El hombre de hoy vive en la cabeza, todo el
tiempo planeando, proyectando, calculando, compitiendo, en una loca
carrera que parece no tener fin, que lleva fácilmente a síntomas, a
enfermedades, al deterioro físico, mental, emocional, energético.
El arte, dice la
psicología Humanista Junguiana, es la forma fina del animal, una manera de vincularse con esa fuente poderosa inconsciente, el Sí Mismo, un camino para recuperar el equilibrio del ser humano, para mejorar su calidad de vida, enfrentar una enfermedad, controlar el estrés. El arte ayuda a los chicos a expresar sus conflictos internos y apoya a aquellos que tienen necesidades educativas especiales.
El arte es una vía
para tener un conocimiento mas profundo del Sí Mismo, una forma que
predice y refleja los procesos personales y sociales y la
posibilidad de resolverlos.
Todo hombre es creativo,
es una necesidad imperiosa del ser. Allí radica la importancia del arte,
como una manera de expresar su interioridad, que va mas allá de lo
estético. La expresión artística se conecta con el material que revisa el
psicoanalista a través de los sueños y lo símbolos que allí aparecen, que no
están mediados por la consciencia.
La norteamericana Edith
Kramer considerada la pionera en la investigación sistematizada de este
tipo de terapia y a Margareth Naumburg descubrieron que la
expresión creativa espontanea acercaba al niño al mismo
aprendizaje que el método tradicional intelectual, afirmaba Naumburg en 1915,
“deben restructurarse los métodos educativos actuales” esto,
aun no se cumple, y por ello nuestros niños no disfrutan la educación, la
padecen.
Es necesario bajar y
conectarnos con los sentidos, conectarte con tu cuerpo, el arte es un
camino. Existen otros, elije la opción que mas te llene: la danza, la
poesía, la pintura, la escultura, el deporte, el yoga, la costura, la música,
nadar, caminar por la playa descalzo, montar a caballo, cualquier forma que te
lleve a tener a pequeños momentos de iluminación será útil para alejarte
de la neurosis individual, la neurosis colectiva.
En el video diez mil
voces japoneses interpretan la 9 sinfonía de Beethoven (final), rinden
homenaje a las victimas del Tzunami de hace un año, que afectó al Japón. Siente, conectate con el satori que experimenta el director.
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