jueves, octubre 31, 2013

¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?


Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él, y lamentar su desgracia, el labrador les replicó: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe? Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió: «¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?». Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?». Una semana más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota le dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?

Todo lo que a primera vista parece un contratiempo. puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañoso. Así, pues, será postura sabia que dejemos a Dios decidir lo que es buena suerte y mala y le agradezcamos que todas las cosas se conviertan en bien para los que le aman.

Tomado del libro “Sadhana, un camino de oración“, del místico y sacerdote católico Anthony de Mello (1931-1987).

miércoles, octubre 30, 2013

Un grano de café


Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y como las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejo hervir sin decir palabra. La hija espero impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su Padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego; Sacó las zanahorias y las colocó en un recipiente. Sacó los huevos y los colocó en un plato.

Coló el café y lo puso en una taza. Mirando a su hija le dijo: "Querida; ¿Que ves?" "Zanahorias, huevos y café; fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.

Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Al sacarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.

Luego le pidió que probara el café?. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó: "¿Que significa esto, Padre?"

El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil. Su cascara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.

Los granos de café? sin embargo eran los únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta", ¿cómo respondes? "Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?"

Y cómo eres tú: "Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?

"Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Posees un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, un divorcio o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero "Eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? "O eres como un grano de café? ¿El café? cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las

cosas se ponen peor tu reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

El poder está dentro de ti



Milarepa y el Falso Maestro

Esto es lo que se contaba de un gran místico, Milarepa. Cuando fue a ver a su Maestro, en el Tibet, era tan humilde, tan puro, tan autentico, que los demás discípulos se sentían celosos de el. Estaba claro que el seria el sucesor. Y, como había fuertes rivalidades, trataron de matarlo.

Un día le dijeron: - Si realmente crees en el maestro, por que no saltas desde la colina? Si realmente crees, si tienes confianza, entonces no te puede pasar nada, no te harás daño.

Y Milarepa salto sin dudar un momento. Los demás corrieron... porque había casi mil metros hasta el fondo del valle. Corrieron a encontrar los huesos desparramados, pero el estaba allí sentado y feliz, tremenda mente feliz. Abrió los ojos y dijo:

-Tenéis razón, la confianza protege.

Pensaron que debía haber sido una casualidad; por eso un día que una casa se había incendiado, le dijeron: -Si amas a tu maestro y confías en el, puedes entrar.

Entro corriendo a la casa para salvar a una mujer y a un niño que aun quedaban dentro. El fuego era tan fuerte que los demás discípulos esperaban que muriera, pero cuando salio con la mujer y el niño en brazos no tenia ni una quemadura. Y estaba cada vez mas radiante, porque la confianza...

Un día que se dirigían a alguna parte, tenían que cruzar un rió, y le dijeron: -No necesitas cruzar en el bote. Como tienes tanta confianza, puedes caminar sobre el rió -y el camino. Esa fue la primera vez que el maestro lo vio. No sabia que le habían dicho que saltase al precipicio ni que entrara a la casa en llamas. Pero en aquella ocasión estaba en la orilla, vio a Milarepa caminar sobre el agua y le dijo:

-Que haces? Es imposible!!-No es imposible es absoluto! -dijo Milarepa-, lo estoy haciendo gracias a su poder, señor.

El Maestro pensó: -Si mi nombre y mi poder pueden hacer esto en este hombre ignorante y estúpido... Yo mismo nunca lo he intentado.

Entonces lo intento. Y se ahogo. No se ha vuelto a oír nada de el desde entonces.

Los Grandes Beneficios de Comer Chocolate



Por el Dr. Mercola

Han surgido nuevas investigaciones que demuestran que el chocolate es bueno, no sólo para el alma, sino también para la mente y el cuerpo.

De acuerdo con el vídeo difundido por la American Chemical Society (ACS por sus siglas en inglés), el chocolate contiene cientos de compuestos y muchos de ellos brindan beneficios que van más allá de unos cuantos momentos deliciosos de dulzura.

Los estudios ya han establecido que el chocolate contiene un número benéfico de ingredientes. Por ejemplo, resveratrol, un importante compuesto en el chocolate, que podría no sólo proteger a su cerebro y sistema nervioso, sino que en realidad podría prolongar su vida.

El chocolate oscuro también combate la inflamación y junto con la cúrcuma y la dieta mediterránea, forman parte de una de las formas más saludables y naturales para reducir los procesos inflamatorios que son la raíz de las enfermedades crónicas degenerativas que afectan a la mayor parte del mundo desarrollado.

Cinco piezas de evidencias que menciona el vídeo de la ACS muestran que otros factores aumentan la dulzura y las bondades del chocolate y esos factores involucran sustancias químicas naturales. Siga leyendo.
Antioxidantes - Las Cosas No-Tan-Dulces Que Tiene que Decir el Chocolate sobre los Radicales Libes

Una de las razones más convincentes para hacer del chocolate una parte de su alimentación diaria podría ser por los antioxidantes que brinda.

Pocos alimentos, en especial postres, tienen tanto potencial terapéutico como este delicioso “dulce”, como lo demuestran las numerosas investigaciones científicas que relacionan su consumo con más de 40 beneficios de salud diferentes.

Aunque la mayoría de nosotros hemos escuchado sobre la importancia de los antioxidantes, podría ser de utilidad un manual, comenzando con la explicación de que la formación de radicales libres- átomos, iones y moléculas con electrones sin aparear- en sus células puede dañar su ADN hasta el punto de elevar su riesgo de desarrollar Alzheimer, enfermedades cardíacas y cáncer.

Esta es la razón por la que los polifenoles antioxidantes contenidos en el chocolate son tan valiosos, ya que tienen la capacidad de detener la oxidación producida por los radicales libres. Esto ayuda a disminuir su riesgo de esas y otras enfermedades interfiriendo directamente con una de las principales causas prevenibles de enfermedades crónico degenerativas.

Una hecho aún no verificado del Journal of Agricultural and Food Chemistry de la ACS indica que los polifenoles que ocurren de forma natural en la cacao, el componente principal del chocolate, en realidad aumentan los niveles de HDL, colesterol “bueno”, mientras que al mismo tiempo reduce el LDL, colesterol “malo”- evitando su oxidación.3 Evidencia que lo respalda es un estudio4 de Cleveland Clinic, en el que se señaló:

“Se cree que los antioxidantes ayudan a las células del cuerpo a resistir al daño causado por los radicales libres que se forman por los procesos normales del cuerpo, como la respiración y por los contaminantes ambientales, como el humo del cigarro. Si su cuerpo no tiene los antioxidantes suficientes para combatir la cantidad de oxidación que ocurre, entonces puede ser dañado por los radicales libres. Por ejemplo, un aumento en la oxidación pude causar lipoproteínas de baja densidad (LDL), también conocidas como colesterol “malo”, para formar placa en las paredes arteriales.”
Los Adictos al Chocolate No Tienen Poca Fuerza de Voluntad - Simplemente Saben Que Los Hace Sentir Bien

Si usted es una de esas personas que se pone de buen humor cada vez que le da una mordida a una barra pura de chocolate, déjeme decirle que no es una casualidad. En realidad existe una razón química llamada anandamida, un neurotransmisor producido en el cerebro que bloquea de forma temporal los sentimientos de dolor y depresión.

Es un derivado de la palabra sánscrita “felicidad” y una de las mejores cosas del chocolate es que no sólo produce este compuesto, sino que también contiene otros compuestos químicos que prolongan el “sentimiento de bienestar” de la anandamida.

Como científico del tema, el Dr. Daniele Piomelli, de la Universidad de California en Irvine, dice lo siguiente:

“La anandamida también se sintetiza en áreas del cerebro que son importantes para la memoria y procesamientos del pensamiento más avanzados, así como en áreas que controlan el movimiento. Eso implica que la función del anandamida no sólo es para producir felicidad.”

La anandamida ha sido comparada con la sensación que se obtiene de la marihuana, pero Piomelli dice, “Estamos hablando de algo mucho, mucho, mucho, mucho más suave que una droga.” También existe evidencia de que este compuesto también tiene la capacidad de ayudar a “endulzar” su vida amorosa.
¿Necesita un Impulso Cerebral? ¿Un Poco Más de Energía? El Chocolate es la Respuesta

Estimulantes naturales en el chocolate producen un impulso tanto en su energía física como cerebral, principalmente gracias a la cafeína y la teobromina. Pero un estudio clínico que involucró a 24 mujeres sanas, mostró los efectos “sinérgicos” en la cognición y el estado de ánimo, que por cierto se tradujo a una mejora en la presión7 arterial. Todos saben que el chocolate contiene cafeína, un estimulante que puede ayudar a aumentar la energía física y el estado de alerta, sin embargo los estudios también muestran que puede inhibir la inflación cerebral que causa las migrañas.

También con respecto a la salud cerebral, un estudio de John Hopkins encontró que el chocolate oscuro podría proteger del daño después de sufrir un derrame cerebral, aumentando las señales celulares.9 Los ratones que ingirieron epicatequina, un compuesto que se encuentra en el chocolate oscuro, sufrieron un daño cerebral mucho menor después de inducirles un derrame cerebral, en comparación con los ratones a los que no se les dio este compuesto. Lo que esto significa para las víctimas de derrames cerebrales isquémicos (relacionados con la obstrucción de coágulos en los vasos que suministran sangre al cerebro, una enfermedad conocida como anterosclerosis)  es que la epicatequina en el chocolate oscuro en realidad podría proteger el cerebro.

