martes, diciembre 02, 2014

Un encuentro con la persona más importante del universo





Por. Ps. Luz Marina Hoyos Duque


"… En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros… conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los Dioses." Este precepto profundo y trascendente del oráculo de Delfos llama, convoca, te susurra al oído. Quizá no lo escuches o seas indiferente. Pues tu vida es un vértigo, una afanosa carrera por alcanzar el éxito y el poder, privilegias lo urgente sobre lo importante y sólo escuchas y observas aquello que te lleve al logro.

No obstante, eres más que una estructura de carbón o un cuerpo, también eres alma y espíritu o energía, inseparables, indisolubles, una triada que cuando respetas su ritmo crea una danza armoniosa de bienestar y vitalidad, donde todo conspira para el logro de tus metas.

Cuando no respetas los ritmos que reclama esa trilogía se rompe el encantamiento y la sabiduría que cuida y preserva toca a tu puerta en forma de síntoma. A veces toca de manera avasallante, desesperada, irrumpe con tal fuerza que tumba las puertas y te obliga imperiosamente a interrumpir esa loca carrera por el éxito.

Otras veces toca suavecito, como una ligera molestia que al inicio casi no percibes. Si no le escuchas, tocará con más fuerza y el asunto crecerá, tomará nuevas dimensiones y se repetirá cíclicamente en tu vida, una y otra vez, te preguntarás entonces ¿por qué otra vez esta misma cuestión mordiéndome la vida?

Te haces el de la vista gorda por lo dicho antes, estás demasiado ocupado en lograr tu sueño, salir adelante, ser brillante, descollar. No hay tiempo para pensar en buscar ayuda, posiblemente lo contemples, pero te llenas de razones para dilatarlo.

Y esa dilación o resistencia está encubierta por paradigmas, creencias y preconceptos, que no son más que miedos: miedo a que te consideren enfermo o incapaz para resolver tus problemas, miedo a la erogación económica que implica, miedo de ventilar tu vida y tus recónditos pensamientos a un extraño. Miedo de que te cuelguen un rotulo asustador con algún trauma, miedos y más miedos, O quizá… consideras “yo puedo solo” y el consejo que recibo de mi abuela, mi madre, mi pareja o mi amigo es suficiente.

Hay buenas y malas noticias. No es tan fácil. Todos los seres humanos tenemos traumas, pues todos tuvimos niñez, tuvimos una mamá y un papá o figuras que hicieron su rol y que aprendieron a partir del ensayo error a ser padres con nosotros. Pese a ello, no todo el mundo necesita ir al psicoterapeuta, pues existen otras maneras de atravesar los complejos, traumas y conflictos psíquicos. Otras veces es imperativo buscar soporte profesional, siento decírtelo, a veces no puedes solo. A veces no podemos solos, incluso los terapeutas vamos a donde otro colega para gestionar un asunto que nos angustia y nos empantana la vida.

Si la angustia está palpitando, estás perdiendo calidad de vida y esa pregunta que taladra en tu cabeza no cesa, toma el toro por los cachos, ármate de valor y busca ayuda con el profesional de la salud que te puede ayudar: un psicólogo clínico.

Habla con tus amigos, con las personas cercanas, utiliza la web, revisa los estudios, la experiencia, la hoja de vida, los testimonios de otros pacientes, pregunta. Y elige. Elige a alguien con quien sientas seguridad y confianza. Con quien te sientas a gusto de abrir tu alma de forma plena, alguien que no te juzgue, que sientas que se conecta contigo, que sea claro, coherente y con el que tu corazón te diga que ha sido capaz de ponerte en contacto con la persona más importante del universo: TU.












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