Y en esos pequeño descansos, respira.
Respira profundo, de forma consciente,
dándote cuenta de cada inhalación y de
cada exhalación. Al inhalar expandes
amplio el vientre, al exhalar lo hundes
como si tu ombligo quisiera tocar la espina
dorsal. Entonces, siente tu cuerpo y la quietud que te
envuelve.
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