Los flavonoles son los flavonoides principales que se encuentran en el cacao y en el chocolate, según un estudio británico. Un estudio piloto evaluó la relación entre el flujo sanguíneo cerebral y una dosis de cacao rico en flavanoles, que mostraba un aumento marcado en el flujo sanguíneo cerebral a la materia gris. Los resultados del estudio indicaron que los flavonoides del cacao pueden ser un tratamiento potencial en contra de la insuficiencia vascular, lo que lleva al siguiente punto…
Chocolate Crudo= Mejora la Salud del Corazón…y Otros Beneficios de Vital Importancia

De acuerdo con ese mismo estudio, los flavonoles del cacao podrían ser utilizados para tratar problemas de insuficiencia vascular, incluyendo demencia y derrames cerebrales. Además, los estudios de la ACS encontraron que los polifenoles y las catequinas en el chocolate podrían disminuir el riesgo de derrame cerebral en hombres. Más específicamente, las epicatequinas, que ayudan a prevenir no sólo la coagulación, sino también la inflamación, sirven, según los investigadores, para la prevención de algunos tipos de derrame cerebral.

Lo curiosos aquí es que un estudio de meta-análisis que trató de encontrar una relaciona entre el consumo de chocolate y ciertos trastornos cardiometabólicos, como la enfermedad coronaria, derrame cerebral, diabetes y síndrome metabólico. Junto con esos trastornos se encuentran otros problemas relacionados como la hipertensión, niveles elevados de glucosa y triglicéridos, colesterol alto y obesidad abdominal. Pero en lugar de encontrar efectos negativos, los científicos descubrieron que el chocolate- específicamente el chocolate crudo, oscuro y sin procesar- en realidad redujo el riesgo  de todas estas enfermedades.
No Se Preocupe- Coma Chocolate

Más allá del hecho de que el chocolate contienen un compuesto llamo anandamida que lo hace sentir bien, existen otras razones confirmada clínicamente por las que el chocolate ha sido denominado como “la nueva droga anti-ansiedad”. Otro estudio de la ACS (en el Journal of Preteome Research) reveló que una onza y media de chocolate oscuro al día durante dos semanas redujo los niveles de hormonas de estrés. Se encontró que los voluntarios para el estudio, clasificados como “muy estresados”, al final de un período de dos semanas, tuvieron niveles más bajos de la hormona del estrés cortisol.

Pero recuerde que muchas marcas de chocolate son ricas en azúcar, calorías y grasas saturadas poco saludables, así que tenga cuidado al momento de comprar. Primero, asegúrese de que el chocolate que come sea oscuro. También existe una gran diferencia entre lois efectos de salud de los chocolates  dependiendo de cuanto come. Como se mencionó en el estudio de Cleveland Clinic:

“…Tenga cuidado con el tipo de chocolate oscuro que elige: el chocolate masticable de caramelo, malvaviscos y nueces no es de ninguna manera una opción saludable. Tome en cuenta que el chocolate con leche no tiene los mismos efectos de salud que el chocolate oscuro puro, debido a que muchas veces la leche evita la absorción de polifenoles.

También es importante recordar la palabra moderación. Existe una cantidad medida y probada de chocolate- 6.7 gramos al día (o un pequeño cuadro de chocolate dos o tres veces a la semana)- que brinda los mayores beneficios de salud. Aunque, sin duda, es una placentera sorpresa que el chocolate sea bueno para usted, comer la cantidad correcta es sumamente importante si quiere que se un beneficio y no una culpa.”

Por favor, también tenga cuidado ya que en la actualidad muchas compañías de chocolate populares y que parecen de calidad artesanal han sido compradas por corporaciones multinacionales que utilizan ingredientes transgénicos, ignorando las normas de comercio y por lo tanto no están interesadas en apoyar los métodos de producción orgánicos y sostenibles.

Como ejemplo tenemos a Cadbury Schweppes que compró Green & Black en el 2005, que a su vez fue comprado por Kraft Foods en el 2010. Dagoba fue comprado por Hershey en el 2006. Encontrará este patrón muy a menudo si le quita la “envoltura” a la industria chocolatera. Así que por favor recuerde elegir cuidadosamente y considerar que las compañías que elige apoyar también lo apoyen a usted.

martes, octubre 29, 2013

"DEJAR IR"



"Dejar ir" no significa dejar de cuidar, significa que no puedo hacerlo por otra persona.
"Dejar ir" no es aislarme, es darse cuenta que no puedo controlar a otro.
"Dejar ir" no es permitir, sino reconocer el aprendizaje de las consecuencias naturales.
"Dejar ir" es admitir la impotencia, que significa que el resultado no esta en mis manos.
"Dejar ir" no es tratar de cambiar o culpar a otro, es sacar lo máximo de mi mismo.
"Dejar ir" no es cuidar, sino atender.
"Dejar ir" no es reparar, sino ser de apoyo.
"Dejar ir" no es juzgar, sino permitirle a otro que sea un ser humano.
"Dejar ir" no es estar en el medio arreglando todos los resultados, sino permitir a otros que influyan en sus propios destinos.
"Dejar ir" no es ser protector, es permitir a otro que enfrente la realidad.
"Dejar ir" no es negar, sino aceptar.
"Dejar ir" no es regañar, reprender o discutir, sino buscar mis propios defectos y corregirlos.
"Dejar ir" no es ajustar todo a mis deseos, sino tomar cada día como viene y apreciarme a mi mismo en el.
"Dejar ir" no es lamentar el pasado, sino crecer y vivir para el futuro.
"Dejar ir" es temer menos y amar mas.

Louise Hay-

lunes, octubre 28, 2013

¿Por qué es tan difícil relacionarse? Osho.




Porque todavía no eres. Hay un vacío interno y el miedo de que, si te relacionas con alguien, tarde o temprano descubrirán que estás vacío. Por eso parece más seguro mantener una cierta distancia de la gente; al menos puedes fingir que eres.

No eres. Aún no has nacido, eres sólo una oportunidad. Todavía no eres una plenitud, y sólo dos personas plenas pueden relacionarse. Relacionarse es una de las cosas más grandes de la vida: relacionarse significa amar, relacionarse significa compartir, debes tener. Y antes de poder amar debes estar lleno de amor, desbordante de amor.

Dos semillas no pueden relacionarse, están cerradas. Dos flores si pueden relacionarse; están abiertas, pueden ofrecerse su fragancia mutuamente, pueden bailar al mismo sol y al mismo viento, pueden tener un mismo diálogo, pueden susurrar. Pero eso no es posible para dos semillas. Las semillas están completamente cerradas, sin ventanas, ¿cómo se van a relacionar?

Y esa es la situación. Cuando nace, el hombre es una semilla; puede llegar a ser una flor, puede que no. Todo depende de ti, de lo que hagas contigo mismo; todo depende de si creces o no. Es tu elección, y hay que afrontar la elección a cada momento; cada momento estás en la encrucijada.
Millones de personas deciden no crecer. Permanecen como semillas; permanecen como potencial, nunca se hacen realidad. No saben lo que es realizar el propio potencial, no saben lo que es la autorrealización, no saben nada sobre ser. Viven completamente vacíos, mueren completamente vacíos ¿Cómo van a relacionarse?

Será exponerte a ti mismo, tu desnudez, tu fealdad, tu vacío. Parece más seguro mantener una distancia. Incluso los amantes mantienen una distancia; sólo llegan hasta un punto, y permanecen alerta para ver cuándo retroceder. Tienen límites; nunca cruzan los límites. Sí, hay una especie de relación, pero no es la de relacionarse, sino de la posesión.

El marido posee a la mujer, la mujer posee al marido, los padres poseen a los hijos, y así sucesivamente. Pero poseer no es relacionarse. De hecho, poseer es destruir todas las posibilidades de relacionarse.
Si te relaciones, respetas; no puedes poseer. Si te relaciones, hay una gran reverencia. Si te relacionas, te acercas muchísimo, estáis muy, muy cerca, en profunda intimidad, en imbricación. Sin embargo, no interferís en la libertad del otro, que sigue siendo un individuo independiente. La relación es de tipo -, no - superponiéndose, interpenetrándose y, a la vez, en cierto sentido independientes.
Khalil Gibran dice: .

Dos amantes sustentan algo invisible y algo inmensamente valioso: cierta poesía de ser, cierta música que se oye en las partes más recónditas de su existencia. Ambos lo sustentan, sustentan cierta armonía, pero permanecen independientes. Pueden mostrarse al otro porque no hay miedo. Saben que son. Conocen su propia belleza interna, conocen su propia fragancia interna; no hay miedo.

Pero normalmente existe el miedo, porque no tienes ninguna fragancia; si te muestras, simplemente apestarás. Apestarás a celos, odio, ira, lujuria. No tendrás la fragancia del amor, la oración, la compasión.
Millones de personas han decidido permanecer como semillas ¿Por qué? Pudiendo ser flores y bailar al viento y al Sol y a la Luna, ¿Por qué han decidido permanecer como semillas? Hay algo en su decisión: la semilla está más segura que la flor. La flor es frágil. La semilla no es frágil, la semilla parece más fuerte. La flor puede ser destruida fácilmente; sólo un poco de viento y los pétalos se disiparán. La semilla no puede ser destruida tan fácilmente por el viento, la semilla está muy protegida, segura. La flor está expuesta, algo tan delicado, y expuesto a tantos riesgos: puede venir un viento fuerte, puede llover a cántaros, el Sol puede quemar demasiado, algún tonto puede arrancar la flor. A la flor puede sucederle cualquier cosa, a la flor puede sucederle de todo, la flor está constantemente en peligro. Pero la semilla está segura; por eso, millones de personas deciden permanecer como semillas. Pero permanecer como semilla es permanecer muerto, permanecer como semilla es no vivir en absoluto. Es seguro, desde luego, pero no tiene vida. La muerte es segura, la vida es inseguridad. Quien realmente quiera vivir tiene que vivir en peligro, en peligro constante. Quien quiera alcanzar las cimas tiene que arriesgarse a perderse. Quien quiera ascender a las cimas más altas tiene que arriesgarse a caer de alguna parte, a resbalarse.

