadores. ¿Qué pasa si aplicamos ese principio a un hombre? Lo mismo.
Por otro lado, al rinoceronte ¿Quién lo va a atacar? Este animal se toma todo el tiempo del mundo, y dura mucho tiempo realizando la cópula. Por esto los chinos tienen la creencia de que el cuerno del rinoceronte es afrodisíaco.
Ésta es la temática de la eyaculación precoz: “entro y me voy, porque hay depredadores”.
Pero a nivel humano no hay depredadores, los leones están en el zoológico. ¿Quién es el depredador? El padre. Clásicamente es el padre, a nivel reproductor, pero a veces, también puede ser la madre.
A nivel arcaico es muy simple. Pero cuando empezamos a hablar de los humanos, se complica, porque nosotros trabajamos mucho con lo simbólico. El león cuando no tiene qué comer tiene hambre. Pero nosotros podemos tener hambre después de haber comido: hambre de amor, alimento emocional.
La eyaculación precoz o eyaculación prematura puede estar también vinculada a mis primeras experiencias sexuales. Cuando me masturbo, me siento culpable porque lo siento como siendo “malo” o “prohibido”. Me doy prisa por lo tanto en alcanzar la eyaculación. El placer de lo prohibido siempre ha tenido una atracción muy fuerte e, incluso de modo inconsciente, intento volverlo a vivir.
También puede que me imponga presiones y nerviosidad en mi deseo de resultado óptimo. Quiero probarme a mí y a mi pareja “lo que soy capaz de hacer”, con resultados opuestos y frecuentemente inesperados. Debo relajarme y volver a aprender el placer sexual vinculado a la masturbación o en pareja, en un clima libre de coacciones y culpabilidad.
IMPOTENCIA, DISFUNCIÓN ERÉCTIL:
La impotencia en el hombre es un trastorno bastante frecuente que se caracteriza por la imposibilidad de lograr una erección que permita la realización de la cópula.
Está relacionada con la presión, tensión y culpa sexuales. Convenciones sociales. Despecho contra una pareja anterior. Miedo de la madre.
Todo hombre fue, es o será impotente en una época cualquiera de su vida; de hecho, la erección es un fenómeno frágil. Cuando se presenta no debe ser considerada como una tragedia ni ser ridiculizada. Por el contrario, es importante que este hombre averigüe en qué situación se sintió impotente, que descubra qué ocurrió antes de experimentarla.
Perder la erección en varias ocasiones con la misma mujer puede tener su origen en el hecho de que ella se haya convertido en la madre de este hombre o que él no quiera manchar a la mujer amada. También puede ser una forma inconsciente de castigar a su pareja.
Esta impotencia sexual se presenta en tu vida para mostrarte que crees que eres impotente ante una situación determinada (a nivel emocional, familiar, laboral, estudios…) y que esta creencia te perjudica. A menudo sucede que una persona se siente así porque quiere demasiado para otra; es bueno dejar que los demás resuelvan sus propios problemas.
Si sufres de impotencia a causa de una mala experiencia sexual anterior, tu cuerpo te dice que no te conviene seguir creyendo que esa experiencia va a seguir repitiéndose. Sólo tú, al creer en ella, puedes materializarla. Es bien sabido que nos sucede aquello en lo que creemos.
Si utilizas la impotencia sexual para castigar a tu pareja (consciente o inconscientemente), entiende que eres tú quien se castiga, porque al bloquearte físicamente bloqueas también tu energía creativa. Esta actitud alimenta tu ego, pero no a tus relaciones.
Si como hombre soy incapaz de obtener o mantener una erección durante una relación amorosa, entonces padezco impotencia. Esto me lleva seguramente a vivir insatisfacción en mis relaciones sexuales.
Por otro lado, al rinoceronte ¿Quién lo va a atacar? Este animal se toma todo el tiempo del mundo, y dura mucho tiempo realizando la cópula. Por esto los chinos tienen la creencia de que el cuerno del rinoceronte es afrodisíaco.
Ésta es la temática de la eyaculación precoz: “entro y me voy, porque hay depredadores”.
Pero a nivel humano no hay depredadores, los leones están en el zoológico. ¿Quién es el depredador? El padre. Clásicamente es el padre, a nivel reproductor, pero a veces, también puede ser la madre.
