martes, febrero 24, 2015

Sí, tengo rabia




En la reciente versión de los premios Oscar estuvo nominada a mejor película extranjera la cinta “Relatos salvajes”, una producción con sello argentino de Damián Szifron, y la presencia fugaz del nunca bien ponderado Ricardo Darin. La cinta no obtuvo la preciada estatuilla, pero me dejó cavilando. Son seis historias diversas, disimiles con un leitmotiv, un hilo conductor, una emoción, un sentimiento cotidiano: La rabia. Una rabia no tramitada de manera oportuna y saludable 
puede tener un desenlace fatal. 


¿Qué haces tú con la rabia?, ¿te la tragas, la taponas, la reprimes, respiras profundo y la trasmutas en un abrir y cerrar de ojos?

No te culpo por ello, es lo que nos enseñaron a hacer en la infancia. ¿Qué decían tu madre, tu padre o los adultos cuando de niño (a) tenías una explosión de rabia? ¿Te descalificaban, te sacaban de tu entorno, te intimidaban, te manipulaban? “Si te portas bien, te bajo al parque” “Deja el berrinche y te llevo a comer helado”.

¿Te acuerdas de: “el cuerpo grita lo que la boca calla”? Cuando no tramitamos la rabia de forma saludable esta busca salida por algún lado. Se va hacia adentro y se expresa en forma de síntoma, la apendicitis es un grito de rabia, los problemas en la voz expresan la rabia callada, recuerda que hay una estrecha conexión entre tristeza y furia ver aquí . O se acumula, hasta que la capacidad de almacenamiento llega al tope y por cualquier tontería estallamos de forma desproporcionada.

Para no llegar a estos extremos es saludable permitirnos y permitir a otros la expresión de la rabia.

¿Cuáles son las estrategias propuestas?

El primer paso es reconocer “tengo rabia”, tengo ira” “estoy furioso (a), luego busca la forma de darle salida.

Escribe: Busca un espacio a solas, ármate de papel y lápiz y escribe, vacía en el papel todo el cumulo de pensamientos, imágenes, palabras, sensaciones que te están quemando, no pares hasta que toda la avalancha que te inunda quede plasmada en el papel. Y si no te sientes con ganas de escribir simplemente ralla, ralla sin fin hasta que sientas que la tormenta ha pasado.

Vete a Fútbol: compra los boletos del próximo clásico y métete allí, grita con todas tus fuerzas, manotea,  deja salir  al animal que te habita. 


Haz ejercicio: vete al gym  haz ejercicios de fuerza, de alto impacto, ve a una clase de Kick boxing. Da puñetazos y patadas.

Pégale
: si no vas al gimnasio, si no está cerca el próximo clásico, si está demasiado tarde, si necesitas con urgencia sacar esa rabia de adentro, toma una almohada, unos cojines y dales una paliza. Recuerda tu cerebro no distingue adentro de afuera, imaginación de realidad, pégale a ese cojín hasta que sientas que toda la rabia ha sido drenada.

¿Y que hacemos con los niños?

Dispón de un espacio en tu hogar para tramitar la rabia, una puerta extra en el cuarto, un saco de box, almohadones, cojines, sé creativo. 
Permite a los chicos que se vayan a un lugar a gritar a aullar.  

Es importante instruir  sobre el auto- cuidado y que nadie más debe oír lo que gritan, tampoco tú. Será un  acto de autoafirmación saludable para la construcción de su yo. 

No somos seres iluminados, somos simples mortales. 
Soltemos de una vez el tema pecaminoso de expresar la rabia, para estar sano me doy permiso  de reconocerla y sacarla.  

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