Cuanto mayor es el anhelo de crecer, mayor es el peligro que hay que aceptar. El hombre verdadero acepta el peligro como su estilo mismo de vida, como la atmósfera misma de su crecimiento.
Me preguntas: <¿Por qué es tan difícil relacionarse?> . Es difícil porque aún no eres. Primero sé. Todo lo demás sólo es posible después: primero sé.
Jesús lo dice a su propia manera: . Esto es simplemente una vieja expresión de lo mismo que estoy diciendo: primero sé, y todo lo demás te será dado por añadidura.

Pero ser es el requisito básico. Si eres, el valor llega como consecuencia. Si eres, surge un gran deseo de aventura, de explorar, y cuando estás listo para explorar, te puedes relacionar. Relacionarse es explorar, explorar la conciencia del otro, explorar el territorio del otro. Pero cuando exploras el territorio del otro tienes que permitir y acoger que el otro te explore a ti; no puede ser una calle de dirección única. Y sólo puedes permitir que el otro te explore cuando tienes algo, algún tesoro, en tu interior. Entonces no hay miedo. De hecho, tú invitas al huésped, tú abrazas al huésped, tú lo llamas, tú quieres que entre. Quieres que vea lo que has descubierto en ti mismo, quieres compartirlo.

Primero sé, luego te puedes relacionar, y recuerda, relacionarse es bello. Una relación es un fenómeno totalmente diferente; una relación es algo muerto, fijo. Ha llegado un punto final. Te casas con una mujer; ha llegado un punto final. Ahora, todo irá hacia abajo; habéis llegado al límite, ya nada crece. El río se ha parado y se está convirtiendo en un pantano. Una relación es ya una cosa, completa.
Relacionarse es un proceso. Evita las relaciones, y profundiza más y más en relacionarte.
Yo pongo el énfasis en los verbos, no en los sustantivos; evita los sustantivos todo lo que puedas. En el lenguaje no puedes evitarlos, ya lo sé; pero en la vida, evítalos, porque la vida es un verbo. La vida no es un sustantivo, en realidad es , no . No es , es . No es , es . No es una canción, es cantando. No es un baile, es bailando.

Observa la diferencia, saborea la diferencia. Un baile es algo completo; ya se han dado los últimos toques, ya no queda nada más que hacer. Algo completo es algo muerto. La vida no sabe de puntos finales; las comas están bien, pero no los puntos finales. Los lugares de descanso están bien, pero no los puntos de destino.

En vez de pensar en cómo relacionarte, cumple el primer requisito: medita, sé, y luego relacionarse saldrá de ello por sí mismo. Alguien que se vuelve silencioso, gozoso, alguien que empieza a desbordar energía, que florece, tiene que relacionarse. No es algo que tenga que aprender a hacer, empieza a suceder. Se relaciona con personas, se relaciona con animales, se relaciona con árboles, se relaciona incluso con rocas.
De hecho, se relaciona veinticuatro horas al día. Si camina por la tierra, se relaciona con la tierra…al tocar sus pies la tierra, se está relacionando. Si nada en el río, se relaciona con el río, y si mira las estrellas, se relaciona con las estrellas.

No se trata de relacionarse con alguien en particular. El hecho básico es que, si eres, toda tu vida se vuelve en un relacionarte. Es una canción constante, una danza constante, es una continuidad, es un flujo como un río.

Medita, encuentra tu propio centro primero. Antes de poder relacionarte con otra persona, relaciónate contigo mismo. Este es el requisito básico que hay que cumplir. Sin esto, nada es posible. Con esto, nada es imposible.


Osho. “El libro de la Mujer” Sobre el poder de lo femenino. Capítulo 7

De "LA LIBERTAD PRIMERA Y ÚLTIMA" Capítulo 11. El temor

Jiddu Krishnamurti:

Pregunta de interlocutor: ¿Cómo puedo librarme del miedo, que influye en todas mis actividades?

Krishnamurti: ¿Qué entendemos por miedo? ¿Miedo de qué? Hay diversos tipos de miedo, y no necesitamos analizar cada uno. Pero podemos ver que el miedo surge cuando nuestra comprensión de la vida de relación no es completa. Relaciones existen no sólo entre personas sino entre nosotros y la naturaleza, entre nosotros y los bienes, entre nosotros y las ideas; y mientras esas relaciones no sean plenamente comprendidas, tiene que haber miedo. La vida es convivencia. Ser es estar relacionado, y sin relaciones no hay vida. Nada puede existir en el aislamiento; y mientras la mente busque aislamiento tiene que haber miedo. El miedo, pues, no es una abstracción; sólo existe con relación a algo.


La pregunta es: "¿Cómo librarse del miedo?" En primer término, cualquier cosa que sea vencida tiene que ser subyugada una y otra vez. No es posible vencer, sobreponerse a un problema; el problema puede ser comprendido, no vencido. Esos son dos procesos completamente diferentes; y el proceso de vencer conduce a mayor confusión, a mayor miedo. Resistir, dominar, batallar con un problema, o erigir contra él una defensa, es sólo crear mayor conflicto. Si en lugar de ello podemos comprender el miedo, penetrarlo plenamente paso a paso, explorar todo su contenido, el miedo jamás volverá en forma alguna.

Como ya lo dije, el miedo no es una abstracción; sólo existe en relación a algo. ¿Y qué entendemos por miedo? Al final de cuentas, tenemos miedo de no ser, de no llegar a ser algo. ¿No es así? Ahora bien, cuando existe el miedo de no ser, de no progresar, o el miedo a lo desconocido, a la muerte, ¿puede ese miedo ser vencido por una determinación, por una conclusión, por alguna opción? Es evidente que no. La mera supresión, sublimación o substitución crea mayor resistencia, ¿verdad? El miedo no puede, pues, ser vencido mediante forma alguna de disciplina, de resistencia. Este hecho tiene que ser claramente percibido, sentido y experimentado; el miedo no puede ser vencido por ninguna forma de defensa o de resistencia. Tampoco puede uno librarse del miedo buscando una respuesta, o por medio de una simple explicación intelectual o verbal.

Ahora bien: ¿de qué tenemos miedo? ¿Tenemos miedo de un hecho o de una idea acerca del hecho? ¿Tenemos miedo de la cosa, tal como es, o tenemos miedo de lo que creemos que es? Tomemos la muerte como ejemplo. ¿Tenemos miedo del hecho de la muerte o de la idea de la muerte? El hecho es una cosa, y la idea acerca del hecho es otra. ¿Tengo miedo de la palabra "muerte" o del hecho en sí? Como tengo miedo del vocablo, de la idea, nunca encaro, nunca comprendo el hecho, no estoy jamás en relación directa con el hecho. Es tan sólo cuando estoy en completa comunión con el hecho, que el miedo no existe. Mas si no estoy en comunión con el hecho, entonces tengo miedo; y no hay comunión alguna con el hecho mientras yo tenga una idea, una opinión, una teoría, acerca del hecho. Tengo que ver con toda claridad. Si tengo miedo de la palabra, de la idea o del hecho. Si estoy cara a cara con el hecho, nada hay que comprender al respecto: el hecho está ahí, y puedo habérmelas con él. Mas si me da miedo la palabra, tengo que entenderla, penetrar todo el proceso de lo que implica la palabra, el término.

Por ejemplo: uno tiene miedo de la soledad, miedo del dolor y de la angustia de estar solo. Ese miedo, por cierto, existe porque uno nunca ha considerado realmente la soledad, nunca ha estado en completa comunión con ella. En cuanto uno se abre completamente al hecho de la soledad, puede comprender lo que ella es; pero uno tiene una idea, una opinión acerca de ella, basada en un conocimiento previo; y es esa idea, esa opinión, ese conocimiento previo acerca del hecho, que crea el miedo. El miedo, pues, es evidentemente el resultado de poner nombre, de aplicar un término, de proyectar un símbolo que representa el hecho; es decir, el miedo no es independiente de la palabra, del término.


Tengo una reacción, supongamos, ante la soledad: digo que me da miedo no ser nada. ¿Tengo miedo del hecho en sí, o ese miedo se despierta porque tengo un conocimiento previo del hecho? Ese conocimiento es la palabra, el símbolo, la imagen. ¿Cómo puede haber miedo de un hecho? Cuando estoy frente a frente a un hecho, en directa comunión con él, puedo mirarlo, observarlo; no hay, por lo tanto, miedo del hecho. Lo que causa miedo es mi aprensión acerca del hecho, de lo que el hecho pudiera ser o hacer.

Es, pues, mi opinión, mi idea, mi conocimiento respecto del hecho, lo que origina el miedo. Mientras demos más importancia a la palabra que al hecho, mientras al hecho se le dé un nombre y con ello se lo identifique o condene, mientras el pensamiento juzgue el hecho como observador, tiene que haber miedo. El pensamiento es producto del pasado y sólo puede existir gracias a las palabras, nombres, a los símbolos, a las imágenes, y mientras el pensamiento considere o traduzca el hecho, tiene que existir el miedo.