A nivel arcaico es muy simple. Pero cuando empezamos a hablar de los humanos, se complica, porque nosotros trabajamos mucho con lo simbólico. El león cuando no tiene qué comer tiene hambre. Pero nosotros podemos tener hambre después de haber comido: hambre de amor, alimento emocional.
La eyaculación precoz o eyaculación prematura puede estar también vinculada a mis primeras experiencias sexuales. Cuando me masturbo, me siento culpable porque lo siento como siendo “malo” o “prohibido”. Me doy prisa por lo tanto en alcanzar la eyaculación. El placer de lo prohibido siempre ha tenido una atracción muy fuerte e, incluso de modo inconsciente, intento volverlo a vivir.
También puede que me imponga presiones y nerviosidad en mi deseo de resultado óptimo. Quiero probarme a mí y a mi pareja “lo que soy capaz de hacer”, con resultados opuestos y frecuentemente inesperados. Debo relajarme y volver a aprender el placer sexual vinculado a la masturbación o en pareja, en un clima libre de coacciones y culpabilidad.
IMPOTENCIA, DISFUNCIÓN ERÉCTIL:
La impotencia en el hombre es un trastorno bastante frecuente que se caracteriza por la imposibilidad de lograr una erección que permita la realización de la cópula.
Está relacionada con la presión, tensión y culpa sexuales. Convenciones sociales. Despecho contra una pareja anterior. Miedo de la madre.
Todo hombre fue, es o será impotente en una época cualquiera de su vida; de hecho, la erección es un fenómeno frágil. Cuando se presenta no debe ser considerada como una tragedia ni ser ridiculizada. Por el contrario, es importante que este hombre averigüe en qué situación se sintió impotente, que descubra qué ocurrió antes de experimentarla.
Perder la erección en varias ocasiones con la misma mujer puede tener su origen en el hecho de que ella se haya convertido en la madre de este hombre o que él no quiera manchar a la mujer amada. También puede ser una forma inconsciente de castigar a su pareja.
Esta impotencia sexual se presenta en tu vida para mostrarte que crees que eres impotente ante una situación determinada (a nivel emocional, familiar, laboral, estudios…) y que esta creencia te perjudica. A menudo sucede que una persona se siente así porque quiere demasiado para otra; es bueno dejar que los demás resuelvan sus propios problemas.
Si sufres de impotencia a causa de una mala experiencia sexual anterior, tu cuerpo te dice que no te conviene seguir creyendo que esa experiencia va a seguir repitiéndose. Sólo tú, al creer en ella, puedes materializarla. Es bien sabido que nos sucede aquello en lo que creemos.
Si utilizas la impotencia sexual para castigar a tu pareja (consciente o inconscientemente), entiende que eres tú quien se castiga, porque al bloquearte físicamente bloqueas también tu energía creativa. Esta actitud alimenta tu ego, pero no a tus relaciones.
Si como hombre soy incapaz de obtener o mantener una erección durante una relación amorosa, entonces padezco impotencia. Esto me lleva seguramente a vivir insatisfacción en mis relaciones sexuales.
En el nivel médico, aunque la impotencia pueda ser orgánica, es decir proceder de una causa física o proceder de un aspecto psicológico, debo considerar desde el punto de vista metafísico que la causa procede de un factor psicológico o metafísico (más allá de lo físico), incluso inconsciente.
La impotencia frecuentemente está vinculada al miedo de abandonarse a una mujer (o a un hombre si mis relaciones sexuales se hacen con un hombre) y también de perder el control frente a sí mismo o frente a la otra persona.
La impotencia frecuentemente está vinculada al miedo de abandonarse a una mujer (o a un hombre si mis relaciones sexuales se hacen con un hombre) y también de perder el control frente a sí mismo o frente a la otra persona.
disfunción
Siendo hombre, frecuentemente tengo muchas responsabilidades y puedo vivir mucha tensión y estrés en el trabajo, y la sociedad en general me pide que tenga excelentes resultados. Transponiendo esta petición en mi sexualidad, puedo sentir una presión sexual que me empuja a optimizar y crea una gran tensión interior que me “hace perder mis medios”.
