lunes, julio 14, 2014

TENDENCIA A REACCIONAR EN LUGAR DE ACTUAR: REACTIVIDAD, RENCORES Y AGRAVIOS



Mientras que el resentimiento suele ser la emoción que acompaña a las quejas y lamentos, también puede venir acompañado de una emoción más fuerte como la ira u otra forma de malestar. De esa forma trae una carga de energía mayor. Las quejas se convierten entonces en reactividad, otra manera de fortalecerse el ego. Hay muchas personas que siempre están a la espera de la siguiente cosa contra la que reaccionar, sentirse enojadas o perturbadas: y nunca tienen que esperar demasiado. "Esto es una vergüenza", exclaman. "¿Cómo se atreve...?" "Esto no me gusta". Son tan adictas a la ira y el enojo como otras lo son a las drogas. Al reaccionar contra una cosa u otra afirman y fortalecen su sensación y sentido del yo .

Cuando un resentimiento dura, pasa a se rencor o agravio. Cargar con un rencor es estar en estado permanente de "oposición" y por eso es que los rencores constituyen una parte significativa del ego en muchos casos. Los rencores o agravios colectivos pueden perdurar durante siglos en la psique de una nación o tribu, y alimentar un círculo interminable de violencia.

Un rencor es una emoción negativa intensa conectada con un suceso que pudo ocurrir en el pasado distante pero que se mantiene vivo gracias a un pensamiento compulsivo, repitiendo la historia en la cabeza o en voz alta: "esto fue lo que me hicieron" o "esto fue lo que alguien nos hizo". Un rencor también contamina otros aspectos de la vida. Por ejemplo, mientras pensamos y revivimos el rencor, la energía negativa puede distorsionar nuestra manera de ver un suceso que ocurre en el presente, o influir sobre la forma como hablamos o nos comportamos con alguien en el presente. Un rencor intenso es suficiente para contaminar muchos aspectos de tu vida y mantenerte preso en las garras del ego.

Se necesita consciencia y honestidad para saber si todavía guardamos rencores, si hay alguien en tu vida a quien no hayas perdonado totalmente, o a quien consideres tu "enemigo". Si es así, debes tomar conciencia del agravio tanto a nivel mental como de emotivo; eso implica tomar conciencia de los pensamientos que lo mantienen vivo y sentir la emoción con la cual el cuerpo responde a esos pensamientos. No te esfuerces por deshacerse del agravio. El esfuerzo de perdonar y de soltar no sirve. El perdón se produce naturalmente cuando vemos que el rencor no tiene otro propósito que reforzar un falso sentido del ser y mantener al ego en su lugar. Ver es liberar. Cuando Jesús enseñó que debemos "perdonar a nuestros enemigos" básicamente se refería a deshacer una de las principales estructuras egotistas de la humanidad.

El pasado no tiene poder para impedirnos estar en el presente. Los agravios y rencores del pasado sí. ¿Y qué es un rencor? El peso de viejas emociones y viejos pensamientos rancios.

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