Es, pues, la mente la que crea el miedo, siendo la mente el proceso de pensar. El pensar es "verbalización". No podéis pensar sin palabras, sin símbolos, sin imágenes. Esas imágenes, que son los prejuicios, el conocimiento previo, las aprensiones de la mente, se proyectan sobre el hecho, y de ahí surge el miedo. Sólo se está libre del miedo cuando la mente es capaz de considerar el hecho sin interpretarlo, sin ponerle un nombre, un rótulo. Esto es sumamente difícil, porque los sentimientos, las reacciones, las ansiedades que tenemos, son prontamente identificados por la mente y reciben un nombre. El sentimiento de los celos es identificado por esa palabra. Ahora bien: ¿es posible no identificar un sentimiento, captar ese sentimiento sin ponerle nombre? Es el poner nombre al sentimiento lo que le da continuidad, lo que le infunde vigor. No bien dais un nombre a eso que llamáis miedo, lo fortalecéis; mas si podéis captar ese sentimiento sin denominarlo, veréis que él se debilita. Por consiguiente, si uno quiere estar completamente libre del miedo, es esencial que entienda todo el proceso de denominar, de proyectar símbolos, de dar nombres a los hechos. Es decir, el estar libre del miedo sólo es posible habiendo conocimiento propio. El conocimiento propio es el comienzo de la sabiduría, y ésta es el fin del miedo.


De Jiddu Krishnamurti
En "La Libertad Primera y Última
Capítulo 11. El temor"

domingo, octubre 27, 2013

Sistema nervioso periférico



Se hará una descripción de las principales características y funciones del Sistema Nervioso Periférci, con lo que respecta a la psicología. En estos vídeos haremos un recorrido por los principales sistemas del cuerpo humano que influyen en la integración y la coordinación.

La risa un gran remedio





Cuando una persona se ríe de verdad entonces en su cerebro se liberan endorfinas (neurotransmisores secretados por la glándula pituitaria del cerebro, que tienen un efecto de tipo opiáceo similar a la morfina). Por eso las endorfinas se conocen como "opiáceos naturales".
También se libera un neurotransmisor cerebral llamado dopamina muy relacionado con los estados de bienestar psicológico.
Al mismo tiempo, cuando una persona se ríe de verdad, disminuyen sus niveles de cortisol que es una hormona conocida como la "hormona del estrés".

Reirse ayuda a curar la depresión, el estrés y la angustia.
Nos ayuda a sentirnos mejor, más confortables.
Limpia y ventila los pulmones.
Mejora la oxigenación el cerebro y del cuerpo en general.
Regulariza el pulso cardíaco.
Ayuda a trabajar al aparato digestivo y regula el intestino.
Relaja los músculos tensos.
Disminuye la producción de hormonas que causan el estrés.
Disminuye la presión arterial de la sangre.
Ayuda a quemar calorías: cuando nos reímos movemos unos 400 músculos de nuestro cuerpo. Algunos investigadores creen que reír 100 veces es equivalente a hacer 10 minutos de ejercicio aeróbico o hacer 15 minutos de bicicleta.
Al reír se segregan endorfinas, unas drogas naturales que provocan euforia y efectos tranquilizantes y analgésicos.
Se fortalecen los lazos afectivos.
Se genera una mayor respuesta del sistema inmunológico ante la enfermedad.
Sirve para descargar tensiones, potencia la creatividad y la imaginación.
Incrementa la autoestima y la confianza en uno mismo.
Es una fórmula eficaz para eliminar pensamientos y emociones negativos.
Alivia el insomnio al producir una sana fatiga que el sueño repara con facilidad.

Anatomía de un secuestro emocional


“Y de repente, casi sin darme cuenta, estoy gritando y agitando los brazos. El pulso y la respiración acelerados, y una tormenta de ideas paseando por mi cabeza que hacen aumentar este estallido emocional. Tengo la sensación de que estoy perdiendo el control, de que no soy dueño ni de mis pensamientos ni de mis actos…”

Aunque pueda parecer un pasaje de la fascinante obra de Robert L. Stevenson “El Doctor Jekyll y Míster Hyde”, lo cierto es que es una escena más cercana a nuestra vida de lo que quisiéramos, ¿Cuántos de vosotros habéis experimentado estas sensaciones en algún momento?

A lo largo de los miles de años que el cerebro de nuestra especie ha ido evolucionando (filogénesis), se ha ido dotando de más estructuras “racionales” que nos han permitido, entre otras cosas, aprender a discernir entre lo que supone una amenaza o peligro para nosotros de lo que no. Esta parte más nueva y racional es el Neocórtex, en contraposición a la estructura más antigua y emocional de nuestro cerebro, el Sistema Límbico.

Supongamos una situación más o menos cotidiana, un desencuentro de pareja o una disputa laboral. Mientras estas suceden la información de lo que pasa está llegando tanto a nuestro cerebro emocional (Amígdala) como a nuestro cerebro racional (Neocórtex). Normalmente este último se encarga de discernir el tipo de respuesta que damos en estas situaciones. Si nos mostramos comprensivos, empáticos, vulnerables, tristes o preocupados, por ejemplo.

Pero esta información de lo que nos está ocurriendo llega un poquito antes, y de una forma menos elaborada, a la Amígdala que al Neocórtex, y en algunas ocasiones, cuando lo que nos está ocurriendo lo percibimos como una amenaza o peligro, quien decide lo que hacemos no es nuestra parte racional si no la emocional. Y entonces ocurre lo que comentaba al principio, de repente nos asalta la sensación de que ya no tenemos control sobre nosotros mismos, sobre nuestras emociones, sobre lo que decimos y hacemos.

Ser competente emocionalmente  supone tener la capacidad de controlar estas reacciones, pero para ello hemos de ser conscientes de ellas y anticiparnos a esta pérdida de control.
Antes de que llegue ese momento de explosión nuestro cuerpo nos irá enviando mensajes de que algo empieza a ocurrir. Intranquilidad, aumento del pulso, del ritmo respiratorio y de la sudoración…es el momento de prestar atención a esas señales que nos envía el cuerpo e intentar controlar esos ritmos. Respira más profundamente, fija tu atención en algo distinto a la situación que te está alterando, pídele unos minutos a tu interlocutor para conseguirlo.
Fíjate en las sensaciones que estás experimentando. Seguro que hay emociones mezcladas (casi todas negativas o perturbadoras) que no corresponden a lo que está pasando en ese momento. Desglosa cada una de esas emociones, verás que están más relacionadas con el intenso día de trabajo que llevas, con que esta discusión ya la tuvisteis en otra ocasión y no quedó resuelta, o tal vez con la suma de malos momentos que llevas acumulados a lo largo del día o la semana.

En cualquier caso, si eres capaz de entender y reaccionar ante las señales que te envía tu cuerpo, y de gestionar tus emociones para comprender de donde vienen y que las provoca, te será mucho más sencillo evitar que te secuestren tus emociones.

sábado, octubre 26, 2013

Limpieza Espiritual


Hace mucho tiempo, una joven llamada Carmen se casó y fue a vivir con el marido y la suegra, la señora Paula. Después de algunos días, descubrió con sorpresa que no se entendían con Paula.

Personalidades diferentes. Carmen fue irritándose con los hábitos de la suegra, que solía criticarla.
Los meses pasaron. Carmen y Paula cada vez discutían y peleaban permanentemente por todo.

Carmen no soportando más vivir con la suegra, tomó una decisión extrema y consultó con un consejero experto en este tipo de litigios cotidianos: el Señor Wo
Después de oirla, el maestro tomó un paquete de hierbas y le dijo: "No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. Deberás darle varias hierbas que irán lentamente envenenándola.

Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida.
Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable. No discutas, debes ser comprensiva, ayúdala a resolver sus problemas.
Recuerda, tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones".

Carmen respondió: "Si, Señor Wo, haré todo lo que el señor me pida para eliminarla".
Carmen quedó muy contenta, agradeció al Señor Wo, y volvió muy apurada y entusiasmada para comenzar el plan.
Pasaron las semanas y cada dos días, Carmen servía una comida especialmente tratada a su suegra.

Siempre recordaba lo que el Sr. Wo le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento: obedecía a la suegra, la contenía y la trataba como si fuese su propia madre.
Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. La dinámica de la relación se tornó distinta.

Carmen había controlado su temperamento y casi nunca la aborrecía. En esos meses, no había tenido ni una discusión con su suegra. Ella era más amable y hasta resultaba fácil convivir con Paula.
Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un día, Carmen fue nuevamente a visitar al Sr.Wo para pedirle ayuda y le dijo: "Querido Señor Wo, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer sumamente agradable, comprensiva y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le dí".

El Sr.Wo sonrió y señaló con la cabeza: "Señora Carmen, no tiene por qué preocuparse. Su suegra no ha cambiado, la que cambió fue usted.
Las hierbas que le dí, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y sustituído por el amor que pasaste a darle a ella".

***
La mayor parte de las veces recibiremos de las otras personas lo que les damos.

El plantar es opcional, pero la cosecha es obligatoria. Por eso, tengamos cuidado con lo que plantamos

LA PRACTICA DE NO JUZGAR. Dr. Aloberto Villoldo



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Tomado del Libro Las Cuatro Revelaciones del Dr. Alberto Villoldo, esta práctica forma parte de la primera revelación.

Para practicar el no juzgar, debemos trascender nuestras limitadas creencias, incluso las que tenemos sobre el bien y el mal.

