viernes, diciembre 10, 2010

MANEJO DEL DOLOR

HIPNOSIS CLÍNICA
MANEJO DEL DOLOR

Una de las áreas de aplicación de la hipnosis que muestra una mayor evidencia empírica de su eficacia es el manejo del dolor, ya sea crónico o agudo (Lynn, Kirsch, Barabasz, Cardeña y Patterson, 2000; Montgomery, DuHammel y Redd, 2000). Tanto el reconocimiento por parte del National Institute of Technology Assessment Panel Report (1996), como el meta-análisis de Montgomery et al. (2000) sobre la eficacia de la hipnosis en el manejo del dolor apoyan su consideración como un tratamiento eficaz, bien establecido y empíricamente validado. En la revisión de Montgomery et al. (2000) de estudios bien controlados se encontró que la hipnosis puede aliviar a un 75% de la población. Los resultados revelaron un efecto de moderado a alto en la reducción de dolor clínico y experimental, lo que apoya la eficacia de los procedimientos hipnóticos en el manejo del dolor. Asimismo, los resultados indicaron que las técnicas de analgesia hipnótica son superiores a la medicación, el placebo psicológico y otro tratamiento, cumpliendo así los criterios para un tratamiento bien establecido de acuerdo con los criterios de Chamless y Hollon (1998).
Posteriormente, Patterson y Jensen (2003) llevaron a cabo una revisión exhaustiva de los estudios controlados aleatorizados sobre dolor e hipnosis en contextos clínicos, excluyendo los estudios de estudiantes voluntarios incluidos en el meta-análisis de Montgomery et al. (2000). Para la revisión se tuvo en cuenta la definición de hipnosis de Kihlstom (1985), ya que es lo suficientemente amplia para incluir aquellos estudios que analizan los efectos de la analgesia hipnótica y al mismo tiempo es específica para incluir el principal componente de la hipnosis, esto es, la sugestión. De esta manera, se excluyeron los estudios que analizaban intervenciones que no se definieron como hipnosis y los estudios considerados se analizaron en función del tipo de dolor (agudo o crónico), el diseño de estudio y el tipo de grupo de control utilizado.

Los resultados relacionados con los estudios sobre dolor agudo indicaron que existen efectos clínicos consistentes de la analgesia hipnótica que son superiores a la atención o a las condiciones de control de cuidado estándar y en numerosas ocasiones son superiores a otros tratamientos de dolor viables. Respecto al dolor crónico, los estudios muestran que la analgesia hipnótica es consistentemente superior al no tratamiento, aunque aporta los mismos resultados que la relajación y el entrenamiento autógeno (lógico en este caso, pues es una técnica de autohipnosis). Por tanto, los autores concluyen que los estudios controlados aleatorizados con poblaciones clínicas indican que la hipnosis tiene un impacto significativo y fiable, tanto en dolor agudo, como crónico.
Por otro lado, y en lo que se refiere exclusivamente al dolor crónico, otra revisión publicada de estudios controlados sobre el uso de la hipnosis en el tratamiento de pacientes con este problema (Elkins, Jensen y Patterson, 2007) indicó que las intervenciones con hipnosis fueron significativamente más eficaces que el no-tratamiento en la reducción del dolor en una amplia variedad de tipos de dolor crónico. Además, estas reducciones del dolor percibido se mantuvieron durante varios meses, y en algunos estudios, los procedimientos hipnóticos mostraron ser significativamente más eficaces que los tratamientos no hipnóticos, como, por ejemplo, la fisioterapia o la educación.
Hay que destacar que el tratamiento hipnótico es útil para los pacientes con dolor crónico, no sólo para conseguir efectos analgésicos, sino también en el manejo de la ansiedad, la mejora del sueño y la mejora de su calidad de vida (Jensen et al., 2006).

No obstante, Elkins et al. (2007) indican que varios de los estudios revisados presentan limitaciones en el diseño experimental, tales como contar con un tamaño de muestra pequeño, carecer de controles adecuados para comparar el efecto placebo y/o de las expectativas, y carecer de seguimientos a largo plazo, por lo que es necesario realizar más investigaciones para determinar la eficacia de la hipnosis en el tratamiento del dolor crónico. Por otro lado, la revisión de Hammond (2007) sobre la eficacia de la hipnosis clínica para el tratamiento de los dolores de cabeza y las migrañas concluye que la hipnosis cumple los criterios de investigación en psicología clínica para considerarse un tratamiento eficaz y bien establecido, con la ventaja añadida de que, además, no tiene efectos secundarios, ni riesgos de reacciones adversas, disminuyendo el gasto en medicación asociado a los tratamientos médicos convencionales (Hammond, 2007).
En otro estudio, en este caso no de revisión, Castel, Pérez, Sala, Padrol y Rull (2007), utilizaron la hipnosis para tratar a 55 pacientes con fibromialgia. En un grupo utilizaron la hipnosis con sugestiones de relajación, en otro la hipnosis con sugestiones de analgesia, y en un tercero, sólo relajación. Los resultados mostraron que el mayor efecto en el alivio de la intensidad del dolor y en la dimensión sensorial del dolor lo ofrecía la hipnosis con sugestiones de analgesia. Asimismo, se observó que el efecto de la hipnosis con sugestiones de relajación no fue mayor que el de la relajación sola.

Por su parte, Karlin (2007) analizó los resultados de dichos meta-análisis y concluyó que los posibles procesos que producen la analgesia hipnótica son la capacidad de alucinar negativamente la estimulación dolorosa, las creencias, las expectativas y la distracción, inherentes a las instrucciones de analgesia hipnótica, así como la hipnotizabilidad de los pacientes.
Por último, Martínez-Valero et al. (2008) realizaron un estudio piloto de línea base múltiple entre participantes, que comparó la eficacia del tratamiento multicomponente cognitivo-comportamental con y sin hipnosis, y el tratamiento farmacológico por sí solo para la fibromialgia. Los resultados apoyan que la hipnosis como coadyuvante al tratamiento cognitivo-comportamental puede ser una herramienta útil para el manejo de los síntomas de la fibromialgia

Fuente: M. Elena Mendoza y Antonio Capafons
Universitat de València
en la web papelesdelpsicologo.es

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