Al no atreverme a hablar de ello con mi pareja, me pongo a vivir mucha culpabilidad, confusión hasta tener miedo de perder a la otra persona. Una gran angustia sentida durante mis relaciones amorosas puede provocar este bloqueo que me hace vivir impotencia. Esta angustia puede proceder del hecho que, durante una relación sexual, estoy más en contacto con mi aspecto afectivo.
Como hombre, no estoy acostumbrado a maniobrar con mis emociones. Estoy en contacto más consciente con mi hijo interior herido que puede vivir inseguridad, miedo, rechazo, incomprensión. Así que si en mis relaciones amorosas anteriores tuve la sensación de vivir fracasos que me parecieron desvalorizantes, entonces podré no sentirme “a la altura” de la situación durante una próxima relación sexual.
Mi inseguridad, mi sentimiento de incapacidad y fracaso, de odio de mí, de culpabilidad o de negligencia puede llevarme también a vivir impotencia. Puedo vivir la marcha de mi mujer como una separación tanto en el plano emocional como físico. Como que el contacto sexual ya no es posible, mis órganos sexuales pierden su sensibilidad.
También la impotencia puede tener su origen en un suceso pasado que me marcó: pueden haber abusado de mí físicamente o psicológicamente en la tierna infancia; puedo guardar rencor frente a una relación afectiva anterior, teniendo la sensación de que he sido víctima de una traición.
La impotencia es también un modo de tener poder sobre el otro reteniendo sexualmente a una pareja que abusa o pide demasiado. Puedo tener la sensación de que mi territorio (mis posesiones, mi entorno inmediato, lo con lo cual me identifico) está en peligro. Puedo tener una pérdida de interés para las mujeres en general, lo cual se transpondrá en el plano físico si perdura el desinterés.
Si identifico mi pareja con mi madre (puede ser un complejo de Edipo inconsciente al tener una madre ausente o sobreprotectora), si ésta ocupa un lugar demasiado importante en mi vida, sometiéndome a ella y teniendo miedo de disgustarle, sintiéndome impotente en hacerla feliz y complacerla, esto podrá transformarse en impotencia sexual.
Siendo hombre, frecuentemente tengo muchas responsabilidades y puedo vivir mucha tensión y estrés en el trabajo, y la sociedad en general me pide que tenga excelentes resultados. Transponiendo esta petición en mi sexualidad, puedo sentir una presión sexual que me empuja a optimizar y crea una gran tensión interior que me “hace perder mis medios”.
Al no atreverme a hablar de ello con mi pareja, me pongo a vivir mucha culpabilidad, confusión hasta tener miedo de perder a la otra persona. Una gran angustia sentida durante mis relaciones amorosas puede provocar este bloqueo que me hace vivir impotencia. Esta angustia puede proceder del hecho que, durante una relación sexual, estoy más en contacto con mi aspecto afectivo.
Como hombre, no estoy acostumbrado a maniobrar con mis emociones. Estoy en contacto más consciente con mi hijo interior herido que puede vivir inseguridad, miedo, rechazo, incomprensión. Así que si en mis relaciones amorosas anteriores tuve la sensación de vivir fracasos que me parecieron desvalorizantes, entonces podré no sentirme “a la altura” de la situación durante una próxima relación sexual.
Mi inseguridad, mi sentimiento de incapacidad y fracaso, de odio de mí, de culpabilidad o de negligencia puede llevarme también a vivir impotencia. Puedo vivir la marcha de mi mujer como una separación tanto en el plano emocional como físico. Como que el contacto sexual ya no es posible, mis órganos sexuales pierden su sensibilidad.
También la impotencia puede tener su origen en un suceso pasado que me marcó: pueden haber abusado de mí físicamente o psicológicamente en la tierna infancia; puedo guardar rencor frente a una relación afectiva anterior, teniendo la sensación de que he sido víctima de una traición.
La impotencia es también un modo de tener poder sobre el otro reteniendo sexualmente a una pareja que abusa o pide demasiado. Puedo tener la sensación de que mi territorio (mis posesiones, mi entorno inmediato, lo con lo cual me identifico) está en peligro. Puedo tener una pérdida de interés para las mujeres en general, lo cual se transpondrá en el plano físico si perdura el desinterés.