Le damos un sentido al mundo al juzgar las situaciones como «buenas» o «malas» de acuerdo a reglas definidas por nuestra cultura. Estas reglas constituyen nuestro código moral. Pero un Guardián de la Tierra es amoral. Eso no quiere decir que sea inmoral, sino que simplemente no se rige por tradiciones. El Guardián cree que es importante desprenderse de este tipo de juicios y mantener su capacidad de discernimiento.

Cuando practicas el no juzgar, te niegas a seguir automáticamente la opinión de los demás en cualquier situación. Al hacer esto, comienzas a tener un sentido de la ética que trasciende las tradiciones de nuestro tiempo. Esto es importante hoy en día, cuando las imágenes de los medios de comunicación se han convertido en algo más convincente que la realidad, y nuestros valores –libertad, amor, etcétera- son reducidos a eslóganes y palabras vacías.

Cuando te niegas a colaborar con la visión consensual, adquieres una perspectiva diferente. Descubres lo que la libertad significa para ti a nivel personal, y que no es lo que cuentan los políticos en sus bien ensayados discursos. Comprendes que la libertad es mucho más que poder elegir entre varios modelos de coches o entre opciones de un menú.
Nuestros juicios son suposiciones que están basadas en lo que hemos aprendido y en lo que nos han contado.

Por ejemplo la mayoría de nosotros cree que el cáncer es una enfermedad mortal, de modo que si el doctor nos dice que la padecemos, nos quedamos aterrorizados. Sin embargo, si practicamos el no juzgar, rechazamos la creencia automática de que esto significa que vamos a tener que luchar por nuestra vida.

Podemos estar de acuerdo en seguir el tratamiento que nuestro médico recomienda, pero no aceptamos el hecho de que tenemos unas probabilidades de recuperación del 1 al 99%. No calificamos nuestras posibilidades de supervivencia, sean éstas buenas o malas, ni tampoco les consignamos ningún número, porque eso sería entregar nuestro destino a las estadísticas. En lugar de eso, lidiamos con el problema que tenemos entre manos, no sólo desde el nivel literal de nuestro cuerpo, sino desde el nivel de percepción más elevado que podamos. Nos permitimos aceptar lo desconocido, junto con sus infinitas posibilidades.

Hace algunos años, por ejemplo, a un amigo mío se le diagnosticó cáncer de próstata. Afortunadamente, en esa época el vivía con un curandero, quien le dijo: «No tienes cáncer; tus radiografías sólo muestran algunas manchas que con el tiempo se curarán». Al cabo de un mes, esas manchas pudieron ser sanadas.

Si mi amigo hubiese calificado esas manchas como «cancerosas» y tejido una historia en torno a ellas, se habría convertido en un «paciente de cáncer». Si hubiese aceptado esta historia literal sobre su enfermedad, estaría condenado a convertirse en una estadística –en su caso, a formar parte del 40% de los pacientes que se cura o del 60% que no lo hace. Sus posibilidades se habrían reducido para convertirse en probabilidades, porque, al saber que llevaba las de perder, no habría sido capaz de imaginarse dentro del 40% de los que se curan. Por eso les enseño a mis alumnos a trabajar con sus clientes antes de que éstos reciban los resultados de las biopsia, antes de que las manchas que aparecen en las radiografías reciban un nombre y que la historia del «cáncer mortal» quede grabada en su mente y se convierta en una profecía que se cumple a sí misma.

Recientemente, una mujer llamada Alyce llamó para pedir consulta con Marcela, que forma parte de nuestro personal. Alyce se había hecho una mamografía y se le había encontrado un bulto en un pecho. Marcela le preguntó si quería que comenzara a trabajar con ella antes de la biopsia, para intentar influenciar los resultados, o si prefería esperar hasta después. Alyce eligió la primera opción. A la semana siguiente, recibió una llamada de su médico.

Este le dijo que habían cometido un error, ¡habían confundido su mamografía con la de otra persona, y la suya era perfectamente normal! De modo que nuestras historias no sólo influyen en nuestra forma de ver la vida, sino también en el «mundo real» -en este caso, ¡curando una situación que ya había sucedido!

Siempre podemos crear una historia mítica en torno a nuestro viaje, una historia que nos ayude a crecer, a aprender y a curarnos. A fin de cuentas, es posible que no podamos alterar las manchas en una radiografía, pero sí curar nuestra alma y comenzar a educarnos por fin en las lecciones que hemos venido a aprender en este mundo.

Nuestra lección puede ser ir más despacio y apreciar a las personas que nos rodean, dejar de aferrarnos a una existencia que hemos vivido como sonámbulos porque creímos que debíamos vivir nuestras vidas de una cierta forma; o, desde la perspectiva del colibrí, estas manchas pueden ser una llamada de advertencia para que hagamos los cambios que hemos estado evitando.

Hemos creado grandes historias en torno al cáncer, el sida y otras enfermedades, pero no en torno a otras dolencias. Si el médico nos dice que no tenemos un parásito, por ejemplo, la mayoría de nosotros no se pone a pensar en los millones de personas alrededor del mundo que mueren a causa de infecciones producidas por parásitos ni comienza a angustiarse con la idea de que va a morir.

No hemos construido ninguna historia alrededor de esta enfermedad, aunque a menudo resulta ser fatal. Esto es en parte porque existe poco interés comercial o monetario en perpetuar estas historias. El tratamiento de las infecciones producidas por parásitos, aunque afectan a alrededor de dos mil millones de personas en todo el planeta, no es un gran negocio para las grandes compañías farmacéuticas, a diferencia del cáncer, el colesterol y las enfermedades cardíacas. Las historias de miedo ayudan a vender medicamentos.

Cuando no juzgas la enfermedad ni te dejas dominar por el miedo de que vas a morir, es más fácil que puedas percibirla desde un nivel más elevado y escribir una historia mítica. De modo que si tienes un parásito, podrás reconocerlo como la manifestación literal de la ira tóxica de otras personas que tú has interiorizado. Alternativamente, podrías descubrir que te has desviado de tu camino y que estás viviendo una vida que es venenosa para ti.

Cuando practicamos el no juzgar, ya no padecemos enfermedades –tenemos oportunidades para la curación y el crecimiento-. Ya no sufrimos traumas pasados –tenemos acontecimientos que han moldeado nuestra personalidad-. No rechazamos los hechos –nos oponemos a la interpretación negativa de estos hechos y a la historia traumática que nos sentimos tentados a tejer en torno a ellos. Entonces creamos una historia de fuerza y compasión basada en estos hechos.

La revelación 1 se llama el camino del héroe porque los chamanes y curanderos más eficaces reconocen que ellos también han sido profundamente heridos en el pasado, y que a raíz de su curación han desarrollado una fuerte compasión por los que sufren. Con el tiempo, sus heridas se convirtieron en dones que les permitieron sentir más profundamente las cosas y mostrar más compasión por los demás.

En otras palabras, ¿quién mejor para ayudar a un alcohólico que alguien que esta en recuperación, que reconoce las mentiras que el alcohólico se dice a sí mismo y que conoce el coraje que hace falta para superar esta adicción?¿Quién mejor para auxiliar a un hosco y colérico adolescente que un adulto cuya adolescencia estuvo marcada por la rebeldía, el resentimiento y la inseguridad, pero que conseguido curarse a sí mismo? Cuando alguien ya ha pasado por esas experiencias, es más fácil desprenderse de los juicios y calificaciones, y centrarse en la curación.

Tomado del Libro Las Cuatro Revelaciones del Dr. Alberto Villoldo, esta práctica forma parte de la primera revelación.

El profesor Alberto Villoldo, Psicólogo y antropólogo Médico estuvo dirigiendo durante muchos años el Laboratorio Biológico de la Universidad de San Francisco, investigando los efectos de la curación a través de la energía y de la visualización en la química del cerebro. Un día se dio cuenta de que sus estudios precisaban mayor compromiso y dedicación. Por esa razón, dejó el microscopio y la universidad para visitar personalmente el Amazonas. Allí empezó su viaje de recuperación de las tradiciones milenarias de la medicina de la civilización Incas y ahora enseña medicina energética a miles de profesionales médicos y legos cada año.

El arte en escena





Los artistas vuelven a ser niños, gozosos, presentes en el aquí y en el ahora, una meditación grupal que estremece y toca las fibras profundas de tu ser.

El arte de estar en silencio



Cuando hables procura que tus palabras sean mejores que el silencio dice un proverbio hindú. Hacemos un mal uso de las palabras y muchas veces hablamos por hablar. Usamos palabras para llenar los vacíos que nos producen angustia, y nos mueven una sensación de soledad que nos aterra. Pensamos que no hablar es hacer silencio, pero tampoco.Tenemos mucho ruido interno, que impide que hagamos silencio para evitar el contacto con nosotros mismos. Este ruido interno es nuestra voz interior que nos juzga constantemente. ¿Qué pasa si hacemos SILENCIO en mayúsculas?¿ Por qué nos da tanto miedo y para qué sirve?

El miedo al silencio

Hay personas que ponen la tele, para no estar en silencio, y dicen que les hace compañia mientras hacen cosas. Otras personas llenan los huecos de silencio con palabras vacías para no sentirlo. El mal uso de las palabras hacen que pierdan valor. Cuando hablamos por hablar, sin querer decir nada, estamos huyendo de nuestro interior. A la mayoría nos incomóda, sentir ese silencio interno, y por tanto, el silencio externo aún nos molesta más.

Seguro que has experimentado alguna vez, algún silencio en grupo, y alguien para romperlo dice: ¡Ha pasado un ángel!. Hay muchas maneras que usamos cotidianamente para evitar estar en silencio. ( risa nerviosa, tics, toser, dibujar, movernos excesivamente etc). El miedo a estar en silencio, es el miedo a estar en contacto con nosotros mismos, con nuestra esencia, con lo que de verdad sentimos, necesitamos y anhelamos.


