viernes, diciembre 26, 2014

MI RITUAL DE FIN DE AÑO




Ha quedado atrás la navidad, en pocos días estaremos cerrando un nuevo año. Es una época de balance y reflexión, sobre lo que hicimos, lo que dejamos de hacer, los aprendizajes, los logros, las metas cumplidas, los propósitos para el año que comienza.

Cada experiencia es como si tuviera frente a mí una hoja en blanco. Y es maravilloso, es la oportunidad de enmendar lo que pudimos hacer de la mejor manera. Me remonto a mis primeros años de escuela, no sé de qué manera me las ingeniaba para hacerle oreja a mis cuadernos, al final, un cuaderno de cincuenta hojas terminaba tan gordo como uno de cien. Al inicio del nuevo año escolar me proponía no hacerles esas feas orejas, los imaginaba tan impecables como los de mi hermano Ricardo, parecía que los llenaba escribiendo en el aire, y un día logré mi propósito. ¿Cómo lo logré? a través de un ritual.

Los rituales son tan antiguos como el hombre mismo, ellos consolidan nuestra identidad y nos conectan con el colectivo. En nuestro contexto cultural tenemos rituales por doquier: el bautismo, la confirmación, la primera comunión, el matrimonio, los funerales, la novena de navidad, todos son rituales, cada uno tiene un objetivo específico y claro.

Al cierre de fin de año hago mi propio ritual, a veces con todo el grupo familiar, otras simplemente a solas. El mapa del tesoro es una excelente opción para prospectar el próximo año, pero prefiero las cartas.

Escribo dos cartas, en original y copia. A mano alzada, no en computador, esto es muy importante. En la primera carta reconozco todos los logros del año que está terminado. Es una carta de gratitud y agradecimiento a mi ser interno, doy gracias por lo que he sanado, por lo que he aprendido, por lo que he avanzado. Doy gracias por los asuntos en los que he sido consciente, por haberme dado cuenta de algo específico, por haber descubierto algo puntual, por haberme permitido algo que había considerado imposible para mí.

Luego paso a las emociones. Reconozco las rabias y los sinsabores liberados. Los momentos en los que lloré. Lloro fácilmente. A veces en consulta ante la historia y el dolor de un paciente no puedo evitar el taco en la garganta y las lágrimas, entonces agradezco que mi paciente tenga los ojos cerrados.

Evaluó cada aspecto: físico, de pareja, laboral, económico, familiar, del entorno y conmigo misma, en qué asuntos logré avanzar, en cuales me quedé detenida. Qué aspectos tengo que agradecer a otros, a mí.

Luego hago otra carta donde plasmo todos los aspectos que quiero soltar, para ello tomo los mismos elementos de la carta anterior.

¿Para qué dos copias? Te estarás preguntando. Una de las copias va al fuego, la quemo y la pongo como abono de algún árbol en la finca o una matera en mi casa, puede ser fotocopia. El fuego purifica, transforma, transmuta. La carta original sirve para hacer seguimiento al concluir el año. ¿Te animas a hacer mi ritual?



Próximamente te contaré del encuentro que haré para apoyarte a prospectar tus próximos doce meses y realizar tu carta de propósitos.

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