Si identifico mi pareja con mi madre (puede ser un complejo de Edipo inconsciente al tener una madre ausente o sobreprotectora), si ésta ocupa un lugar demasiado importante en mi vida, sometiéndome a ella y teniendo miedo de disgustarle, sintiéndome impotente en hacerla feliz y complacerla, esto podrá transformarse en impotencia sexual.
VESÍCULA SEMINAL:
Conflicto de pérdida de territorio, desde un lado sexual y/o afectivo. Frustración sexual. Hijo de padre castrante, arbitrario, duro, frío, rígido.
Resentir: “Cuando hago el amor estoy en peligro”. “No tengo derecho a ser un hombre, a expresarme sexualmente”. “Tengo que hacer el amor rápido, antes de que me descubran”.
ÚLCERA EN LA VESÍCULA SEMINAL:
Conflicto de territorio. Conflicto biológico de pérdida de territorio o del contenido del territorio (la compañera abandona el territorio).
Presión, tensión y culpa sexuales. Convenciones sociales. Despecho contra una pareja anterior. Miedo de la madre.
PRÓSTATA:
Los problemas de la próstata son mucho más frecuentes después de los 50 años. Le indican a quien los sufre que deja que le moleste una situación en la cual siente impotencia, una situación que no puede controlar a su antojo. Se cansa de la vida. Estos problemas le indican que no puede controlarlo todo en la vida y que a veces el universo nos envía situaciones que nos ayudan a soltarnos con el fin de crear otra cosa mejor.
Cuando el hombre experimenta un sentimiento de impotencia, al mismo tiempo su libido disminuye. Esta disminución es simplemente un reflejo de lo que sucede en su interior.
Tu problema de próstata tiene como finalidad ayudarte a restablecer contacto con tu poder de crear tu vida. Deja de creer que porque envejeces, eres menos poderoso y menos capaz de crear. Es cierto que el cuerpo se deteriora con el tiempo y ello es natural. Sin embargo, esta es la ocasión ideal para que utilices todas las fuerzas emocionales y mentales que has adquirido con el paso de los años y crees otra cosa, permitiendo que los más jóvenes te ayuden físicamente. Debes dejar de creer que porque decides delegar, pierdes valor. Al contrario de eso se llama sabiduría.
Si tengo una dificultad en la próstata, debo preguntarme si vivo dificultad y culpabilidad frente a mis nietos o frente a mis propios hijos que, incluso adultos, son aún para mí, unos “pequeñines” y “frágiles”. Tengo miedo de que éstos estén en peligro, bien moralmente bien físicamente, y sobre todo frente a cualquier situación que puede estar vinculada con la sexualidad y que aparece a mis ojos como sucia o que sale de las normas habituales y establecidas por la sociedad. Si no tengo hijos ni nietos, la dificultad puede vivirse con un sobrino o un niño del barrio que considero “como formando parte de la familia”.
Aprender a hacer confianza y el hecho de tener miedo de que suceda algo grave o algún daño a la gente a quien amo sólo atrae más el objeto de mi temor.
Otro conflicto muy común cuando la próstata está afectada, tiene relación con algo “fuera de las normas, sucio” y que tiene que ver con la sexualidad, no es el hecho de hacer el amor o no.
Ejemplo: Un señor tiene un cáncer de próstata, su mujer no quiere tener relaciones sexuales. Éstas son muy escasas y no satisfactorias. El “no puede” tener relaciones y busca otras. Su secretaria es muy guapa y él busca conquistarla. Ella no accede a sus peticiones y sigue la impotencia y el “no poder” tener relaciones sexuales.
Cuando existe esta problemática de no poder, el inconsciente biológico hace la próstata más grande (tumor, más células). Es: “fuera de las normas, sucio” y tiene que ver con la sexualidad pero no técnica, sino más bien con el órgano sexual.
Otro ejemplo más sutil, que se encuentra bastante frecuentemente en el adenoma o el cáncer de próstata, es cuando hay una gran diferencia de edad entre el hombre y la mujer, es: “fuera de las normas”.
Esto está fuera de nuestras normas. Lo aceptado en la norma judeo-cristiana es que el hombre sea un poco mayor que la mujer, algunos años es soportable. Pero cuando hay una gran diferencia está fuera de la norma. Si el hombre tiene 60 años y la mujer 20 o menos, hay gente que lo encuentra sucio y dicen: “que hace este viejo con la joven”.