El ruido interior que no nos deja escuchar

Estar callado, no es estar en silencio. De hecho, ,muchas veces estamos callados, y hay mucho ruido exterior ( música, conversaciones, ruidos de la calle, tv, etc) que nos deja escuchar nuestro silencio interior. Pero, si por fin conseguimos, encontrar un momento para estar en ausencia de ruido externo....¡SOPRESA! Nos encontramos con nuestro ruido interno. Esas voces internas, que juzgan cada movimiento que hacemos, nuestros pensamientos. Éstos no son fáciles de silenciar, de hecho, normalmente, nuestro juez interno, nos da órdenes, o emite opiniones de todo lo que hacemos, decimos o sentimos.

Es un disco rallado, que la mayoría de veces no tiene un stop, y nos acompaña hasta el momento de ir a dormir. Normalmente, son diferentes voces, que se pelean entre ellas, una dice por ejemplo: - ¡cinco minutos más! la otra dice: - ¡levántate ya que llegas tarde! Una se pone autoritaria, y la otra es más benevolente. El caso es que, el ruido interior, nos impide, escuchar nuestro verdadero silencio. Hemos de aprender a no hacer mucho caso a nuestros pensamientos, y en concreto a nuestro ruido interno.

El silencio que nos da tranquilidad

El silencio que nos da fuerza permite que recarguemos pilas, y permite llenarnos de tranquilidad y serenidad. No todos los silencios nos transmiten paz, existe el silencio, del bloqueo, de no saber que decir, de la incomprensión, de no atreverse a decir algo etc. No todos los silencios nos energetízan. Ahora, si somos capaces de trabajar nuestro silencio exterior ( éste es normalmente el más fácil) luego podremos trabajar el interior.

Nuestro bienestar, depende directamente de poder estar tranquilos y en armonia con nosotros mismos.Hay momentos en la vida en que necesitamos estar completamente en silencio, y escucharlo de verdad. La comunicación verdadera que tiene sentido para nosotros, muchas veces se da después de un sliencio reflexivo.

Las decisiones importantes se toman mejor después de un silencio profundo para escucharnos profundamente. No podemos conseguir este silencio, ausente de ruido interno, sin trabajo personal. Es un camino interior que podemos explorar para sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás.


Con la palabra, el hombre supera a los animales, pero con el silencio se supera a sí mismo. Paul Masson


Adriana Reyes
Psicóloga Col.19.831
Psicoterapeuta integradora.

viernes, octubre 25, 2013

El psicólogo puede ayudarnos mucho a la hora de luchar contra el exceso de peso y la obesidad


 Por factores psicológicos algunos no siguen buenos hábitos alimentarios. Además de la ansiedad que puede generar el estrés, los problemas depresivos también predisponen al aumento excesivo de peso. Para los nervios buscamos alimentos con más calorías, ricos en azúcar y grasas. 

Es ya la epidemia del siglo XXI. Según la Encuesta Nacional de Salud 2011-2012, el 17% de los adultos españoles padece obesidad y el 37% tiene exceso de peso. Esto significa que el número de obesos ha aumentado más del doble en los últimos 25 años. El sobrepeso o la obesidad no son solo problemas físicos. Aunque muchas personas tienen una predisposición biológica a sufrir estos problemas, muchas otras podrían mantener su peso correcto si comieran de una forma equilibrada y practicaran ejercicio. El 17% de los adultos españoles padece obesidad y el 37% tiene exceso de peso. 

Como explica Eroski Consumer, algunas de estas personas se ven influidas por factores psicológicos, como problemas de ansiedad o depresión. Por eso, el psicólogo puede desempeñar un papel fundamental para ayudar a perder peso. Como señala Isaac Amigo, catedrático de psicología de la Universidad de Oviedo, "el estrés y las alteraciones emocionales como la ansiedad provocan cambios en la conducta alimentaria". 

Cuando queremos calmar los nervios buscamos alimentos que contienen más calorías y son ricos en azúcar y grasas. "Parece que existe un mecanismo fisiológico que explica esta preferencia. Este tipo de alimentos frenan a corto plazo el efecto del cortisol, la hormona que provoca los síntomas del estrés crónico", añade el experto. El cortisol activa los receptores de la grasa del abdomen y el vientre, por lo que la grasa se acumula en esa zona. El problema es que el exceso de grasa abdominal aumenta de forma clara el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Una persona con depresión puede refugiarse en la comida y la falta de actividad. Los problemas depresivos también llevan a un aumento excesivo de peso. Como explica Alfonso Méndez, psicólogo y director de la Unidad de Obesidad y Sobrepeso del Instituto CENTTA, "una persona con depresión puede tener la autoestima dañada y refugiarse en la comida y la falta de actividad". De este modo, gana más peso, su autoestima se ve más afectada y se produce un círculo vicioso. Hay que comer bien, hacer ejercicio y tal vez seguir un régimen y no abandonarlo. "Si se acude al psicólogo, es menos probable que se deje la dieta", asegura Méndez. Claro que hay personas que quieren perder mucho peso o lo quieren perder demasiado rápido. Como apunta Amigo, "suele haber una gran discrepancia entre lo deseado y lo posible". Por ese motivo, Alberto Soler, psicólogo experto en psicoterapia, recomienda no acudir nunca a las dietas milagro. "Cualquier régimen que promete una rápida pérdida de peso, por norma general, implica una rápida recuperación del mismo", señala. Es mejor moderar la cantidad que prohibir.  A lo largo del tratamiento, el psicólogo realiza educación nutricional, se trabajan áreas como el control del estrés y la ansiedad y se facilitan estrategias para el manejo de los pensamientos negativos. Todo ello con el objetivo de que la persona aprenda a gestionar sus emociones de otra manera y no se dé atracones ni consuma alimentos poco saludables y muy calóricos. Además, cuando se finalice la dieta, es necesario mantener unos hábitos alimentarios adecuados. Para que esas costumbres se consoliden, Amigo aconseja "no prohibirse aquellos alimentos que más gustan, aunque sean muy calóricos. Es mejor moderar la cantidad que prohibir, ya que eso solo contribuiría a fortalecer el efecto contrario", es decir, convertiría el alimento en algo mucho más deseable.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1955720/0/obesidad/perdida-peso/psicologia/#xtor=AD-15&xts=467263

LA FABULA DEL ERIZO



Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.

Los erizos dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.

Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro.
De esa forma pudieron sobrevivir.

Moraleja de la historia

La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y admirar sus cualidades.

La Sonrisa


Muchos conocemos “El Principito”, un libro maravilloso de Saint-Exupéry. Se trata de un libro extraño y fabulosos y tiene la doble función de ser un cuento para chicos y una fábula que mueve a la reflexión a los adultos. Muchos menos conocen otros escritos, novelas y cuentos del autor.

Saint-Exupéry era piloto de guerra que luchó contra los nazis murió en acción. Antes de la Segunda Guerra Mundial, combatió en la Guerra Civil española contra los fascistas. Escribió una historia fascinante sobre esta experiencia titulada “La Sonrisa” (Le sourire). Me gustaría compartirla ahora con ustedes. No se sabe a ciencia cierta si es autobiográfica o de ficción. Personalmente, prefiero creer lo primero.
Cuenta que fue capturado por el enemigo y arrojado a una celda.
Por las miradas despectivas y el trato duro que recibía de sus carceleros, estaba seguro de que sería ejecutado al día siguiente. A partir de aquí, contaré la historia tal como la recuerdo aunque con mis palabras.

“Estaba seguro de que me matarían. Me puse terriblemente nervioso e inquieto. Revolví mis bolsillos para ver si algún cigarrillo había escapado al registro. Encontré uno y me temblaban tanto las manos que apenas pude llevármelo a los labios. Pero no tenía fósforos, se los habían quedado
Miré a mi carcelero a través de los barrotes. No hizo contacto visual conmigo. Después de todo, nadie hace contacto visual con una cosa, con un cadáver. Le grité: “¿Tiene fuego, por favor?”. Me miró, se encogió de hombros y se acercó para encenderme el cigarrillo.
Al acercarse y encender el fósforo, sus ojos accidentalmente se cruzaron con los míos. En ese momento, sonreí. No sé porqué lo hice. Tal vez fue por nerviosismo, tal vez fue porque, cuando dos personas se acercan mucho, cuesta no sonreír. Sea como fuere, sonreí. En ese instante, fue como si una chispa hubiera saltado la brecha entre nuestros dos corazones, nuestras dos almas humanas. Sé que él no quería, pero mi sonrisa atravesó los barrotes y generó otra sonrisa en sus labios. Me encendió el cigarrillo pero se quedó cerca, mirándome directamente a los ojos y sin dejar de sonreír.
Seguí sonriéndole, consciente de él ahora como persona y no ya sólo como carcelero. Y su mirada pareció adquirir una nueva dimensión. “¿Tienes hijos?”, preguntó.
“Sí, aquí, aquí”. Saqué mi billetera y busqué tembloroso las fotos de mi familia. Él también sacó las fotos de sus niños y empezó a hablar sobre sus planes y esperanzas con respecto a ellos. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Dije que temía no volver a ver a mi familia, no tener la oportunidad de verlos crecer. A él también se le llenaron los ojos de lágrimas.
De pronto, sin decir un palabra, abrió la celda y en silencio me llevó afuera. Salimos de la cárcel, y, despacio y por la calles laterales, salimos de la ciudad. Allí, a la orilla de la ciudad, me liberó. Y sin decir una palabra, regresé a la ciudad.
Una sonrisa me salvó la vida.”

