¡Cuánto paradigma en torno a la sexualidad!, juicios y
preconceptos de quienes hacen una
lectura parcial de la realidad, como si
desde la orilla que observan y juzgan estuviera la verdad.
Es claro, la
homosexualidad no es una enfermedad, podríamos decir que existen factores genéticos,
que hay una pulsión, que no existen
culpables, que no es una preferencia, sino una condición.
En el espacio de la psicoterapia he visto el
sufrimiento y el dolor que cargan estos seres humanos, señalados por su
entorno, por los suyos, por la sociedad.
Amamos a seres diferentes al negro, al amarillo, al flaco, al obeso, al crespo, al de ojos azules y al de
ojos garzos. ¿Nos enamoramos del estuche?, no, amamos el alma del otro. Amamos su ternura, sus detalles, su comprensión, su inteligencia, su talento, su capacidad de hacer negocios, el que pueda meterse en nuestros zapatos, su apoyo...
Podríamos entonces
respetar la elección y sin rótulo alguno simplemente observar, sentir
que allí hay dos seres humanos que simplemente se aman.
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