Obviamente es sexual, porque tienen relaciones, pero lo que se nota más es que es una relación entre alguien que es como un padre y su hija. No son dos jóvenes que se quieran de amor.
prostata
En el adenoma o el cáncer de próstataes muy frecuente la diferencia de edad. Es menos frecuente que la mujer sea mucho mayor que el marido.
Esta diferencia de edad provoca el conflicto clásico de: “no seré capaz de satisfacer a esta mujer”.
Por ejemplo, si el hombre es mayor y la mujer más joven, a nivel sexual técnico pide más y el tiene el miedo de no poder hacerlo bien. Pero, para un hombre arcaico, hacerlo bien significa eyacular suficientemente. ¿Quién da la cantidad de semen? La próstata. Entonces hay un conflicto: “voy a ser un varón a la altura de mi joven hembra”. Pido a mi próstata trabajar más y voy a multiplicar las células. Entonces aparece un adenoma o un cáncer, según la intensidad del conflicto. “¿Voy a ser competente o no?”.
La próstata está vinculada al sentimiento de potencia y capacidad sexual. Ya que son frecuentemente los hombres mayores que padecen de trastornos de la próstata, debo preguntarme: ¿Estoy satisfecho y a gusto en mi sexualidad? ¿Vivo frustración, impotencia o quizás incluso confusión de cara a mi sexualidad y también frente a mi búsqueda de una pareja quizás más joven? ¿Sería mejor dejarlo todo?.
Quizás ahora me siento inútil, ineficaz, incapaz de ser un “hombre verdadero”. Vivo el miedo intenso de no estar en las normas sexuales implantadas por la sociedad.
Aprender a des culpabilizarme y a dejar de estar tenso en cuanto a la “excelencia” que requiere la sociedad por parte mía.
Conflicto de pérdida de territorio, desde un lado sexual y/o afectivo. Frustración sexual. Hijo de padre castrante, arbitrario, duro, frío, rígido.
Resentir: “Cuando hago el amor estoy en peligro”. “No tengo derecho a ser un hombre, a expresarme sexualmente”. “Tengo que hacer el amor rápido, antes de que me descubran”.
ÚLCERA EN LA VESÍCULA SEMINAL:
Conflicto de territorio. Conflicto biológico de pérdida de territorio o del contenido del territorio (la compañera abandona el territorio).
Presión, tensión y culpa sexuales. Convenciones sociales. Despecho contra una pareja anterior. Miedo de la madre.
PRÓSTATA:
Los problemas de la próstata son mucho más frecuentes después de los 50 años. Le indican a quien los sufre que deja que le moleste una situación en la cual siente impotencia, una situación que no puede controlar a su antojo. Se cansa de la vida. Estos problemas le indican que no puede controlarlo todo en la vida y que a veces el universo nos envía situaciones que nos ayudan a soltarnos con el fin de crear otra cosa mejor.
Cuando el hombre experimenta un sentimiento de impotencia, al mismo tiempo su libido disminuye. Esta disminución es simplemente un reflejo de lo que sucede en su interior.
Tu problema de próstata tiene como finalidad ayudarte a restablecer contacto con tu poder de crear tu vida. Deja de creer que porque envejeces, eres menos poderoso y menos capaz de crear. Es cierto que el cuerpo se deteriora con el tiempo y ello es natural. Sin embargo, esta es la ocasión ideal para que utilices todas las fuerzas emocionales y mentales que has adquirido con el paso de los años y crees otra cosa, permitiendo que los más jóvenes te ayuden físicamente. Debes dejar de creer que porque decides delegar, pierdes valor. Al contrario de eso se llama sabiduría.
Si tengo una dificultad en la próstata, debo preguntarme si vivo dificultad y culpabilidad frente a mis nietos o frente a mis propios hijos que, incluso adultos, son aún para mí, unos “pequeñines” y “frágiles”. Tengo miedo de que éstos estén en peligro, bien moralmente bien físicamente, y sobre todo frente a cualquier situación que puede estar vinculada con la sexualidad y que aparece a mis ojos como sucia o que sale de las normas habituales y establecidas por la sociedad. Si no tengo hijos ni nietos, la dificultad puede vivirse con un sobrino o un niño del barrio que considero “como formando parte de la familia”.