Sí, la sonrisa, la conexión sincera, espontánea ya natural entre las personas. Cuento esta historia en mi trabajo porque me gustaría que la gente considerara que debajo de todas la capaz que construimos para protegernos: nuestra dignidad, nuestros títulos, nuestros diplomas, nuestro estatus y la necesidad de que nos vean de determinadas maneras, debajo de todo eso, está el yo auténtico y esencial. No me da miedo llamarlo alma. Realmente, creo que si esa parte tuya y esa parte mía pudieran reconocerse, no seríamos enemigos. No podríamos sentir odio ni envidia ni miedo. Llegó a la triste conclusión de que todas esas otras capas, que construimos con tanto esmero a lo largo de nuestras vidas, nos distancian e impiden que nos pongamos en real contacto con los demás. La historia de Saint- Exupéry habla de ese momento mágico en que dos almas se reconocen.
He tenido momentos así. Al enamorarme por ejemplo. Al mirar un bebé. ¿Por qué sonreímos cuando vemos un bebé? Tal vez sea porque vemos a alguien sin todas esas capas defensivas, alguien cuya sonrisa nos resulta genuina y sin engaños. Y el alma de niño que resulta genuina dentro sonríe anhelante en reconocimiento.

Hanoch McCarty

PALABRAS DE GHANDI


"Para buscar a Dios, no hay necesidad de organizar peregrinaciones, de encender lámparas, de quemar incienso o de besar la imagen de la divinidad. El está en el fondo de nuestros corazones. Si pudiéramos suprimir en nosotros toda consciencia del cuerpo, lo veríamos entonces cara a cara.
Dios no está ni en el cielo ni en el infierno, sino en cada uno de nosotros. Por consiguiente, podré ver algún día a Dios, si me consagro al servicio de la humanidad... Cuanto más me esfuerce en ser puro, más cerca me sentiré de Dios. ¿Y cuál no será esta proximidad cuando mi fe no se reduzca, como hoy todavía, a una simple justificación, sino que se haga tan inconmovible como el Himalaya y tan resplandeciente como la nieve que corona sus picos?

La fe es la que nos dirige a través de los océanos turbulentos. La fe mueve las montañas y nos transporta a la otra orilla del río. Esta fe no es más que una vida totalmente impregnada de certeza clara y consciente de que Dios está en nosotros. El que posee esta fe no desea nada más.

No podría entonces en mi interior pensar que la fe de mi vecino es inferior y desear que se convirtiese a mi religión. Si soy realmente un amigo leal, lo único que puedo hacer es orar para desearle que viva perfectamente de acuerdo con su propia fe. En el reino de Dios hay diversas moradas, y todas ellas son santas.

Por consiguiente, la tolerancia mutua es la regla de oro de nuestra conducta. En efecto, es evidente que nunca seremos todos de la misma opinión y que la verdad se nos presentará de manera fragmentaria según sus diferentes aspectos. La consciencia no nos habla a todos de una manera idéntica. Sin duda alguna, es un excelente guía para cada uno, pero querer imponer a los demás las reglas de nuestra conducta individual, sería una distorsión intolerable de la libertad de consciencia.

El Alá del Islam es lo mismo que el Dios de los cristianos y el Ishwara de los hinduistas. De la misma manera que en el Hinduismo hay diferentes nombres de Dios, así también hay en el Islam otros tantos nombres de Dios. Los nombres no significan individualidad sino atributos, y el hombre, en su pequeñez, ha tratado humildemente, de describir al gran Dios dándole atributos, aunque esté más allá de todo atributo y sea indescriptible, inconcebible e inmensurable.

Estoy más seguro de la existencia de Dios que del simple hecho de que tanto tú como yo estamos sentados en esta habitación. Me sería más fácil vivir sin aire y sin agua que prescindir de Su presencia...
El conocimiento de las cosas de Dios no se encuentra en los libros. Pertenece al terreno de la experiencia vivida personalmente. Los libros son, todo lo más, una ayuda; a veces son un obstáculo."

jueves, octubre 24, 2013

COMO HACER FRENTE AL RESENTIMIENTO Y EL ODIO (DIÁLOGO CON KRISHNAMURTI)



Pregunta: Si he de ser perfectamente honesto debo admitir que casi todo el mundo me provoca resentimiento y a veces odio. Eso hace que mi vida sea muy desdichada y penosa. Entiendo intelectualmente que soy ese resentimiento, ese odio, pero no pueda hacerle frente. ¿Puede Ud. mostrarme el camino?

K: Veamos qué entendemos por “intelectualmente”. Al afirmar que comprendemos algo intelectualmente, ¿qué queremos decir con eso? ¿Existe algo que pueda llamarse comprensión intelectual? ¿O es que la mente sólo comprende las palabras, porque ese es nuestro único medio de comunicarnos unos con otros? ¿Comprendemos algo verbalmente? Eso es lo primero en que tenemos que ser bien claros: si la llamada “comprensión intelectual” no es un impedimento a la comprensión. La comprensión, por cierto, es integral, no dividida ni parcial. O comprendo algo, o no lo comprendo. El decirse a uno mismo: “yo comprendo algo intelectualmente”, es sin duda una barrera para la comprensión. Es un proceso parcial, y, por lo tanto, no es en modo alguno comprensión. Pues bien, la pregunta es ésta: yo, que estoy resentido, que estoy lleno de odio, ¿cómo he de librarme de ese problema, o cómo he de hacerle frente? ¿Cómo hacemos frente a un problema? ¿Qué es un problema? Sin duda, un problema es algo que perturba. Por favor, ¿me permitís que os insinúe algo? Prestad simplemente atención a lo que estoy diciendo. No tratéis de resolver vuestro, problema de odio y resentimiento observadlo, no más. Aunque es difícil penetrar el problema de modo que al final os veáis libres de él, veamos si podemos hacerlo ahora. Será un experimento bastante interesante si lo intentamos juntos. Yo estoy resentido, lleno de odio; detesto a la gente, y eso me causa dolor. Y me doy cuenta de ello. ¿Qué he de hacer? Este es un factor que perturba mucho mi vida. ¿Qué tendré Que hacer? ¿Cómo estaré realmente libre de ello? No se trata tan sólo de desprenderme de ello por el momento, sino de librarme fundamentalmente de ello. ¿Cómo habré de proceder? Ahora bien, esto para mi es un problema porque me perturba. Si no fuera una cosa perturbadora, no sería problema para mí, ¿verdad? Porque causa dolor, perturbación, ansiedad, porque creo que es feo, quiero librarme de él. Por consiguiente, es a la perturbación que yo me opongo, ¿no es así? Le doy diferentes nombres en distintos momentos, en diferentes estados de ánimo; un día lo llamo esto, y otro día otra cosa. Pero el deseo, en el fondo, es no verme perturbado. ¿No es eso? Como el placer no perturba, lo acepto. No deseo librarme del placer porque en él no hay perturbación, al menos por el momento. Pero el odio, el resentimiento, son factores muy perturbadores en mi vida, y yo deseo librarme de ellos.

De suerte que mi Interés es no ser perturbado, y estoy buscando una manera de no ser nunca perturbado. ¿Y por qué no he de serlo? Yo tengo que ser perturbado para descubrir algo, ¿no es cierto? Yo tengo que pasar por tremendos trastornos, disturbios, ansiedades, para poder descubrir, ¿no es así? Porque si no me veo perturbado, me quedaré dormido. Y tal vez sea eso lo que la mayoría de nosotros desea en realidad: que se nos apacigüe, que se nos haga dormir, alejarnos de toda perturbación, hallar aislamiento, reclusión, seguridad. Si a mí no me importa, pues, ser perturbado (realmente, no superficialmente) si no me importa ser perturbado porque deseo descubrir, entonces mi actitud hacia el odio, hacia el resentimiento, sufre un cambio, ¿verdad? Si no me preocupa el estar perturbado, entonces el nombre no tiene importancia ¿no es así? La palabra “odio” no es importante; ¿lo es acaso? O el “resentimiento” contra la gente carece de importancia, ¿no es así? Porque entonces experimento directamente el estado que llamo resentimiento sin verbalizar esa experiencia. No sé si me explico bien. En otros términos: la ira es una condición muy perturbadora, como lo son el odio y el resentimiento; y muy pocos de nosotros experimentamos la ira directamente sin verbalizarla. Si no la verbalizamos, si no la llamamos “ira”, la experiencia es por cierto distinta, ¿verdad? Como la definimos, con ello reducimos la experiencia nueva a lo viejo o la fijamos en términos de lo viejo. Mientras que si no la nombramos, hay entonces una experiencia que se comprende directamente, y esta comprensión efectúa una transformación en el momento de esa vivencia. ¿Me explico con claridad? Por favor, esto no es sencillo. Consideremos por ejemplo la mezquindad. La mayoría de nosotros no nos damos cuenta si somos mezquinos -mezquinos en cuestiones de dinero, mezquinos para perdonar a la gente; mezquinos simplemente, bien lo sabéis. Estoy seguro que esto nos resulta familiar. Ahora bien, dándonos cuenta de ello ¿cómo vamos a libramos de esa condición? No se trata de llegar a ser generosos que no es lo importante. El estar libre de mezquindad implica generosidad; no necesitáis volveros generosos. De suerte que, evidentemente, hay que darse cuenta de ello. Puede que seáis muy generosos al hacer un gran donativo a vuestra sociedad a vuestros amigos, pero terriblemente mezquinos en cuanto a dar más propina; bien sabéis lo que yo entiendo por “mezquino”. Uno no es consciente de ello. Cuando uno llega a darse cuenta de ello, ¿qué ocurre? Nos esforzamos por ser generosos, tratamos de vencer, nuestra mezquindad, nos disciplinamos con el fin de ser generosos, etc. Pero, después de todo, el ejercitar la voluntad para ser algo sigue siendo parte de la mezquindad, dentro de un círculo mayor. Así, pues, si no hacernos ninguna de esas cosas y simplemente nos damos cuenta de lo que implica la mezquindad. sin aplicarle un término, veremos que ocurre una transformación radical. Consideremos la ira: si no le dais un nombre y simplemente la experimentáis, no a través de la “verbalización”, ya que la “verbalización” es un proceso que menoscaba la experiencia; si no le dais un nombre, entonces ella se agudiza, se torna muy violenta y actúa como una sacudida; y sólo entonces es posible ser libre. Tened a bien experimentar con esto. Primero, uno tiene que ser perturbado; y es obvio que a casi ninguno de nosotros le gusta ser perturbado. Creemos haber hallado una norma de vida -el Maestro, la creencia, lo que sea, y ahí nos establecemos. Es lo mismo que tener un buen puesto burocrático y en él vegetar por el resto de la vida. Con esa misma mentalidad abordamos diversas cualidades de las cuales queremos deshacernos. No vemos la importancia de ser perturbados, de estar interiormente inseguros, de no ser dependientes. Es sólo en la inseguridad, sin duda, que descubrís, que podéis ver, que comprendéis. Queremos tener, como el hombre de mucho dinero, una vida fácil. Pero él, por cierto, no será perturbado; él no quiere ser perturbado. Así, pues, la perturbación es esencial para el entendimiento, y cualquier intento de hallar seguridad es un obstáculo a la comprensión; y cuando queremos librarnos de algo que nos perturba, ello es por cierto un obstáculo. Mas si podemos experimentar un sentimiento directamente, sin nombrarlo, creo que es mucho lo que en ello encontraremos. Entonces ya no hay pugna con el sentimiento, porque el experimentador y lo experimentado son una misma cosa; y eso os esencial. Mientras el experimentador verbalice el sentimiento, la experiencia, él se separará de ella y actuará sobre ella; y tal acción es artificial, ilusoria. Pero si no hay “verbalización”, el experimentador y lo experimentado son una sola cosa. Esa integración es necesaria, y hay que enfrentarla radicalmente.
Espero que esto sea claro.


miércoles, octubre 23, 2013

LOS PENSAMIENTOS CURAN MAS QUE LOS MEDICAMENTOS



El científico Bruce Lipton  reclama una nueva medicina, la que tenga en cuenta la energía por su capacidad para curar. 
 Entrevista 

Usted asegura que la medicina convencional va por muy mal camino. ¿Tan peligrosos son los medicamentos que nos recetan?.
Nos dan medicamentos para la enfermedad, pero esto causa muchos problemas en el cuerpo. Porque esta medicina basada en la farmacología no entiende cómo está interrelacionada toda la bioquímica del organismo. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en mi cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino que afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los llamados “efectos secundarios”. Pero, en realidad, no son secundarios sino directos. No entienden que el efecto de las drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según las estadísticas en EEUU, ¡los fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Hay algo que no funciona en la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología, pero está matando a mucha más gente de la que ayuda.
¿Y qué ha descubierto sobre las células pero que no tiene en cuenta la medicina?

Yo ya trabajaba con ellas en los años 60. Fui un pionero porque en esa época había muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento que hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren.
Si un médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?” ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una comunidad.
¿Cuál es el entorno de la célula que hay que cuidar?

Dentro de mí hay 50 trillones de células y el entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué controla la sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química diferente según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma cosa. Por tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el entorno.
En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?

No es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo enfermar.La diferencia entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno directamente. Si metes un programa con errores en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.
¿Está diciendo que el efecto placebo –creer que algo nos sanará– es más curativo que un medicamento? Pero no hay casi investigaciones sobre eso.

Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de hacer energía sin tener que depender del petróleo? Pero seguimos dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que controlan la energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas. Venden fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la industria farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula? Si fuera así, las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar medicamentos, la industria que los produce no gana dinero. El dinero controla la ciencia.
Explíquenos cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente para la autocuración.

He hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo, cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células. Por eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas. La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. Cada día cientos de billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se interfiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no solo las del cáncer. La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el sistema inmunitario.

Explíquenos qué es la medicina cuántica o medicina de la energía.

Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario. De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. Las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer. Una vez que se apaga el sistema inmunitario, proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas. Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las células. La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también lo invisible. Si miras dentro del átomo, hay electrones, protones, neutrones. ¿Y qué hay dentro? Energía.La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la newtoniania. La medicina dice que quiere cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice que hay que cambiar la energía. Y esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde primero el campo energético que el físico.

Y eso enlaza con la física cuántica. Si todo es energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?.

La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos… pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad. La medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas. Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero está en otro lado.
Usted ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente, ¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de pensamiento?

Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo.
Pero no lo podemos controlar.

Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.
Es decir, los niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se ‘programa’ su subconsciente. ¡Qué gran responsabilidad para los padres!

La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.

¿Podemos reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra vida?.

Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la subconsciente también filtra esa informacion, pero no es así. La mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la consciente, pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: “Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico”, pero la subconsciente no se entera de nada. Entonces, piensas:“¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?”. Los pensamientos positivos, el conocimiento… solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes. Ayudan, pero no ves muchos resultados. Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente.

Con su investigación, ha aunado ciencia y creencia, un binomio que evita la mayoría de los científicos. ¿Usted cree en la eternidad?

Absolutamente, sí. No hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. Si cojo mis celulas y las traslado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las células hay como una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los receptores reciben las señales del entorno. Si corto esos receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera. Para explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen el programa televisivo de Bruce. Esos receptores recogen esa transmisión. Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Si ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. Esto explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí.

¿Eso le hizo creer que tenemos espíritu?
Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate? Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado? Todas esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser. Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.

Autora entrevista: Montse Cano

COMO LIMPIAR LOS PULMONES EN TRES DIAS


Muchas personas viven sus vidas con pulmones sanos y son siempre presa de problemas respiratorios, y otros fuman durante 45 años, y ahí andan todavía.

No traemos más misterios que un régimen de 3 días para darle a tus pulmones la limpieza que necesitan. Estos pasos te van a ayudar.

Elimina todos los productos lácteos dos días antes de comenzar la limpieza. Los lácteos pueden interferir con el proceso de desintoxicación, ya que se digieren lentamente por el cuerpo. El cuerpo debe deshacerse de las toxinas de los productos lácteos mucho antes de comenzar a limpiar los pulmones.

Bebe 1 taza de té de hierbas laxante antes de ir a la cama la noche antes del primer día de régimen. Esto libra al sistema de toxinas en los intestinos que pueden tender a comenzar un estreñimiento. Los pulmones no deben ser sobrecargados de trabajo con bloqueos en cualquier parte del cuerpo durante la limpieza.
Exprime 2 limones enteros en 300 mililitros de agua antes de desayunar. Esto te preparará para digerir alimentos alcalinizantes que ayudarán a los pulmones a regenerarse.

Bebe 300 mililitros de jugo de pomelo en la merienda. Si no te gusta el sabor del jugo, mézclalo con una botella de agua mineral o sustitúyelo con jugo de ananá. Estos jugos contienen antioxidantes naturales que promueven un sistema respiratorio saludable.

Bebe 300 mililitros de jugo de zanahoria puro entre el desayuno y el almuerzo. El jugo de zanahoria ayudará a alcalinizar la sangre durante los 3 días de limpieza.

Con el almuerzo tienes que beber 400 mililitros de un jugo rico en potasio. El potasio es un potente agente que actúa como un tónico de limpieza cuando se ingiere de forma líquida. Exprime zanahoria, apio, espinaca, perejil. Un verdadero asco que te cambia la vida.

Antes de acostarte bebe 400 mililitros de jugo de arándano. Ayuda a combatir las bacterias en los pulmones que pueden causar infecciones. Los arándanos son poderosos antioxidantes.

Cuidado del cuerpo y ejercicio

Un baño caliente de 20 minutos todos los días. Es importante permitir que el cuerpo pierda toxinas mediante la transpiración tanto como sea posible.

Una vez al día camina a paso ligero. Caminar promueve una respiración sana. Mientras caminas, concéntrate en respirar lenta y completamente. Mantiene el ritmo.

Coloca de 5 a 10 gotas de eucalipto en agua caliente. Luego te pones una toalla seca en la parte posterior de la cabeza e inhala el vapor hasta que el agua ya no esté caliente. Las propiedades del aceite y el vapor te ayudarán a aflojar la mucosidad.

Puede que haya muchas cosas que no te puedes permitir en este régimen para limpiar los pulmones. Si es tu caso, limítate al jugo de zanahoria, el jugo de arándano y caminar durante una semana. Son los tres pilares junto con:

Para expulsar flemas y ayudar a la limpieza alveolar.
1 vaso de jugo de naranja o mandarinas
2 rábanos redondos
5 ramas de berros pequeñas
2 cm2 de jengibre pelado
1 rama de apio
1 limón jugo

Este jugo es excelente y su sabor aceptable si requiere un efecto más fuerte puede agregar 1.2 dientes pequeños de ajo pero el sabor cambia drásticamente Lo indicado es tomarlo 1 vez al día durante 20 días como desintoxicación de los pulmones.