Aprender a hacer confianza y el hecho de tener miedo de que suceda algo grave o algún daño a la gente a quien amo sólo atrae más el objeto de mi temor.
Otro conflicto muy común cuando la próstata está afectada, tiene relación con algo “fuera de las normas, sucio” y que tiene que ver con la sexualidad, no es el hecho de hacer el amor o no.
Ejemplo: Un señor tiene un cáncer de próstata, su mujer no quiere tener relaciones sexuales. Éstas son muy escasas y no satisfactorias. El “no puede” tener relaciones y busca otras. Su secretaria es muy guapa y él busca conquistarla. Ella no accede a sus peticiones y sigue la impotencia y el “no poder” tener relaciones sexuales.
Cuando existe esta problemática de no poder, el inconsciente biológico hace la próstata más grande (tumor, más células). Es: “fuera de las normas, sucio” y tiene que ver con la sexualidad pero no técnica, sino más bien con el órgano sexual.
Otro ejemplo más sutil, que se encuentra bastante frecuentemente en el adenoma o el cáncer de próstata, es cuando hay una gran diferencia de edad entre el hombre y la mujer, es: “fuera de las normas”.
Esto está fuera de nuestras normas. Lo aceptado en la norma judeo-cristiana es que el hombre sea un poco mayor que la mujer, algunos años es soportable. Pero cuando hay una gran diferencia está fuera de la norma. Si el hombre tiene 60 años y la mujer 20 o menos, hay gente que lo encuentra sucio y dicen: “que hace este viejo con la joven”.
Obviamente es sexual, porque tienen relaciones, pero lo que se nota más es que es una relación entre alguien que es como un padre y su hija. No son dos jóvenes que se quieran de amor.
prostata
En el adenoma o el cáncer de próstataes muy frecuente la diferencia de edad. Es menos frecuente que la mujer sea mucho mayor que el marido.
Esta diferencia de edad provoca el conflicto clásico de: “no seré capaz de satisfacer a esta mujer”.
Por ejemplo, si el hombre es mayor y la mujer más joven, a nivel sexual técnico pide más y el tiene el miedo de no poder hacerlo bien. Pero, para un hombre arcaico, hacerlo bien significa eyacular suficientemente. ¿Quién da la cantidad de semen? La próstata. Entonces hay un conflicto: “voy a ser un varón a la altura de mi joven hembra”. Pido a mi próstata trabajar más y voy a multiplicar las células. Entonces aparece un adenoma o un cáncer, según la intensidad del conflicto. “¿Voy a ser competente o no?”.
La próstata está vinculada al sentimiento de potencia y capacidad sexual. Ya que son frecuentemente los hombres mayores que padecen de trastornos de la próstata, debo preguntarme: ¿Estoy satisfecho y a gusto en mi sexualidad? ¿Vivo frustración, impotencia o quizás incluso confusión de cara a mi sexualidad y también frente a mi búsqueda de una pareja quizás más joven? ¿Sería mejor dejarlo todo?.
Quizás ahora me siento inútil, ineficaz, incapaz de ser un “hombre verdadero”. Vivo el miedo intenso de no estar en las normas sexuales implantadas por la sociedad.
Aprender a des culpabilizarme y a dejar de estar tenso en cuanto a la “excelencia” que requiere la sociedad por parte mía.
Tomar consciencia de mi valor no según mis “hazañas sexuales” sino mirando todas las bellas cualidades humanas que poseo.
CAÍDA DE PRÓSTATA:
Cuando cae la próstata, ejerce una gran presión sobre la vejiga. Indica que tengo dificultad en soltar los sentimientos de inutilidad que me he construido interiormente, la orina representando la liberación de mis emociones negativas. Reconozco cada vez más mi valía y sé que mi contribución a la sociedad es inestimable.
PROSTATITIS:
Puedo vivir decepción o frustración, bien frente a lo que mi pareja espera de mis proezas sexuales, bien frente a mí mismo porque me culpo por no ser más “viril”, más “excelente”. Opino que soy viejo, “inútil, “acabado”. Es pues importante que acepte que mi sexualidad puede haber cambiado y evolucionado con el tiempo, pero que puede ser igual de excitante y completa.
LOS TESTÍCULOS:
El testículo como productor de espermatozoides, indica un grave conflicto de pérdida: “he perdido algo muy importante para mí”, como la muerte de un hijo por ejemplo, hay un grave conflicto de pérdida a nivel vital. En la función hormonal encontramos conflictos relacionados con la seducción
Las dificultades que siento con mis órganos genitales me manifiestan un miedo, o una culpabilidad, vergüenza, desconfianza, pesares, ira… Esta área está vinculada a mis gónadas (los testículos en el hombre, los ovarios en la mujer) y la energía sexual vinculada a la sexualidad es muy poderosa ya que tiene por primer objetivo perpetuar la especie.
CAÍDA DE PRÓSTATA:
Cuando cae la próstata, ejerce una gran presión sobre la vejiga. Indica que tengo dificultad en soltar los sentimientos de inutilidad que me he construido interiormente, la orina representando la liberación de mis emociones negativas. Reconozco cada vez más mi valía y sé que mi contribución a la sociedad es inestimable.
PROSTATITIS:
Puedo vivir decepción o frustración, bien frente a lo que mi pareja espera de mis proezas sexuales, bien frente a mí mismo porque me culpo por no ser más “viril”, más “excelente”. Opino que soy viejo, “inútil, “acabado”. Es pues importante que acepte que mi sexualidad puede haber cambiado y evolucionado con el tiempo, pero que puede ser igual de excitante y completa.
LOS TESTÍCULOS:
El testículo como productor de espermatozoides, indica un grave conflicto de pérdida: “he perdido algo muy importante para mí”, como la muerte de un hijo por ejemplo, hay un grave conflicto de pérdida a nivel vital. En la función hormonal encontramos conflictos relacionados con la seducción
Las dificultades que siento con mis órganos genitales me manifiestan un miedo, o una culpabilidad, vergüenza, desconfianza, pesares, ira… Esta área está vinculada a mis gónadas (los testículos en el hombre, los ovarios en la mujer) y la energía sexual vinculada a la sexualidad es muy poderosa ya que tiene por primer objetivo perpetuar la especie.
Puede que use esta energía con malas intenciones. La noción de placer vinculada a la sexualidad me pone en contacto con una de mis necesidades fundamentales, el placer, y me conecta con mi niño interior herido. Así, mi sexualidad puede llevarme a poner en evidencia estos miedos, estas heridas, estos rechazos que forman parte de mí.
Puedo no aceptarme en el cuerpo (sexo) que soy, puede que viva un conflicto interior entre mis deseos físicos y los de orden religioso o espiritual; si me da miedo decir “no” y si tengo relaciones sexuales para evitar estar rechazado, miedo a perder el amor de una persona, sólo con un objetivo egoísta… todas estas situaciones pueden llevarme a tener dificultades a este nivel.
Existe una confusión o un conflicto interior, una dificultad en la comunicación y el compartir. Siempre me siento respetado, considerado y tengo dificultad en dar confianza a la gente.
Si mis padres deseaban a una hija y que soy un niño o viceversa, o bien que a mí mismo, me hubiese gustado más ser del otro sexo, esto me puede conducir a vivir problemas genitales porque rechazo una parte de mi sexualidad y puede que me sienta culpable de ser quien soy. Debo quitar toda culpabilidad para que mi sexualidad se vuelva la expresión de mis cualidades amantes y de la atención que llevo a los demás.
Es importante que el amor sea presente en mis experiencias sexuales y también cada vez que me mire en un espejo para aceptarme cada vez más tal como soy.
Existe una confusión o un conflicto interior, una dificultad en la comunicación y el compartir. Siempre me siento respetado, considerado y tengo dificultad en dar confianza a la gente.
Si mis padres deseaban a una hija y que soy un niño o viceversa, o bien que a mí mismo, me hubiese gustado más ser del otro sexo, esto me puede conducir a vivir problemas genitales porque rechazo una parte de mi sexualidad y puede que me sienta culpable de ser quien soy. Debo quitar toda culpabilidad para que mi sexualidad se vuelva la expresión de mis cualidades amantes y de la atención que llevo a los demás.
Es importante que el amor sea presente en mis experiencias sexuales y también cada vez que me mire en un espejo para aceptarme cada vez más tal como soy.
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